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Ahorrarán plantas de tratamiento con implementación de nuevas tecnologías

– Presentan ante diputados locales SEGIA y Semadet plan sustentable para plantas de tratamiento

La implementación de nuevas tecnologías en las plantas de tratamiento es la estrategia que se busca poner en marcha para crear una economía circular para la sustentabilidad de estas, ya que además de trabajar con energías limpias, también generará recursos propios para su operación y mantenimiento a fin de evitar el deterioro y abandono del que anteriormente eran susceptibles por los elevados costos que los municipios no podían solventar para su mantenimiento.

Durante la exposición de motivos ante diputados locales para la aprobación de un crédito por 800 millones de pesos para la construcción de nueve plantas de tratamiento y modernización y ampliación de ocho más, el Secretario de Gestión Integral del Agua, Jorge Gastón González Alcérreca, explicó que se implementará un modelo en el que se aprovechen todos los recursos derivados del tratamiento del agua.

“Buscamos pasar de plantas de tratamiento de aguas residuales a instalaciones de recuperación de recursos con sistemas terciarios, es decir aprovechar el agua ya tratada para el uso industrial o agrícola, incluso para que vuelva a ser de consumo humano”, explicó González Alcérreca. 

Sergio Graf Montero, Secretario de Medio Ambiente y Desarrollo Territorial (Semadet)

Por su parte, Sergio Graf Montero, Secretario de Medio Ambiente y Desarrollo Territorial (Semadet), explicó que la problemática se debe combatir desde varios frentes, y desde una perspectiva de cambio climático, teniendo como eje central la gestión integral del agua.

“Se está tratando de abordar la problemática de una manera integral desde una perspectiva de cuenca, en donde además, todo el ordenamiento ecológico del territorio lo vamos a articular con el ordenamiento territorial y urbano, y vamos a priorizar las inversiones en la cuenca del Río Zula, la cuenca del río Calderón y la cuenca del Río Verde, bajo un enfoque centrado en la gestión integral del agua”, detalló el titular de la Semadet.

En tanto, la titular de la Coordinación General Estratégica de Gestión Integral del Territorio, Patricia Martínez Barba expuso que en los cálculos presupuestales de los 800 millones de pesos se proyecta la implementación de paneles solares en algunas para que la plantas de tratamiento sean sostenibles, además de que se garantizará por un año la operación y mantenimiento de las instalaciones. 

“El tema no es construirla si no cómo mantenerla, por eso contemplamos que las plantas tengan paneles solares para que auto generen la energía, con esto ya estamos generando parte de este mecanismo de sustentabilidad de las plantas, pero también habrá otras que crearán energías alternativas como la generación de gas”, expresó Martínez Barba. 

Con este cambio de modelo de plantas de tratamiento de aguas residuales tradicionales a plantas de tratamiento de recuperación de recursos del agua, se generarán energías limpias, nutrientes que podrán aprovecharse como fertilizantes a partir de los lodos activados y agua limpia apta para el uso humano.

REPORTANDO POSTE A PUNTO DE CAER, POR LA AVENIDA URBANO ROSALES.

CUIDADO PELIGRO
MÁS UNIVERSIDAD, MENOS DIVERSIDAD

Rodolfo Gonzáles Figueroa

LO QUE MIRO DESDE EL SURCO

Parte I

Menciona Laura Collin, en su libro Economía Solidaria: Local y Diversa, que “cuando la ONU se decidió a preguntarle a la gente, descubrió que eran más felices los supuestos pobres, que quienes presentaban altos índices de desarrollo”. Pues los primeros, si bien no satisfacen las deducidas necesidades básicas como vivienda, educación básica, ingreso mínimo, si satisfacen otras necesidades no consideradas como básicas en los índices de medición oficial como el amor, la comunicación, relaciones sociales, afectó, tiempo libre, creatividad, necesidades emocionales y de trascendencia. Aspectos que nuestros pueblos todavía conservan.

Históricamente, las sociedades modernas han sido inducidas al trajín descarrilado de la economía de mercado. Tal tendencia, induce a las personas a satisfacer cada vez más necesidades inventadas por la economía especulativa y descuidar las necesidades más humanas, más profundas, más trascendentes como el cariño, la compañía, la relajación, la libertad de desenvolver al ser innato que todas y todos llevamos dentro. En cambio, se nos propone un modo único de formar al ser, a la persona, al individuo. Volverlo profesional. “Para que abone al progreso”, “para que crezca”, “para que mejore”, para que “compita dentro de estándares internacionales de calidad”, para que “complejice la realidad” y razone en términos científicos y académicos la relaciones habituales tanto sociales, culturales, agrícolas, pecuarias, de salud, nutrición, etc. que todo el tiempo han existido de manera sencilla y habitual en la Región.

Así, se pierde el sentido común y se difuminan las necesidades humanas innatas cómo simplemente ser feliz, recrear la vida dentro del territorio, del tiempo y el espacio que nos ha tocado vivir. La economía de mercado que todo monetaria y mercantiliza, por diversos medios nos convence de que debemos mirar hacia fuera, comprar y consumir para satisfacer las necesidades que, local e interiormente, no podemos satisfacer. En ese sentido casi nos obliga a consumir educación, conocimiento, formación dentro de sus espacios diseñados para el adiestramiento neoliberal, humanoide, ególatra, antropocéntrico. Esos espacios, son las universidades, los alumnos los clientes y los grados el producto a consumir. Entre más grados consumas mejor puesto te otorga el mercado o la empresa y cada vez más alejado y distante de las necesidades humanas profundas.

Nos hacen confundir la necesidad de empleo con la necesidad de conocimiento. Nos engañan imponiéndonos un modelo perverso que niega el conocimiento, el saber, la sabiduría de nuestros pueblos y, en cambio, nos ofertan y nos promueven hasta el fastidio la nueva carrera, el nuevo campus, la nueva rectora. Las universidades y sus investigadores, secuestran el conocimiento y los saberes de los pueblos, los privatizan y luego nos hacen pagar para acceder a ellos, siempre y cuando salgas de tu territorio. 

A propósito,  8 mil profesionales a arrojado el Centro Universitario de la Costa Sur en sus mas de 20 años de existencia en las Regiones Sierra de Amula y Costa Sur, según mencionó una vez su rectora. ¿Cuánto de ese conocimiento que los profesionales adquirimos allí a regresado a los pueblos, al indígena, a la campesina, al abuelo, a la abuela? ¿Por qué en la región se presentan cada vez más casos de contaminación, tala, agricultura de monocultivo contaminante, más enfermedades, violencia, saqueo, inseguridad, violencia y el auge descontrolado de alcoholismo, drogadicción, consumo de música y comida chatarra? 

¿No es ese modelo, un modelo de educación-formación para el desarraigo? ¿Cuántos millones de pesos se gastan para crear nuevos espacios de formación y cuántos saberes y sabidurías se pierden en los pueblos de la región para que el hijo del campesino sea un Contador?

El CUCSUR de la UdG tiene ya más de diez carreras, más de diez edificios, 3500 alumnos de los cuáles dos tercios son de pueblos, comunidades pequeñas, campesinas, pecuarias que en ese proceso de profesionalización se están alejando de la posibilidad de aprender y reproducir las actividades cotidianas de sus padres y madres en el campo. Se graduarán para acomodarse en un puesto como asalariados, para llevar dinero al hogar, a la familia, a la madre y que “ya se modernice”, que deje de tortear, que el padre deje de sembrar, que rente la tierra, que compre en Soriana, que se cure en el Seguro Social, que se compre un celular y por fin tenga cable su televisión mientras el cerro deja de ser propiedad ejidal, los minerales son extraídos de manera ilegal, los bosques se privatizan, las semillas se pierden y el título del profesional cuelga meciéndose con el viento que trae el recuerdo al abuelo inválido la felicidad de aquellos tiempos, en que lo primordial era la felicidad, la riqueza de tener a toda la familia junta en el rancho, pastar las chivas, ir por el maíz, compartir la comida cosechada en la parcela.

El abuelo era feliz, tiene 88 años y una mente lúcida que procura compartir, comunalizar. Vive a 20 minutos de la Universidad, donde su nieto se prepara profesionalmente. Su conocimiento no es tomado en cuenta para el diseño de la currícula de la carrera de Ingeniería recientemente acreditada y aceptada en los mas altos estándares de calidad. 

Continuará…