expresion@elgrullo.com.mx
Buscar:
Música. Así es de María Grever

Por Alonso Arciniega

María Grever es una de las compositoras mexicanas más relevantes de canción popular del país. María Joaquina de la Portilla Torres, que es su verdadero nombre, nació en León, Guanajuato el 14 de septiembre de 1885. Compuso alrededor de 1. 000 canciones, entre ellas música de concierto y música para películas estadounidenses, de acuerdo con Grever Music Publishing.

Júrame, Presentimiento, Cuando vuelva a tu lado son las canciones más emblemáticas de la cantautora. Aunque la canción Tipi tipi tin, fue uno de los más grandes éxitos de Grever, misma que grabó como una serenata para sus seres queridos, el 11 de febrero de 1938, por lo que Google rinde homenaje a la cantautora mexicana a través de su doodle del día.

Sus padres fueron Francisco de la Portilla, de origen español y su madre Julia Torres era mexicana. A la edad de 6 años, María Grever, junto a sus padres y sus tres hermanos se mudaron a la tierra natal de su padre. Su formación musical inicia tras recibir clases del maestro y compositor Claude Debussy y Franz Léhar en Francia, pero los registros datan su primera composición musical a la edad de 4 años. 

Tiempo después regresa a México a continuar sus estudios en la escuela de solfeo de su tía Cuca Torres, quien era la directora. A los 18 años publica ‘A una ola’ canción que vende millones de copias y que es versionada por diferentes artistas.

A los 22 años, en la Ciudad de México, se casa con León Augusto Grever, quien era un ejecutivo de una empresa petrolera estadounidense. De él toma el apellido que la lleva a reconocerse artísticamente como María Grever. Formaron una familia con tres hijos, sin embargo la niña más pequeña fallece a los seis meses, y el dolor que esto le provoca la llevó a refugiarse en la música y de ahí surge la canción ‘Muñequita Linda’.

Más tarde, viaja a Nueva York donde conoce a José Mojica, mientras componía fondos musicales de películas para 20th Century Fox y Paramount Pictures. El actor y tenor mexicano se convierte en el intérprete de Júrame, una de las piezas más recordadas de la compositora, misma que después interpretaron artistas como Luis Miguel, Plácido Domingo, Andrea Bocelli, entre otros. 

Por lo que Grever se convierte en una figura de fama internacional después de su viaje a Nueva York, ya que se abrió una brecha en un campo que se consideraba exclusivo para el género masculino

La compositora recibió múltiples homenajes y reconocimientos, entre ellos el título de “Mujer de las Américas” por la Unión de Mujeres de las Américas, la Medalla al Mérito Cívico y la Medalla del Corazón de México, además de un premio Ariel en 1953, por la película autobiográfica titulada “Cuando me vaya”, dirigida por Tito Davidson, y que fue protagonizada por Libertad Lamarque.

Sus éxitos han sido interpretados por cantantes como Vicente Fernández, Javier Solís, Natalia Lafourcade, José Carreras, Ely Guerra y la misma Libertad Lamarque.

Jalisco Mx.
AÑO DE MEXICO… ¿Y DE JALISCO?

Pedro Vargas Avalos.

Ya sabemos que pueblo que no conoce su historia, vuelve a repetirla. Es decir, se tropieza dos veces con la misma piedra. Ciertamente la Historia, es luz de las naciones, maestra de la vida y por consiguiente, gobierno y comunidad debemos conjuntamente pugnar porque se cultive.

El presente año de 2021 fue declarado por el gobierno federal como “Año de la Independencia y de la Grandeza de México” y para conmemorar sus efemérides, se integró una Comisión Presidencial para la Conmemoración de Hechos, Procesos y Personajes de México.

Los sucesos torales son los 700 años de la fundación de México-Tenochtitlán, 500 años de la Memoria Histórica de Tenochtitlán, es decir la caída de la capital azteca y 200 años de la consumación de la Independencia, al entrar (el 27 de septiembre de 1821) el ejército Trigarante a la capital mexicana. Independientemente de esos acontecimientos que son una especie de eje, se irán a celebrar actos como el aniversario luctuoso del Gral. Vicente Guerrero (14 de febrero), la Promulgación del Plan de Iguala (24 del mismo mes); también el 19 de junio por el deceso del poeta Ramón López Velarde y el nacimiento de Simón Bolívar el 24 de julio.

Hay otras efemérides que serán encomiadas, como la de agosto 24 que fue la firma de los Tratados de Córdoba (donde se convino en 1821 la Independencia nacional y la retirada de las tropas hispanas de la capital del país, firmado por Agustín de Iturbide, y por Juan O’Donojú, el último virrey español. Se incluye el natalicio del Siervo de la Nación, Don José Ma. Morelos que sucedió el 30 de septiembre de 1765.

Novedosos, aunque justos, son los que conllevan una especie de “mea culpa” por agravios inferidos  a los pueblos yaqui, maya y a los emigrantes chinos.

Como se puede ver, los acontecimientos son trascendentes aunque susceptibles de contradicciones o críticas, porque como se dice popularmente, “Ni están todos los que son, ni son todos los que deben estar”. Porque así como se recuerdan aniversarios luctuosos de próceres, la interrogante es porque no se incluyeron otros de enorme magnitud, tal es el caso del Padre de la Patria (Hidalgo), del vencedor Gral. Ignacio Zaragoza, del Benemérito de las Américas (Juárez), del Apóstol de la democracia (Madero) o del expropiador del petróleo (Cárdenas). Y desde luego de algunas heroínas, como Josefa Ortiz de Domínguez o Leona Vicario.

Y en cuanto a la figura ingratamente excluida de nuestros fastos nacionales e injustamente sacrificado, la de D. Agustín de Iturbide, ¿se le irá a restablecer en los altares patrios, como corresponde a un libertador? Desde luego, como humano que fue, con sus defectos y virtudes.

El Presidente de la república, expresó: “Vamos también a exponer la grandeza de México en lo artístico, en lo cultural; habrán exposiciones de códices, de piezas arqueológicas, de pintura, mucha música, los desfiles del 16 y 27 de septiembre con la representación de ejércitos de países hermanos. Estamos trabajando de manera conjunta para este año…”. Y al respecto se informó que habrá cinco comités para coordinar las acciones que realizarán diferentes dependencias federales. Estos organismos se encabezarán por las secretarías de la Defensa Nacional y la Armada; la de Cultura, la de Economía, Educación Pública y Relaciones Exteriores.

Marcelo Ebrard, el flamante y omnipresente canciller, manifestó: “Además, habrá actividades culturales en más de 65 ciudades de las 32 entidades federativas de la República…Sin temor a equivocarme podría decir que será el evento más relevante de presencia de México en el mundo en lo que va de este siglo. (…) Es un esfuerzo de unidad y proyección de la grandeza mexicana y por supuesto de toda la sociedad”.

Visto lo anterior, uno se pregunta, ¿y en todo ello que hace o que hará el Estado de Jalisco?. Porque innegablemente que nuestra Entidad fue y es un pilar importantísimo en la edificación de esas grandeza del país, comenzando con el adoptivo neogallego Bernardo de Balbuena y su Grandeza Mexicana en el siglo XVI, la Abolición de la Esclavitud en 1810 (6 de diciembre) que puso a México en el liderazgo mundial de los Derechos Humanos. Y no debemos olvidar que Jalisco fue primero en declarar la independencia (el 13 de junio de 1821, antes que se proclamara en México); que es cuna de la República Federal, ariete de la Reforma, escudo ante la Intervención francesa (La Coronilla fue su tumba, precediendo al Cerro de las Campanas), aportador del Derecho de Amparo (con Otero y Vallarta, uno creándolo y otro fortaleciéndolo) y para no hacer más grande la lista, pionero de la Revolución con Manuel M. Diéguez y culminador de nuestra regeneración política con Luis Manuel Rojas, autor del Proyecto de Constitución de Querétaro y presidente del Constituyente.

Con todo lo anterior, surge la interrogante: ¿Por qué en nuestro Estado no se ha creado una Comisión para enaltecer su Grandeza? O que, ¿también eso va dentro del paquete de contradecir un día si y otro también al gobierno de la Cuatro T?

Confiemos que nada de eso exista y que pronto nuestro hermoso e histórico Jalisco se sume al esfuerzo de conmemorar las efemérides locales, incuestionables factores de la grandeza de la Entidad, de Guadalajara y de nuestra patria. 

La historia que aprendimos y nuestra conciencia social y política

Manuel Moreno Castañeda

La historia, seamos o no conscientes de ello, lo deseemos o no, está presente en nuestras vidas, me refiero a lo histórico en su acepción más amplia que comprende desde la historia universal hasta las historias personales pasando por las familiares, comunitarias, regionales y nacionales. Historia que lo mismo pudo ser aprendida en la espontaneidad de la vida cotidiana en diálogos familiares, en la relación con amigos y colegas de trabajo o por los medios masivos de información, como también se aprende en los espacios formales de las instituciones académicas. Sea cual sea el lugar o situación en que se aprenda, siempre están presentes su dimensión académica como objeto de estudio y su carácter formativo por la manera en que influye en nuestros modos de ser social, nuestra ideología y modos de pensar y actuar políticamente. 

Insisto, el aprendizaje de la historia no se limita a la aprendida escolarmente, sino a la que se aprende en todo momento y lugar de nuestras vidas, y no se trata sólo de la tradicional historia que sólo se refiere a las luchas por el poder y los regímenes gubernamentales, sino a la historia que con un enfoque amplio e integral comprende todos los aconteceres de nuestras vidas, sean de carácter social, cultural, económico o político. Podemos decir, incluso, que las historias vividas y aprendidas fuera de las escuelas pudieran determinar más nuestro ser y conciencia social que lo aprendido escolarmente. 

Si damos un vistazo a lo escrito sobre la historia de México desde el inicio de su vida independiente hace dos siglos, podemos ver el tradicional enfrentamiento entre libros de tendencia liberal y conservadora y luego los intentos de una historia que pretendía ser imparcial y objetiva, lo que no significa que lo lograra, ni antes ni ahora. Pero, además, una cosa es lo que se ve en las publicaciones y otra lo que se mantiene en la cultura y mentalidad de la gente en su cotidianeidad, donde parecen permanecer las actitudes y mentalidades del siglo XIX de liberales y conservadores. Como se observa hoy en los medios masivos de información y las redes sociales presenciales y digitales. 

Si analizamos la lectura de las más diversas opiniones políticas que se expresan tanto en las relaciones cara a cara como a través de los medios y en las redes mencionadas, nos damos cuenta de la superficialidad y bajo nivel de conciencia histórica de quienes sólo reenvían lo que les llega, sin el más mínimo análisis o argumentación. Pareciera que sólo observan si la fuente o el autor provienen de quienes coinciden con su postura ideológica y sin pensar en la veracidad del mensaje o la calidad de su argumentación sólo reenvían.  

A partir de estas consideraciones y pensando en la trascendencia que el aprendizaje histórico pudiera tener en nuestro ser y conciencia social, me surgen las siguientes preguntas que invito a que contestemos o al menos reflexionemos en ellas:

¿Qué de lo aprendido en nuestras historias personales pudiera determinar nuestra manera de pensar y actuar políticamente?  

¿En dónde y con quiénes hemos aprendido historia universal y de nuestro país? ¿Eso ha influido en nuestro pensamiento y actuar político?

Aparte de los textos escolares ¿Qué libros de historia hemos leído y como han influido en nuestra conciencia histórica y social?

¿Leemos sólo lo que está de acuerdo con nuestros modos de pensar o nos atrevemos a leer lo contrario y entender sus razones?    

Desde luego también puede haber a quienes no les interese el conocimiento histórico y hayan olvidado lo estudiado en la escuela o no encuentren conexón entre la historia que se estudia y la historia que se vive, lo que los pone en riesgo de creer cualquier dato o información histórica manipulados para servir a intereses de grupos de poder que suelen presentarse como académicamente objetivos y ocultan sus propósitos reales.

No es muy común que reflexionemos en nuestra conciencia histórica y como ésta influye en nuestros modos de pensar y actuar políticamente. En estos días en que se dan muchas situaciones de confrontación, es, como pocas veces, muy importante darnos cuenta de cómo se manipula la información por parte de vendedores de opiniones históricas, que se dicen historiadores, sabiendo que sus palabras caen en la tierra fértil de la ignorancia y el fanatismo.  

Lo grave de esta situación es que no se quede sólo en un tema de diálogos y discusiones políticas, sino que, lleve a confrontaciones que revivan situaciones del pasado, enfrentamientos violentos como las de liberales contra conservadores del siglo XIX o la guerra cristera del siglo XX, sucesos que parecieran lejanos, pero siguen presentes en la mente y modos de actuar de ahora. Eso lo saben quienes detentan el poder político y económico, así como los comunicadores que están al servicio de sus intereses. 

Es triste observar cómo hay personas que consciente o inconscientemente sólo repiten lo que dicen los voceros de los grupos de poder y enajenadamente justifican su postura política en esas opiniones. Es de vital importancia que asumamos un cultura social y política auténtica, que más que defender privilegios de los siempre privilegiados, contribuyamos a construir una sociedad más justa y con las mejores condiciones de vida y convivencia.        

la manera en que influye en nuestros modos de ser social, nuestra ideología y modos de pensar y actuar políticamente.