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Prometer no empobrece…

Pedro Vargas Avalos

Tenemos nuevo Presidente de los Estados Unidos Mexicanos (aunque a Calderón y sus subalternos no les guste el título, pues querrían que se dijese solo “México”, para no molestar a los yanquis) y renace la esperanza de que nuevos y buenos vientos soplen sobre la República.

     Sin embargo, incluyendo el inicio cronológico del flamante gobierno, que arrancó con el primer minuto del día uno de diciembre, medianoche del día anterior, existen varios tópicos que se prestan a reflexión.

     Lo primero que está en duda, es la legitimidad de como se hizo la traslación de los poderes federales. Esto materialmente se realizó en el minuto inicial del uno de diciembre, cuando aún no había el nuevo mandatario prestado su protesta. Al respecto, el artículo 87 de la Constitución Federal dice que al tomar posesión de su encargo, el presidente deberá rendir protesta ante el Congreso de la Unión, lo que refuerza el articulo 128 de la misma Carta Suprema al precisar que cualesquier servidor público sin excepción alguna, antes de tomar posesión de su cargo, debe prestar protesta de cumplir la Suprema Ley.
Lo anterior indica que a esas horas, sin haber rendido la protesta constitucional, no es legal otorgar nombramientos como se hizo en los funcionarios de Seguridad, encabezados por el Secretario de Gobernación y el de las Fuerzas Armadas. Y si eso no es legal, menos será recibirles la obligatoria protesta, como lo llevó a cabo el nuevo primer mandatario.

     Al margen de lo anterior, que solo es formal (aunque la forma es fondo, decía el ilustre Jesús Reyes Heroles), Jalisco no se vio reflejado en la integración del gabinete,(tema de otro análisis detallado) lo cual esperamos no sea augurio de poca atención a nuestra Entidad.

     En conclusión, diremos que no obstante varias protestas, algunos lesionados y no pocos detenidos, la transición realmente fue despejada, y en su mensaje inicial, el primer magistrado Enrique Peña Nieto, habló de crudas realidades y sólidas instituciones surgidas en la segunda parte del siglo pasado, en cuyas fortalezas se fundamentan sus ofrecimientos de gobierno, que en total se congloban en trece acciones.

     Esas propuestas contienen un Programa Nacional de Prevención del Delito, que tanto urge, lo que se acompaña del desistimiento de la controversia constitucional que el terco Calderón interpuso para no promulgar la ley General de Víctimas, con lo cual ésta cobrará vigencia, y así las víctimas de la delincuencia tendrán un amparo. El plan se cierra con la iniciativa para que nacionalmente solo rijan un código penal y otro de procedimientos penales en la nación entera. Del modo como esta proposición se realice dependerá su legitimidad federalista.

     Luego vienen tres acciones que resta saber de donde saldrán los recursos suficientes para efectuarlas, pues tanto la Cruzada Nacional contra el hambre, como el seguro de vida para jefas de familia y el otorgar una pensión a los mexicanos ya no de se setenta años de edad, sino de sesenta y cinco cumplidos, requieren carretadas de millones. El objetivo es más que justiciero, no cabe duda, y un paso gigante para la meta de tener un sistema de seguridad social universal.

     El punto siete es también de pronóstico reservado, pues se trata de la reforma educativa, que pondrá a prueba al nuevo Presidente, pues sin duda tendrá que navegar con la inefable lideresa del magisterio Elba Ester Gordillo y su tremendo sindicato. Empero, este paso es ineludible si realmente deseamos una República dinámica.

     La infraestructura en el país, es indispensable; por su medio se podría igualar el desarrollo de las regiones, hasta ahora muy desiguales entre sur, centro y norte. Carreteras, puertos y sobre todo ferrocarriles ocupan de un impulso extraordinario, y aquí estaría no solo el tren eléctrico de la zona de Guadalajara, sino la construcción del prometido ramal de la Perla Tapatía a Aguascalientes, así como entre otras obras, concluir la autopista Guadalajara –Puerto Vallarta.

     Las telecomunicaciones son nervios básicos del desarrollo integral, por lo que anunció el presidente que habrá mayor competencia en telefonía, servicios de datos, televisión y radio, agregando que muy pronto, el Gobierno de la República licitará dos nuevas cadenas de televisión abierta. A ver que dice el pulpo televisivo, el temible duopolio que como grupo de presión es intolerable.

     Finalmente, poner en orden a los gobiernos locales en cuanto al manejo de sus economías, racionar el gasto para que haya mas obras y mejores servicios, y lograr un cero déficit en el presupuesto federal, es tan indispensable para se nación viable, como el aire que respiramos para vivir.

Todo lo anterior es encomiable en general, aun cuando viene a nuestra mente el refrán popular de que “Prometer no empobrece, el dar es lo que aniquila”. Esperemos que el novísimo régimen que tenemos, pueda cumplir lo que ofrece, con lo cual pasaría a la historia como uno de los mejores gobiernos del México independiente.