Literatura, rock y libertad disruptiva: José Agustín

Relato de un mágico y misterioso viaje FIL – Otoño del 92

Jesús D. Medina García

Publicó su primera novela “La Tumba” a los 16 años siendo apoyado por el Maestro Juan José Arreola (DEP) que supo con ese genial talento identificar el potencial de ese joven rebeldón y rocanrolero. Entre muchísimas distinciones recibió el premio Nacional de Ciencias y Artes, la medalla Bellas Artes y el cariño y admiración de varias generaciones de jóvenes insatisfechos con flores en el pelo que pensaban y sentían que todo lo que necesitabas era amor.

Podría seguir describiendo más cosas de su trayectoria, pero eso, si a alguien le interesara, lo podría consultar en la red. Ofrezco una especie de disculpa pues trataré de hacer un relato más personal y vivencial sobre mi blusera relación con José Agustín, incluyendo algo del lenguaje de la onda e intercalando párrafos de algunas de sus obras.

Resulta que, desde mis juventudes chilangas, cursando el Colegio de Ciencias y Humanidades de la UNAM, Plantel Azcapotzalco, junto con el Rubén ( Ruby Tuesday), El Ángel ( Sargento Búfalo), El Beto ( Huevoduro II), El Carlos , El Higinio, Martha ( La Comenueces), La China Fresa, Manuel ( El Pie), José ( El de los Terrenos de Arriba), Clo, Joaquín ( El Toficos), El Kiwi, Adriana ( La Dormida) y dos tres desadaptado (a)s más que la mera verdura que de ellos ya ni me acordeón, recibimos como loquitos al maese Agustín en uno de los alivianados martes culturales que Difusión  UNAM atinadamente organizaba. Algunos ya habíamos leído algo del maese Agustín o nos habíamos impactado con la película “El Apando”, desarrollada en el antiguo y terrorífico Palacio Negro como se le conoció a la cárcel de Lecumberri y que actualmente es la sede del Archivo General de la Nación. Qué grueso ¿no? O Qué cosas tiene la vida Mariana Mariana.

Pues ahí escuchamos de viva voz el buen patín que se traía el invitado, nos habló de Vietnam, del Comandante Fidel, del Che, del oficio de escribir, de María Sabina, de las Enseñanzas de Don Juan, de los jipitecas, del movimiento estudiantil, de la Familia Burrón, de Los Recuerdos del Porvenir, del rock y sus profundidades y en general de por dónde iba la onda y la necesidad de ponerse almeja.

En su obra Tragicomedia Mexicana 1, La vida en México de 1940 a 1970 (1990), describió a la generación de jóvenes escritores a los que él pertenecía y hablando de la publicación de La Tumba, su primera novela señala:

“presentó el fenómeno de los jóvenes vistos desde la juventud misma (casi todas las obras juveniles eran escritas por gente de edad, lo cual determinaba en gran medida el estilo y la concepción de la juventud misma). Este tipo de novela utilizaba un lenguaje que rescataba artísticamente las hablas de los muchachos, además de que venía cargada de una vitalidad, irreverencia y frescura que difícilmente se pueden dar cuando se es más adulto. A fin de cuentas, este fenómeno también era una manifestación cada vez más clara del papel protagónico que los jóvenes empezaban a tener en México”

Pasó el tiempo y las mentes suspicaces se volvieron mentes calculadoras, y fue hasta la edición 1992 de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, que nos reencontramos. En Guadalajara Fue. Yo trabajaba en comunicación social cuyo director era Luis Pettersen “El fish y nos correspondió la organización del Premio de Periodismo Cultural Fernando Benítez, (que también DEP). Mi chamba consistía en coordinar la recepción y logística de homenajeados y participantes del certamen, y ser el anfitrión-acompañante de alguno de ellos. Ya en una ocasión en este medio comenté la experiencia que tuvimos el arquitecto Sergio Zepeda y su servidor con el maestro José Luis Cuevas (… también DEP). En cuanto conocí la lista de invitados solicité ser el anfitrión de José Agustín, así fue como nos reencontramos y le platiqué la vez que cotorreamos en el CCH Azcapo y de cómo me había marcado esa experiencia. Cenando en el Hotel de Mendoza, me dijo: “a ver manito, pásame el itinerario de mañana” lo leyó y me dijo “ujule julita, pues nel, yo no quiero ir a esos lugares que traes, mejor vamos a dar un rol por Chapala… ¿se puede? Y sí se pudo off course (underground).

 La pasamos muy bien en la combi asignada por la gloriosa U de G, acompañados de Sergio Fong “El Tecla”, quien nos hizo un gran paraguas con su compañía y artilugios. Ja ja, cuando pasamos por él a su chamba y lo vio El Gurú Agustín. Espontáneo y veloz como era: dijo:

– chale manito…yo creí que los cholos ya no existían…mucho gusto brother bienvenido al rock and roll de la bella Guanatos Today. 

Al día siguiente nunca he sabido cómo, pero temprano me buscó el gran camarada, maestro de literatura y promotor cultural Luis Patiño (otro señor que DEP… ¡cielos!) para decirme que en la prepa 4 de la U de G, donde él trabajaba le habían preparado un homenaje al escritor y que le hiciera un paro para hacer un “ajuste” al programa y llevarlo a esa comunidad por lo menos una hora, sin que mis jefes se dieran color y mucho menos tinta. Se lo comenté en cortinas al maese y lo volvimos a hacer (underground again).

El recibimiento fue apoteótico, nos esperaba el profe Patiño, el Dire y cientos de entusiasmados leoncitos (a)s. La gran sorpresa fue que al entrar al salón donde se desarrollaría la charla en el pizarrón (verde y escrito con gis) estaba el siguiente texto:

El “Rock de la Cárcel”

Llegó a la prepa 4,

“Las Ciudades Desiertas”

Se animan con los

Muertos que salen de

“La Tumba”

Y a mi novia le digo

“Se está Haciendo Tarde”

Para ver a José Agustín

Lo anoté en el reverso de mi tarjetita de presentación, con la siguiente anotación: D.S.W (así firmó el alumno que la hizo), 1º Dic-92- 11:45. Prepa 4. Por ahí en primera fila andaba una Lolita.

En aquel verano del 92, caminando de madrugada por la Plaza Tapatía con el Gran Jefe Apache, recuerdo que le regalé una plaqueta de la editorial independiente Alimaña Drunk, que dirigíamos El Tecla y Yony Laboriel, con mi cuento urbano “El Blues del Chopo”. 

-Órale …me lo chuto en el hotel. ¡Gracias Chucho…!

 Seguimos rolando y entonces, frente el impresionante Hospicio Cabañas, Jumping Jack Flash me dijo: creo que el movimiento del 68 tuvo un mayor impacto cultural que político, me encanta la poesía tapatía sobre todo la de Ricardo Castillo, Raúl Bañuelos, lo experimental de Dante, y mira: el tiempo estuvo de mi lado (Time Is On my Side), Margo Glantz y sus arañas me quisieron encasillar solo como un escritor de la onda con una narrativa medio facilona, pero no carnal, la obra sigue vigente y la nave va. 

Fíjate que yo soy más astrólogo que astrónomo, le debo mucho a la semiótica, a las investigaciones académicas a los medios de comunicación masiva, al estudio de los mitos y monitos…

Ya nunca nos volvimos a ver en esta dimensión y la era de acuario ya había fenecido

Además de la tarjetita, que bauticé como un “rock and roll verbal”, conservo (Across the Universe) tres libros que están a mi lado y con dedicatorias; a pesar de tantos Jinetes en la Tormenta de mi existencia.

 En la novela publicada por la editorial Joaquín Mortíz. Serie del Volador (DEP…ya ni hablar del peluquín…Oye, ahora que esto escribo me percato de que puros muertos… hasta editoriales…no inventes más), Se está haciendo tarde (final en laguna), no recomendable para levantacejas, pero sí para Bad Boys tipo el gran jazzista catatónico Thilonius Munk, el superstar de la onda precisa escribió:

Jesús, estas aguas turbulentas

Y estas curvas religiosas

Y estas colinas de sol

Van con mucho cariño para

Para ti

José Agustín. 1992

En la Tragicomedia Mexicana 2

Escribió:

Jesús, me ha dado mucho gusto

Reencontrarte en Guadalajara,

Me gustó mucho tu Chopoblues,

Y espero leer pronto más cosas

Tuyas.

Con cariño de tu carnal

José Agustín 

1992

Omito el contenido de la tercera dedicatoria, no vaya a salir el Aqualong.

El 16 de enero (Leo con Acuario) su familia avisaba que, en su habitáculo cósmico de Cuautla, arribaba el ocaso para el habitante de la Casa del Sol Naciente, organicé un personalísimo ritual por la madrugada, Completamente solo ,en la azotea de mi casa de Autlán, donde ahora vivo,  hubo algo de meditación, observación de estrellas, busqué en YouTube unas ondas budistas, encendí una veladora dirigiendo su fuego a la luz interna del amigo y solo por no más de cuatro o cinco segundos quise llorar Cry babie Cry, pero no, niguas. Se fue bien. El Rey se acercó a su Templo en el momento preciso, rodeado de amor y paz.

Qué curioso, el cuento que leyó el magister Agustín se llama El Buen del Chopo, y él lo refiere como Chopoblues, sabemos que en esa época ni sus luces de la existencia del You Tube. Y qué creen: así se llama mi cuenta de You Tube.

Para terminar, la despedida: un abrazo, idea de hacer un corto sobre Guanatos o del Chopoblues… y la promesa de irlo a visitar a Cuautla, de seguir escribiendo, de…de varias dobles fantasías 

En esa despedida, mencionó un dicho que jamás olvidaré, aunque procuro no decirlo, pues chansón ya suene anacrónico como anacrónico me siento yo en la vorágine del Paseo Alcalde, y no es que ese paseo esté mal, simplemente ya soy de otra época, ahora que esto escribo recién me doy cuenta de la gente que he tratado y que se fue. ¡As tears go by!

– ¡Entonces te busco mi querido Piano Man! -le grité en la salota del atiborrado aeropuerto…con su sonrisota acapulqueña me reviró señalándome como si su dedo fuese un bastón de mando: ¡sobres …dijo la carta…! y se fue, como el fantasmal Guarda agujas de su mentor Juan José Arreola.

Comments

comments