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EL ARDUO DECÁLOGO QUE DEBE ACLARAR LA JUSTICIA FEDERAL.

Por: Pedro Vargas Avalos.

De moda se ha puesto el distanciamiento entre el poder judicial y los otros dos poderes constitucionales, específicamente el poder ejecutivo. Y es de suma importancia que se aclaren las interrogantes que el primer mandatario formuló el pasado 24 de octubre, así como que la Suprema Corte de Justicia se manifieste con precisión sobre el tema. A los mexicanos nos interesa sobremanera.

Es una verdad admitida por tirios y troyanos, que, en los asuntos administrativos del poder judicial (PJ), la rendición de cuentas y la transparencia no tienen papel importante. Los miembros del ramo de la justicia, viven como en un castillo aislado, por ende, aquello que atañe al pueblo, da la impresión que no les importa; olvidan que su papel es siempre actuar no solo apegados estrictamente al Derecho, sino conducirse ceñidos a la justicia, principio de mayor calado que lo simplemente legal. 

El tema de la aprobación del presupuesto de egresos, en lo que corresponde al ramo de la administración de justicia federal, y junto a ello la cuestión de los fideicomisos que no tienen fundamento en la ley (13 de 14 que se han creado indebidamente dentro del poder judicial) y que por tanto, se han suprimido por el Congreso de la Unión, han colmado esta desavenencia entre los poderes de la República.

Como los miembros de las oposiciones, aglutinados en el Frente Amplio por México (FAM) se han erigido en una especie de oportunistas defensores del poder judicial (abanderado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, SCJN) y sus privilegios, manifestándose de esa manera y hasta marchando codo con codo, como se vio en días pasados cuando protestaron algunos grupos de trabajadores del PJ, -solo porción de ellos, pues de mas de 55 mil sindicalizados, apenas desfilaron aproximadamente la quinta parte- se invitó a la presidenta de la SCJN para asistir al Senado y allí explicar sus razones para no estar de acuerdo con las pretensiones de los legisladores sobre rasurar su propuesta de gastos, así como suprimir los aludidos 13 fideicomisos, que son bolsas millonarias convertidas en “guardaditos” del PJ. Sin embargo, al advertir la ministra presidenta (Norma Lucía Piña Hernández) que los integrantes de MORENA y aliados, no estaban de acuerdo en esa visita, desistió ante la “falta de condiciones para llevar a cabo el dialogo”.

Al respecto le preguntó un periodista, al primer mandatario Andrés Manuel López Obrador (AMLO), sobre ese tema y este le contestó: no hace falta que vaya al Senado a exponerse a que le falten el respeto, eso lo pueden hacer los ministros en una rueda de prensa. Allí, ustedes la harían las preguntas   respetuosamente, con absoluta libertad, y así se le informaría al pueblo. (Mañanera del 24 de octubre). De otra manera lo que habría, en la Cámara Alta, sería puro espectáculo, permitiendo que según el partido que se tome, se dijera: ‘Ningunearon a la presidenta del tribunal’ o ‘los calló, les tapó la boca a los senadores’. 

Acto seguido, AMLO precisó los diez principales asuntos que deberían aclarar los señores ministros de la SCJN: ¿Por qué ganan 700 mil pesos? Sobre ello, ya sabemos que la Constitución de la República, es muy puntual, al prohibir en su artículo 127, que los servidores públicos de cualesquier ámbito -federal, estatal o municipal- tengan remuneración mayor que el del Presidente del país. Y evidentemente, esa cantidad de los ministros, es cuatro veces mayor.

También deben explicar: ¿Por qué nunca se castiga a jueces, magistrados ni a ministros por corrupción? En ese renglón, es una aguja en un pajar encontrar algún dato sobre sanciones a jueces y magistrados, no digamos ministros o miembros del Consejo de la Judicatura.

Otro cuestionamiento pendiente es: ¿Por qué se contrató para el manejo de la oficina de la presidencia de la Suprema Corte de Justicia a un hombre de absoluta confianza de García Luna? Sobre ello, se informó por la prensa nacional que Ricardo Márquez Blas, excolaborador del secretario de Seguridad Pública de Felipe Calderón, sería el encargado de logística y seguridad de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. (Público, agosto 26). También se contrató a la que fuera subalterna de Genaro García Luna, Sonia Vargas Terrero, a efecto de dirigir lo relativo a Recursos Materiales y servicios generales.

¿Por qué dejan en libertad a delincuentes con argucias legaloides? Es otra incógnita planteada, y ya sabemos que han sido varios los presuntos criminales que han obtenido su libertad, aduciendo siempre que la consignación del ministerio público es incompleta.

Muy difícil es responder a la cuestión que dijo AMLO: “¿Qué han resuelto en favor de la mayoría del pueblo de México? Enlisten 10 acciones que hayan hecho en beneficio del pueblo los últimos 30 años.”  Al revés, todo mundo sabe que, asuntos favorables a grandes empresarios o transnacionales, son muchos.

Un ejemplo de cómo el PJ, estaba supeditado al poder ejecutivo en tiempos del priismo y de los panistas, es el por qué no permitieron que se consultara al pueblo cuando se privatizó el petróleo.

¿Por qué no se concedieron amparos cuando se privatizaron las pensiones de los trabajadores? Sobre todo, en tratándose del magisterio, que no es amparado ni aplicando el principio de que no hay leyes retroactivas, cuando de jubilarse se trata.

Un doloroso tema fue el desastre ocurrido el 5 de junio de 2009 en Hermosillo, Sonora, en el cual murieron 49 niños y hubo 106 heridos: ¿Por qué no aceptaron castigar a los responsables del incendio de la guardería ABC? Recordemos que en ese expediente, está enredada la parentela de la esposa de Felipe Calderón, y a los que se castigó fueron simples chivos expiatorios.

El mandatario federal, les espetó su caso personal: ¿Por qué aceptaron, promovieron y apoyaron el desafuero de él -actual presidente de la República- cuando era jefe de Gobierno? Eso fue una verdadera vergüenza y un colosal abuso del poder, entonces ejercido por el panista Vicente Fox, un indiscutible “cabeza hueca”, como le bautizó Fernández Noroña.

Asimismo, AMLO dejó la tarea de que la SCJN explique: ¿Por qué en vez de castigar a los delincuentes de cuello blanco, los dejan en libertad y les devuelven los bienes robados, ¿cómo fue el caso de Raúl Salinas y otros? Y aquí le paramos, porque efectivamente, existen muchísimos otros hechos que ameritan, más que explicación, que se combaten hasta erradicar, tal como las corruptelas y el nepotismo, que, en los entretelones de la justicia, es algo arraigado, siempre señalado y nunca abatido.

No cabe duda, los planteamientos anteriores, son un catálogo de cuestiones que el Poder Judicial y particularmente la Suprema Corte, si como presumen sus integrantes, son probos y sirven tanto al pueblo como a la república, deberían por salud pública, prontamente esclarecer.

LA PUGNA POR EL PODER JUDICIAL

Por: Juan M. Negrete

A Felipe Cobián Rosales, nuestro director, 

Premio nacional de periodismo 2922, por su trayectoria.

Se dicen demasiados embelecos a la hora de disertar en los concursos políticos. Lo vemos aquí y fuera de casa. Por ejemplo, el señor Biden, quien trabaja de presidente gringo, comparó al grupo palestino Hamas con Rusia. Dijo que ambas instancias son agresoras, son enemigas de la democracia.

Si ponemos atención a estas borucas, tomando en serio lo mostrado arriba, tendríamos que aceptar que tanto Ucrania como Israel son regímenes políticos impolutos, lo que se encierra con el calificativo de democrático. Pero si confrontamos su contenido con los hechos fácticos, se sabe que el régimen actual de Ucrania proviene de un golpe de estado asestado el 2014 al anterior que era prorruso. Del poder en Israel, casi mejor ni abrir la boca. ¿Netanyahu encabeza el liderazgo de una democracia? ¡Por favor, seamos serios!

Pero quedémonos en casa. Esta semana llegó finalmente al congreso de la unión la discusión en torno al presupuesto del año que viene. Es una atribución, según está establecido en nuestras normas constitucionales, propia del poder legislativo. De ahí tiene que salir el dictamen de los dineros que operará el año próximo. No se trata de reformas a la constitución o de otros pasos legales complicados. Basta con la aprobación mayoritaria para darle curso y todos contentos. Aunque no tanto. Veamos.

Lo más álgido de la disputa por el presupuesto a aprobar, según se ve, vino a ser lo referente a los dineros del poder judicial. La suprema corta elevó en su petición una suma que, vista con los ojos de los simples mortales que somos todos los paisanos de a pie, es una exageración. La suma de 85 mil millones de pesos nos resulta estratosférica, pues no se atiene a los patrones comunes que manejamos todos los días, así se nos anden quemando las habas. Ochenta y cinco mil millones nos quedan simplemente más allá del arcoíris. Pero, bueno, así son tales andanzas.

Dentro de la expectativa del tesoro de Alí Babá, con tales cifras se garantizaría el funcionamiento de catorce fideicomisos operativos para la tal suprema corta. Mas en el contenido de la iniciativa, que discutirían los señores legisladores, se propuso darle palo a trece de estos catorce fideicomisos. Es decir, eliminarlos a todos menos a uno. Y se dijo también que esta eliminación implicaba el ahorro de quince mil millones de pesos. Por supuesto que los señores ministros y magistrados de la corta pusieron el grito en el cielo.

El pleito abrió de capa a las dos partes involucradas. Los señores togados, que siempre andan con sus capas a todo lo que dan, montaron en cólera reclamando que su independencia y autonomía estaban siendo laceradas. Y así es como nos hemos venido enterando todos los de a pie que estos angelitos justicieros se llevan al bolsillo, por su impoluto trabajo desde luego, cantidades que superan hasta el medio millón de pesos mensuales.

Los defensores de la iniciativa nos hicieron saber que la eliminación de los tales fideicomisos no afectaría los derechos laborales de la gran mayoría de empleados del poder judicial. Según se filtran cifras, estos trabajadores componen un universo como de 55 mil personas. Se les hizo saber ya de muchos modos que la medida no les afectaría en sus percepciones laborales, ni tampoco en sus prestaciones. Que el mazazo está dirigido a eliminar las prebendas y canonjías de los señores togados nada más. Y como es escándalo que clama al cielo, pues habría que ponerle ya un freno.

Para que la medida prospere, igual que también para ser desechada, tenía que dar tres pasos clave. El primero era que la mayoría simple de los diputados la aprobara. Este paso ya fue dado. Pasó entonces la primera prueba. El segundo paso viene a ser su aprobación por los señores senadores. En esta instancia quiso el grupo opositor, definido como defensor de los togados, meterlo al laberinto de la discusión en comisiones, donde suelen entramparse los procesos. Tampoco pudieron. La mayoría morena les ganó la partida y ya va en línea recta a su discusión en el pleno, donde se vislumbra que se aprobará la tal iniciativa.

El tercer paso viene a ser la mera confirmación de los dos anteriores. Volverá al congreso para la ratificación de los disputados. Depende de cómo la aprueben los senadores. Si le meten mano y le hacen algunos cambios, estas modificaciones se tienen que integrar a la iniciativa y luego ya darle el curso legal correspondiente. Y si no le modifican nada, pues se las devuelven para su ratificación y se acabó el corrido. Tras estos pasos, se publica en el diario oficial de la federación y entra en vigor. Pues así andan las cosas.

Lo extraño de todo este enredo es que los señores togados, que van a ser los afectados si es que se les voltea el chirrión por el palito, no han salido a la calle a que les dé el sol tan siquiera. Porque hay manifestaciones callejeras que se proclaman opuestas a la desaparición de los tales dineros. Los que andan en la calle son sus trabajadores, sus empleados, a los que no les va a afectar. O sea que otra vez estamos parados ante comedias de equívocos, como siempre que ventilamos asuntos políticos, en los que ningunas partes fueron buenas. Ya veremos cómo se desenreda toda esta boruca.

FORCEJEO ENTRE PODERES, FONDO POLÍTICO ELECTORAL

Por: Pedro Vargas Avalos

Con motivo de las reformas impulsadas por la actual administración federal, autotitulada Cuarta Transformación (Cuatro T, 4T), han surgido cuestiones muy singulares que involucran, en un forcejeo, a los tres poderes constitucionales, a los partidos políticos y a los factores cruciales que operan en la República. Hoy por hoy, el punto álgido es la aprobación del Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF), cuya autorización es facultad exclusiva de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión; junto a ese tema, se enlaza la supresión de varios fideicomisos del poder judicial. En esencia, la pugna conlleva bizarra contienda político-electoral, cuya real definición ocurrirá en los comicios generales del año venidero.

Ya sabemos que el líder de la 4T es el primer mandatario nacional, Andrés Manuel López Obrador, (Amlo) y se prevé que su obra se proseguirá por la virtual candidata presidencial del partido -Morena- fundado por el susodicho mandatario, Claudia Sheinbaum Pardo: esto en el supuesto de que, de acuerdo a todas las encuestas creíbles, tras la coyuntura del 2 de junio de 2024, ella será la sucesora de aquél, es decir de Amlo. En consecuencia, los principios vigentes, que han sido bandera del actual gobierno federal, se supone continuarán dominantes el próximo sexenio, siendo principalmente los siguientes: a) Por el bien de todos, primero los pobres; b) la austeridad republicana; c) separar al poder económico del poder político; d) Combatir la corrupción y erradicar la impunidad; e) Alcanzar la autonomía de México en el orden energético, alimentario y actividades prioritarias para la nación y f) Completa vigencia del estado de derecho. Todos los puntos anteriores, ejecutados sin titubeos o zigzags, enmarcados por los paradigmas de no robar, no mentir y no traicionar.

Por su lado, las oposiciones a la 4T, -encarnadas por el Frente Amplio de México (FAM) conformado por PAN, PRI y restos del PRD, más Claudio X. González jr., y sus corifeos de la derecha -algunos que se dicen representan a la sociedad civil-, sumados a ONG’S de puro membrete, todos los cuales sostienen airados: que nacionalmente todo está por los suelos, (economía, seguridad, estructuras, etc.) que no se cumple con la ley, que los ideales de AMLO son falacias, que el tabasqueño está convertido en dictador, implacable destructor de instituciones, persecutor tenaz de sus adversarios y drástico represor de la libre expresión que como meta convertirá a México en una Venezuela chavista, que para sus fanáticos, es ser comunista.

En los actuales momentos del país, las dos fuerzas representativas del panorama político antedicho (la 4T y las oposiciones) están desatadas, realizando denodados esfuerzos para ganar la batalla -que se librará en las urnas- por adquirir el poder político, a partir del cargo público más alto, de elección popular, que es la presidencia de la república.  A la par se lucha por obtener las mayorías de las cámaras del Congreso de la Unión (senadores y diputados) indispensables para lograr reformas a las leyes y particularmente a la Carta Máxima, que requiere votaciones calificadas, a diferencia de las modificaciones legales -también muy necesarias- que se alcanzan con mayorías simples. Complementariamente, en ese enfrentamiento electoral, estarán en juego nueve gubernaturas, la mayoría de legislaturas estatales y ayuntamientos: en total, se votarán 20, 286 posiciones de elección popular. Es pues, con mucho, la mayor jornada comicial en la historia de nuestra patria, con casi dos mil puestos más que en 2018. Y en cuanto a ciudadanos, ahora se convocará a alrededor de 98 millones, nueve más que hace cinco años.

Así las cosas, presenciamos a diario un constante forcejeo entre los dos bandos, con la particularidad de que las oposiciones coinciden en muchas facetas con el poder judicial federal, en tanto que el ejecutivo recibe el apoyo invariable de la mayoría de componentes del poder legislativo. El resultado lógico, es esa cada vez más profunda discordancia entre ambas partes. Ya antes se había observado tal contienda cuando se trataron -entre otras materias- temas como la energía eléctrica y el renglón electoral: la 4T fracasó en su propósito de reformar a la Constitución, por no poseer mayoría calificada en las Cámaras, mientras que pudo imponer innovaciones en la legislación ordinaria, aunque eso sí, casi todas combatidas en tribunales por las oposiciones, las cuales, coincidentes en posturas con muchos miembros del poder judicial, pudieron neutralizar ciertas disposiciones.

En razón de lo anterior, el guía de la 4T y su movimiento partidista (englobado en la alianza “juntos haremos historia”) se trazó como meta, emerger en las elecciones de 2024 con la suficiente mayoría de diputados y senadores, para llevar a cabo las enmiendas constitucionales que se le han negado. Ese proyecto es denominado “Plan C”, para distinguirlo del inicial “plan A”, que pretendió modificar preceptos de la ley suprema, y se frustró, así como diferente al “plan B”, que consistió en rehacer varias normas que coinciden en materia electoral y de instituciones encargadas de tal materia (como el INE o el Tribunal Electoral Federal) incluidos básicos aspectos que atañen a los partidos políticos. Este segundo plan, también se vio frenado, a iniciativa de los opositores, por fallos de los tribunales de la Federación, abanderados por la Suprema Corte de Justicia (SCJN). Esta narrativa generó una especie de refriega entre poderes, misma que a la fecha se ha acentuado.

Ese recrudecimiento se presenta con motivo de la discusión y aprobación del PEF, que implica un recorte a lo solicitado por el órgano jurisdiccional, así como el empeño de la 4T, por suprimir varios fideicomisos (13 de 14) que se han creado en el ámbito del poder judicial.

Para las oposiciones, esas decisiones del legislativo (los diputados federales) obedecen a un afán de venganza, por los reveses que ha sufrido la 4T en las contiendas judiciales que ha sostenido, y en las cuales regularmente recibió “palo”, como se dice en el argot de los abogados y los litigios, para denotar que ese actor procesal, perdió un juicio.

En síntesis, es un hecho irrefutable, que los ministros, magistrados y jueces del poder judicial federal (PJF) y muchos de organismos descentralizados, así como de los Estados y municipios, perciben elevados ingresos, retribuciones que superan con mucho a lo que gana el Presidente dela República, y que mandata la Constitución de la República, prescripción que debe ser el tope de los salarios que se otorgue a cualesquier servidor público, ya federal, estatal ó municipal, incluyendo a organismos que funcionen con recursos del erario. Los más relevantes en tal ramo, son los altos integrantes del PJF, siendo de plano extremosos por lo elevado de sus remuneraciones, los ministros y magistrados. Al decir de los estudiosos y periodistas que se han ocupado de esa temática, los alcances en dinero, para esos miembros del PJF, van de 300 mil a 700 mil pesos… ¡mensuales! La cifra, para un país como México, definitivamente es descomunal, e injusta; pero todavía se agudiza esa desigualdad, cuando la comparamos con el salario mínimo (poco más de $207 pesos diarios, de un obrero mexicano, excepto la zona fronteriza del norte que es mayor). Asimismo es inequitativo ese sueldo, si advertimos que el ingreso medio de los afiliados al Seguro Social, no pasa de 16 mil pesos mensuales, que siendo una cantidad superior al del asalariado común -el del mínimo- es infinitamente inferior al de los ministros y magistrados del PJF y  la SCJN.

Ahora bien, los apoyos y prestaciones privilegiadas de que gozan esos integrantes del PJF, son verdaderamente fuera de serie: sueldo neto, $206,948.00 pesos; aguinaldo y prima vacacional, $445,309.00 pesos; pago anual por riesgo, $416,754.00 pesos. Y seguimos enumerando, pues viene el seguro de vida institucional por 40 meses de sueldo; el estímulo quinquenal y luego, seguro de gastos médicos mayores por más de un millón 50 mil pesos; pago por defunción, ayuda de gastos funerarios, y más etcéteras, como el fondo para comer en restaurantes de lujo, para vehículos blindados tipo VAN considerando apoyo para el estacionamiento; otros rubros, son para computación, IPAD y celulares, gasolinas, ayuda de mantenimiento de casa, apoyo de casi 5 millones y medio anual para contratar personal de soporte, y hasta auxilios de ahorro para marcha al dejar el empleo.

A lo anterior, no le agregamos que la SCJN y el PJF, tienen recursos para jardinería, deportes, talleres de yoga, de baile, etc. Como ejemplo del despilfarro, es que cuando viajan, si quieren, pueden llevar casi un séquito, pero si quien imparte una conferencia sin pertenecer al PJF, no tiene recursos ni para un ayudante, ni más respaldo que un modesto traslado y alimentos básicos, olvidando desde luego (por lo general) que se le otorguen honorarios, ya que aducen en la SCJN que tienen restringidas sus erogaciones.

Ahora pues, el forcejeo entre poderes está en crecimiento cada día. La presidenta de la SCJN, (Norma Piña Hernández) a unos días de estar callada, afirmó en petit comité (gravada sin querer y eso hecho público) que su discreto “silencio no implica inacción”, eso con motivo de la posible desaparición de fideicomisos del Poder Judicial. En cambio, el primer mandatario, sobre los excesos de los ministros y magistrados, que estos señalan son correctos, manifestó: “Los ministros y ministras de la Suprema Corte de Justicia de la Nación ganan 43 veces más que el salario promedio de los trabajadores inscritos al Instituto Mexicano del Seguro Social”, por lo que cuestionó: “¿qué es eso? ¿Eso es lo que están defendiendo? Es una vergüenza”, es decir, para Amlo, eso es una forma de corrupción. Y debido a que los trabajadores del PJF se han pronunciado contra la supresión de esos fideicomisos, casi parealizando la justicia que allí se imparte, el mandatario federal les dijo que mediten ese movimiento, pues defienden prebendas; luego declaró que le gustaría que los mismos ministros y magistrados, marcharan y se declararan abiertamente.

Es inconcuso, que la Cámara de diputados, tiene como exclusiva facultad aprobar el PEF, así lo establece sin tapujos la Constitución. ¿por qué tanta gritería de la oposición y ahora hasta de los trabajadores del PJF? Asimismo, es cierto que el PJF o la Suprema Corte, no tienen por qué crear fideicomisos (salvo uno, para fortalecer la administración de justicia,  que autoriza la ley), puesto que lo anualmente autorizado en el presupuesto, es para ejercerse, y si por algo hay un sub ejercicio, debe devolverse esos recursos a la tesorería de la Federación. Eso se previene legalmente, y la Corte no tiene más acción que cumplir las normas; sin embargo, resulta que hace  “guardaditos” y al margen de su deber, constituye fideicomisos, que por cierto tienen acumulados más de quince mil millones de pesos a la fecha.

La conclusión, es que cada poder e institución involucrada en este forcejeo, lo que han de hacer para no defraudar al pueblo mexicano, es ceñirse estrictamente las leyes, respetar el ámbito de competencia de cada uno y, de forma invariable, dejar de andar riñendo entre sí;  en cambio, deben esmerarse en cumplir sus obligaciones, teniendo como mira, la mejoría de la población, el fortalecimiento de la república y la impartición pronta, gratuita e imparcial, de la justicia en todos sus órdenes, conmutativa, económica y social. 

Finalmente, hemos de apuntar que sobre este forcejeo con trasfondo político-electoral, la ciudadanía tendrá la última palabra el 2 de junio de 2024, y dependiendo lo que dictamine con su voto, los mexicanos, como verdaderos demócratas, habremos de acatar lo que su voluntad defina. Tengamos presente que el pueblo es como la ley: Al margen, nada; por encima, nadie, lo cual se complementa con la frase juarista de que, “Nada por la fuerza, todo por la razón y por el derecho”.

LA PUGNA POR EL PODER JUDICIAL

POR: JUAN M. NEGRETE

Se dicen demasiados embelecos a la hora de disertar en los concursos políticos. Lo vemos aquí y fuera de casa. Por ejemplo, el señor Biden, quien trabaja de presidente gringo, comparó al grupo palestino Hamas con Rusia. Dijo que ambas instancias son agresoras, son enemigas de la democracia.

Si ponemos atención a estas borucas, tomando en serio lo mostrado arriba, tendríamos que aceptar que tanto Ucrania como Israel son regímenes políticos impolutos, lo que se encierra con el calificativo de democrático. Pero si confrontamos su contenido con los hechos fácticos, se sabe que el régimen actual de Ucrania proviene de un golpe de estado asestado el 2014 al anterior que era prorruso. Del poder en Israel, casi mejor ni abrir la boca. ¿Netanyahu encabeza el liderazgo de una democracia? ¡Por favor, seamos serios!

Pero quedémonos en casa. Esta semana llegó finalmente al congreso de la unión la discusión en torno al presupuesto del año que viene. Es una atribución, según está establecido en nuestras normas constitucionales, propia del poder legislativo. De ahí tiene que salir el dictamen de los dineros que operará el año próximo. No se trata de reformas a la constitución o de otros pasos legales complicados. Basta con la aprobación mayoritaria para darle curso y todos contentos. Aunque no tanto. Veamos.

Lo más álgido de la disputa por el presupuesto a aprobar, según se ve, vino a ser lo referente a los dineros del poder judicial. La suprema corta elevó en su petición una suma que, vista con los ojos de los simples mortales que somos todos los paisanos de a pie, es una exageración. La suma de 85 mil millones de pesos nos resulta estratosférica, pues no se atiene a los patrones comunes que manejamos todos los días, así se nos anden quemando las habas. Ochenta y cinco mil millones nos quedan simplemente más allá del arcoíris. Pero, bueno, así son tales andanzas.

Dentro de la expectativa del tesoro de Alí Babá, con tales cifras se garantizaría el funcionamiento de catorce fideicomisos operativos para la tal suprema corta. Mas en el contenido de la iniciativa, que discutirían los señores legisladores, se propuso darle palo a trece de estos catorce fideicomisos. Es decir, eliminarlos a todos menos a uno. Y se dijo también que esta eliminación implicaba el ahorro de quince mil millones de pesos. Por supuesto que los señores ministros y magistrados de la corta pusieron el grito en el cielo.

El pleito abrió de capa a las dos partes involucradas. Los señores togados, que siempre andan con sus capas a todo lo que dan, montaron en cólera reclamando que su independencia y autonomía estaban siendo laceradas. Y así es como nos hemos venido enterando todos los de a pie que estos angelitos justicieros se llevan al bolsillo, por su impoluto trabajo desde luego, cantidades que superan hasta el medio millón de pesos mensuales.

Los defensores de la iniciativa nos hicieron saber que la eliminación de los tales fideicomisos no afectaría los derechos laborales de la gran mayoría de empleados del poder judicial. Según se filtran cifras, estos trabajadores componen un universo como de 55 mil personas. Se les hizo saber ya de muchos modos que la medida no les afectaría en sus percepciones laborales, ni tampoco en sus prestaciones. Que el mazazo está dirigido a eliminar las prebendas y canonjías de los señores togados nada más. Y como es escándalo que clama al cielo, pues habría que ponerle ya un freno.

Para que la medida prospere, igual que también para ser desechada, tenía que dar tres pasos clave. El primero era que la mayoría simple de los diputados la aprobara. Este paso ya fue dado. Pasó entonces la primera prueba. El segundo paso viene a ser su aprobación por los señores senadores. En esta instancia quiso el grupo opositor, definido como defensor de los togados, meterlo al laberinto de la discusión en comisiones, donde suelen entramparse los procesos. Tampoco pudieron. La mayoría morena les ganó la partida y ya va en línea recta a su discusión en el pleno, donde se vislumbra que se aprobará la tal iniciativa.

El tercer paso viene a ser la mera confirmación de los dos anteriores. Volverá al congreso para la ratificación de los disputados. Depende de cómo la aprueben los senadores. Si le meten mano y le hacen algunos cambios, estas modificaciones se tienen que integrar a la iniciativa y luego ya darle el curso legal correspondiente. Y si no le modifican nada, pues se las devuelven para su ratificación y se acabó el corrido. Tras estos pasos, se publica en el diario oficial de la federación y entra en vigor. Pues así andan las cosas.

Lo extraño de todo este enredo es que los señores togados, que van a ser los afectados si es que se les voltea el chirrión por el palito, no han salido a la calle a que les dé el sol tan siquiera. Porque hay manifestaciones callejeras que se proclaman opuestas a la desaparición de los tales dineros. Los que andan en la calle son sus trabajadores, sus empleados, a los que no les va a afectar. O sea que otra vez estamos parados ante comedias de equívocos, como siempre que ventilamos asuntos políticos, en los que ningunas partes fueron buenas. Ya veremos cómo se desenreda toda esta boruca.