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Filosofando: Dos varas, dos cuentas

 Por: Juan M. Negrete

Sábado 02 de septiembre de 2023.- En una de las fábulas antiguas atribuidas a Esopo, se narra que Zeus, a la hora de modelar las figuras de los cuerpos humanos para echarlos a deambular por el mundo, les armó de dos petacas pegadas al cuerpo. En la petaca delantera ordenó que se pusieran los defectos de los demás. La que nos quedó a la espalda servía de recipiente para cargar los defectos propios. De ahí nos viene la costumbre de que somos demasiado buenos para mirar los errores y las deficiencias ajenas, mientras que las propias, o no las detectamos, o si nos las hacen ver hasta las negamos.

Los griegos, que fueron los maestros de la civilización que disfrutamos y también sufrimos, pusieron en esta dualidad la razón de fondo por la que siempre aplicamos dos raseros a cuanto tenemos que sopesar. Y, al aplicar dos medidas en nuestras cosas, sobra decir que nos quedan lejos los criterios uniformes. Vale decir también que los acuerdos unánimes no son lo de nosotros. Y bueno hasta las defecciones y las traiciones mismas tendrían su fondo en esta disparidad de criterios. Somos muy buenos para enjuiciar a los demás, pero para nosotros mismos la autocrítica, o está muy disminuida o simplemente no existe. Y así ha venido transitando el mundo.

Esta fábula aplica al dedillo con nuestras mexicanadas en el proceso electorero ya desatado. Viendo nuestras cosas, da a pensar que o bien Zeus no participó en el amasijo de nuestro origen; o, ya hechos nosotros, le salimos un paso más adelante. Porque aquí no usamos dos varas distintas para medir a los otros, sino gruesas de varillas como los coheteros. Aquí tenemos para dar y prestar en eso de las marrullerías, los reacomodos, los ajustes y todo lo que se ofrezca en cosa de dorar las píldoras.

Lo bueno de tanta versatilidad es que nadie se da, entre nosotros desde luego, por engañado. Tenemos, por así decirlo, dos bloques bien definidos a los que se aglutinan los intereses mayoritarios y parecen irse deslindando los campos de sus alcances, como debe ocurrir en toda tarea política. Por un lado, nos queda el oficialismo, compuesto ampliamente por la morenada, aunque también andan agregados el PT y el partido verde. Por el lado de enfrente marcha lo que se dio en llamar Frente Amplio por México (FAM). Está integrado por la tripleta de partidos (PRI, PAN y PRD) que fueron desplazados del poder desde hace un lustro y que andan atragantados por recuperar la plaza. Es su urgencia de fondo. Hay un tercer grupúsculo que hace ruido y que se quiere mostrar como independiente de los dos bloques mayoritarios, que es el MC. Pero lo grueso de la composición está en aquellos.

Pues bien, según las leyes o acuerdos generales de acción que nos rigen, todo lo que tenga que ver con proselitismo ciudadano, exposición de programas y oferta de planes, para inducir e inclinar nuestro voto a cualquiera de las dos opciones, tiene que realizarse en un período que llamamos de campaña. Es cuando obtienen nuestros grillos la licencia para soltar el potro a retozar. Incluso es cuando se sienten autorizados a soltar la jauría de sus chuchos. Antes de que se lleguen tales plazos, deben estar modositos y en silencio, sentaditos, a la espera del arranque de las hostilidades.

Pues tales directrices funcionan sólo de palabra. En los hechos, tanto los morenos como sus opositores ya están concluyendo sus campañas y hasta se sacaron de la manga los candidatos que encabezaran las listas para que sean revisadas por el público conocedor. Más o menos disimulada viene guardando su distancia la compañía morena, pues se nos dice que su ungido se levantará de entre los muertos tras darse a conocer los resultados de unas encuestas ad hoc. El que se lleve tal preferencia en esos sondeos encabezará el listado y todos contentos. En unos días más entraremos a tal escenario.

Pero lo que es en el FAM, se descorrió el telón y el sainete ya arrancó. La candidata es la señora X y ni quien riposte nada. Hicieron toda una mascarada en la que subieron a la palestra a once precandidatos. Luego fueron bajando a uno por uno hasta dejar a la escogida ya sin que nadie le haga sombra. Algunos brincaron pronto y se deslindaron. Incluso hasta denunciaron que todo era mera simulación y que no se iban a prestar a tal engaño. El propio AMLO adelantó cuál iba a ser el resultado final. O sea que les encueró las cartas a sus opositores y le quitó todo el sabor a la comedia de enfrente.

Pero viendo nuestras cosas con más detenimiento, nos damos cuenta que nadie sale engañado. O si acaso el único al que le contamos las muelas es al propio Zeus, quien no se dio cuenta de que, por ser mexicanos, nos agenciamos tres, cuatro, diez canastas para ir cargando las virtudes y los defectos de todos. Traemos una revoltura en ellas que sólo nosotros entendemos. Y no son canastos. Son ensaladeras. Son petacas tamaleras porque hay de carne, de chile y de manteca. Respetamos la veda electoral, pero ya tenemos candidatos abiertos. Antes era tantito peor, cuando el PRI no tenía oposición: todavía no concurríamos a las urnas a votar y ya sabíamos quién era el ganador…

Para los que suponían que todo había cambiado por aquí, les tenemos entonces malas noticias. Todo sigue igual. No hemos corregido las planas. Ni nos interesa inaugurar nuevas correrías, porque nos gusta el desmadre y nos regodeamos con nuestras trampas. Y, como decían los viejos, para uno que madruga, siempre hay otro que no se acuesta. En tales danzas andamos.

 

LOS LIBROS DE TEXTO GRATUITOS Y EL MAGISTERIO, MEDIOS BASICOS PARA LA EDUCACIÓN.

Por Pedro Vargas Avalos.

La niñez y la educación son fundamentales para el desarrollo de la nación. México se caracterizó desde el triunfo de la Revolución Mexicana, por auspiciar instrucción pública gratuita para todos los estudiantes de niveles básicos. Sin embargo, no fue sino hasta 1959 cuando el 12 de febrero se decretó por el inolvidable Adolfo López Mateos, la creación de la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuito (CONALITEG). En el informe correspondiente, expresó el citado presidente: «En un país de tantos desheredados, la gratuidad de la enseñanza primaria supone el otorgamiento de libros de texto”.

El organismo antedicho, inmediatamente se dedicó a cumplir con su labor: convocó para escribir los textos, a maestros y escritores, y además para ilustrarlos, a notables pintores (como Roberto Montenegro, Raúl Anguiano (jaliscienses ambos), David Alfaro Siqueiros y Alfredo Zalce) y, para el 16 de enero siguiente -1960-, permitió que el poeta Jaime Torres Bodet (secretario de educación) llevara a cabo la primera entrega de esos impresos a los niños mexicanos, por cierto, en el pequeño poblado de El Saucillo, San Luis Potosí. Así se conmemoró el 150 aniversario del inicio de la guerra por la independencia nacional, y medio centenario del arranque de la Revolución maderista de 1910.

Nos dice un relato que ante “un panorama de grandes desigualdades en el sistema educativo, con crecidos retos por afrontar: la necesidad de institucionalizar la escolarización bajo el principio de un Estado educador; la desarticulación entre los contenidos y métodos de enseñanza; los problemas de cobertura de la demanda; la inequidad de quienes accedían a la educación básica y la falta de materiales que permitieran proporcionar servicios educativos de calidad. Por estas y otras razones, editar los libros de texto, era una decisión que permitía resolver o aminorar algunos de esos problemas, pues se presentaban como una oportunidad de homogenizar los contenidos, orientar la didáctica y disminuir los costos indirectos de la educación de las familias, lo cual mejoraba las condiciones para integrar a más estudiantes a las aulas.” (CONALITEG, BLOG, 31-08-2023).

Hemos de anotar, que en el principio de la historia de los Libros de Texto Gratuito, se alzaron algunas voces impugnando a dichas publicaciones, que por entonces solo cubrían los grados de primaria. Pero esas críticas, fueron más que nada alaridos de los siempre inconformes con el avance de las ideas y la impartición de la educación pública. En este papel siempre se han destacado organismos al estilo de la Unión Nacional de Padres de Familia, -fundado como Asociación, y de ideas conservadoras, rayanas en la ultraderecha, muy adheridas al catolicismo tradicional- cuyo origen data del 27 de abril de 1917, época en que se emitió la Constitución Federal que nos rige, en la cual precisamente su artículo tercero está dedicado al tema educativo. En lo político, actualmente se ubican como afines al panismo, a sectores empresariales y ONG’S derechistas.

En general, la edición y distribución de estos materiales para la educación básica (ahora integrada por la preprimaria hasta los niveles secundarios) se llevó a cabo sin contratiempos mayores. Pero este año, el gobierno de la autollamada Cuarta Transformación (4T) al innovar los ya 70 libros que cubren el espectro educativo básico, desataron una serie de ataques -más que críticas- hacia dichos libros, el gobierno de la 4T y particularmente, del primer mandatario Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Esas casi descalificaciones de las obras en cuestión, sumaron a muchos comentócratas antiobradoristas, y como afirmó Jorge Zepeda Patterson: “muchos de mis colegas dedicados al análisis político han decidido, de una vez y para siempre, que son instrumentos perversos de adoctrinamiento y condenan al atraso a las futuras generaciones.” (Pensándolo-bien/la-batalla-de-los-libros-incomodos, 10-08-2023,Milenio).

No se crea que decimos exageraciones: el 2 de agosto, el líder del PAN, Marko Cortés, se lanzó contra esos libros y dijo en una entrevista con Ciro Gómez Leyva (otro lector de noticias muy conocido) que en su opinión  los nuevos libros de la Secretaría de Educación Pública (SEP) “tratan de adoctrinar a los pequeños” por lo que les pidió a los padres de familia que los quemen y destruyan, algo similar a lo que ya había expresado Ricardo Anaya, el excandidato panista que anda, a salto de mata, en autoexilio voluntario. (diario Tribuna, 2-08-023). Esas invectivas, surten efectos, según se registró por La Jornada el 21 de agosto: “Habitantes de la comunidad San Antonio del Monte, municipio de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, quemaron ayer varios paquetes de los nuevos libros de texto gratuitos que les fueron enviados para sus hijos y exigieron que les entreguen los anteriores, con el argumento de que su contenido es “comunista” y “son del diablo”. Los pobladores, son en su gran mayoría indígenas tzotziles, de credo evangélico. Paradójicamente, la escuela a la que privaron del material docente, se llama Benito Juárez García, y tiene 700 niños y niñas. Los inconformes apilaron los libros con todo y cajas, les rociaron gasolina y les prendieron fuego, porque como dicen son del diablo, “por eso no se queman tan rápido”.

Se llegó el 28 de agosto, fecha del inicio del ciclo escolar 2023-24, lo cual conlleva la entrega de los libros de texto gratuitos, casi 200 millones de ejemplares. Para ese día, ya se habían amparado algunos gobernadores de oposición, (Chihuahua y Coahuila) y otros como Jalisco, habían abierto un paréntesis, en espera del desenlace judicial. En el caso de los mencionados Estados, el ministro de la Suprema Corte de Justicia, Luis María Aguilar Morales, determinó con gran rapidez, que los materiales educativos no se repartan. Por ello lo señaló AMLO, aduciendo que su conducta contrasta con asuntos como la deuda fiscal de Ricardo Salinas Pliego, que siendo de 25 mil millones de pesos, duerme el sueño de los justos en la oficina de dicho ministro. En total fueron 7 entidades donde no se repartieron los libros.

En nuestro Estado jalisciense, el ejecutivo reunió el 24 de agosto a varios especialistas en educación, y tras responsable análisis, acordó el martes 29 que si se distribuyeran los multicitados textos: “Es mejor que este ciclo escolar se desarrolle con esos libros en las escuelas, que no tenerlos”, expresó con mucho tino el mandatario. Y agregó: “Estábamos listos para iniciar el ciclo escolar sin contratiempos. Esto fue exactamente lo que ocurrió el día de ayer -28-, arrancamos el ciclo escolar con normalidad y con nuestras escuelas trabajando a todo vapor”. El secretario de educación estatal, Juan Carlos Flores, informó que, de la totalidad de maestros consultados (más de 78 mil) sobre los libros, 61 por ciento los aprobó, en tanto que 27% opinó neutralmente y solo un 13% se opuso. “Son una herramienta necesaria para el proceso de aprendizaje y el trabajo en el aula de los docentes”, concluyó.

Como mayor respaldo aún, aparte de los sindicatos en sus secciones 16 y 47 de los profesores locales, el Rector de la Universidad de Guadalajara, Ricardo Villanueva Lomelí, manifestó: “Hay que ser muy claros, esta discusión está llena de desinformación y ‘fake news’, tanto en redes sociales como en los medios de comunicación” y tajante, afirmó: “contrario a lo que se ha dicho, estos libros de texto no erotizan o sobre estimulan sexualmente a las y los estudiantes, ni buscan formar comunistas”; así, lamentó que exista tanta información falsa sobre estos textos y pidió a los padres de familia estar tranquilos al respecto. (El Informador y El Universal, 29-08-2023).

Poco después, el mismo gobierno federal, que se mostró complacido con las declaraciones de Villanueva, anunciaba que ya solo restaban dos estados, sin sumarse a la entrega de los tan llevados y traídos libros de texto gratuito de la Nueva Escuela Mexicana, cuyo objetivo es educar, lo cual se logrará teniendo como factor a los maestros y de sustancial apoyo ese material impreso tan importante. Por ello es oportuno recordemos al gran filósofo y matemático griego originario de Samos (570-490 a.C.) Pitágoras, quien pregonó: “Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres”.

UNA SUPREMA CORTE PIGMEA

Una suprema corte pigmea

Por: Juan M. Negrete

Casi no hay día que pase en el que no nos enteremos de la muy baja estatura de los miembros del poder judicial del país. Lo mismo pasa con los miembros de la clase política. Pero a esta tropa tan deslucida la tenemos en jabón desde hace mucho tiempo. Lo novedoso o sorprendente es que se estén filtrando tantas malas notas de los expedientes de quienes siempre se nos dijo que son los guardianes de la constitución, los encargados de que las leyes que nos rigen se cumplan y, por supuesto, que no sean adulteradas.

Se ha descorrido un velo pesado que tapaba sus vergüenzas y ahora nos estamos enterando de que se trata de entes tan falibles como todos los demás, los que componemos el desbarajustado populacho, los de a pie, la pedacera popular pues, como se nos ha calificado siempre a la gran bola informe de ciudadanos. Cuando los políticos ensayan a halagarnos nos llaman pueblo, nos conforman con conceptos finos como la nación o la patria. Entonces sí pasamos a primer plano. Pero en cuanto concluyen sus sainetes volvemos a los rincones oscuros de la gran casa, como la muñeca fea.

Por esta razón ha venido sacudiendo nuestra modorra colectiva ese mundillo exquisito, tan perfumado y tan caro, de los que componen los tribunales de la justicia. Ya empieza a resultar larga la lista de los estropicios de sus dictámenes o decisiones, que son inapelables, pero que no se corresponden con lo que ellos tienen por enmienda: que nuestras cosas públicas en el país transcurran de manera ordenada y razonable. Por fuerza se trata de una tarea complicada, pues no se puede dar contentillo con sus laudos a dos partidos encontrados. Pero se supone que está en su mano buscar las salidas más decorosas a los líos ya desatados. Y si se puede antes de que se desaten, mejor.

Lo más reciente viene a ser la decisión de suspender la entrega de los LTG en Chihuahua y en Coahuila. Los gobiernos de ambos estados tramitaron un amparo en contra de esta práctica educativa, que realiza el poder ejecutivo federal, que consiste en dotar a todos los alumnos de la educación básica y secundaria de textos gratuitos. Como los gobernadores de ambos estados norteños están en el bando de la oposición al poder federal, se inconformaron y cruzaron sendos amparos para ponerle piedritas en el zapato al encargado federal de tales faenas. A éste le ordena realizar dicha tarea nuestra carta magna. Tal vez por eso suponíamos muchos que la tal medida iba a ser desechada, como estrafalaria. La sorpresa es que sí procedió. El ministro Luis María Aguilar les concedió la suspensión definitiva.

No sólo es una medida atrabiliaria. Esto quiere decir que no le sienta bien el traje de togado a tal ministro. Pero lo hizo, aunque su medida vaya a desatar la jauría de canes en ambos estados. Los maestros, los alumnos, los padres de familia y la sociedad civil completa fueron obligados a jugar con fuego en este asunto en la chula frontera del norte. De quien se suponía que vendría la cordura, la voz apaciguadora para no encender la pradera, justo de tal prócer, provino el cerillazo. Mayor incongruencia no se puede pedir.

En otros espacios analistas, mejor entendidos que este redactor, han puesto el dedo en la llaga por darnos a conocer la clase de personajes que llegan a estos tribunales. Es un supuesto común, en el que participamos todos como crédulos, de que por una parte los jueces son seres humanos y que sufren de los mismos defectos de que adolecemos todos los mortales. Pero también suponemos que en su larga trayectoria por profesionalizarse realizaron su mejor esfuerzo por convertirse en seres humanos de excepción, dignos de ocupar el puesto de árbitro en el cual desplegar lo bien aprendido.

Los analistas, decimos, que conocen a muchos de estos personajes, nos han venido ilustrando no sólo de la baja estofa de algunos de ellos; sino sobre todo de la forma tan indigna en que se fueron colando muchos a estos puestos. Va de muestra el caso del ministro Alberto Gelasio Pérez Dayán. Le debe el haber llegado a tal capilla al apoyo de la familia Calderón Zavala. Don Diego Zavala Pérez, el suegro de Felipe Calderón, era el profesor predilecto del tal Gelasio, ahora ministro ya, cuando estudió en la universidad Lasalle. Ya sabemos cómo masca la iguana en lo del tráfico de influencias. No nos habrá de extrañar la complicidad con la familia Calderón, que resalta en todas sus intervenciones, en las que no se encuentra siquiera un ápice de neutralidad.

Casi similar resulta el caso de Javier Láinez Potisek, otro ministro de la suprema tribu del mal. Antes de aterrizar en esta plaza tan apetecida por muchos, fue consejero jurídico adjunto en el poder ejecutivo federal con Ernesto Zedillo y con Vicente Fox. Con tales credenciales bastaría para ajustarlo. Pero vinieron más cosas a su currículo. Fue encargado de las reformas constitucionales, especialmente al sistema de seguridad pública; más adelante, la energética de Enrique Peña Nieto, quien lo hizo ministro de la SCJN, junto a Norma Piña. ¿Cómo suponer que van a atreverse a romper la red de los trafiques que les llevó a tales puestos? Y mucho menos pensar que tengan el valor cívico de romper el tope de los salarios que reciben, que nos resultan hasta insultantes a todos los demás mexicanos de a pie. ¡Habrase visto: más de medio millón de pesos de salario cada mes! ¿Y aun así les vemos como adalides de la justicia y que serán capaces de poner orden en la casa de todos? Urge enderezar esta barca o nos hundiremos todos sin remedio. De seguir así, el naufragio será inevitable.

SUCESION JALISCIENSE: ¿HABRÁ CANDIDATOS A LA ALTURA DE LA HISTORIA ESTATAL?

Por: Pedro Vargas Avalos.

La sucesión presidencial, ha hecho que pase a segundo término la referente a las de los Estados de la República que habrán de renovar su poder ejecutivo en el venidero año de 2024. Para los jaliscienses, desde luego que nos importa más que nada, lo relativo a quien será nuestro próximo gobernador, es decir, el político que sustituirá al controvertido Enrique Alfaron Ramírez.

Hace seis años, los personajes que sonaban para relevar al priista Aristóteles Sandoval, eran Enrique Alfaro, Martha Rosa Araiza, Miguel Castro, Salvador Cosío, Carlos Lomelí, Miguel Ángel Martínez y Carlos Manuel Orozco: algunos de ellos sin mayor opción para realmente llegar a titular del ejecutivo local, pero siendo muy activistas, se movían para cuando menos estar presentes en el ánimo de la ciudadanía.

Ahora, en este año de 2023, los que aspiran a tan singular cargo, ya iniciaron sus labores para que por un lado los partidos políticos, (específicamente sus dirigentes) y por otro, los ciudadanos, los tengan presente. La pregunta final que nos hacemos, es si alguno de esos anhelantes individuos, tienen los tamaños para no específicamente llegar al puesto máximo en la Entidad, -muchos mediocres lo han hecho- sino que puedan calificarse como reales continuadores de las actividades de los jaliscienses y al nivel de la trayectoria histórica estatal.

Jalisco es México, dice una frase muy publicitada sobre todo turísticamente. Esa es una patente realidad, pues quien busque conocer a la nación, no podrá asegurar que la valoriza cabalmente sino visita, estudia y comprende el devenir del Estado y la enorme tarea que desplegaron sus forjadores y guías.

Nuestra región occidental mexicana, fue un mosaico étnico desde hace milenios de años. Siglos antes de nuestra era, y hasta la centuria séptima después de Cristo, floreció una cultura que tiene como prototipo los restos conocidos como “Huachimontones”, ubicados en la población de Teuchitlán, a unos kilómetros de la Perla Tapatía, entre Tala y Ahualulco de Mercado. Las pirámides circulares y los grandes juegos de pelota, además de sus cultivos en chinampas, son su distintivo. Fue, no cabe duda, una cultura madre.

Alrededor de los siglos VI y VII, irrumpieron los toltecas, quienes bautizaron al territorio como “Xalixco”, o sea, lugar de tierra arenosa. Tiempo después pasaron las tribus nahuatlacas y la presencia trascendente de los aztecas dejó huellas profundas: la mayoría de nuestros lugares y poblados tienen nombres de etimología náhuatl.

Es de hacer notar que en esos lejanos tiempos, ya la mujer tenía una presencia prominente. Sirva como ejemplo el caso de Tonalá (Tonallan), que era gobernada por una dama noble (cihuapilli) en tiempos de la conquista, así como Tamazula, donde regía una cacique (los mandamases de esos pequeños gobiernos autónomos, eran llamados “tlatoani” (el que habla).

Los principales conquistadores de nuestras comarcas jaliscienses, fueron Alonso de Avalos, Francisco Cortés de San Buenaventura y Nuño Beltrán de Guzmán: los dos primeros por mandato de su pariente Hernán Cortés; el tercero, un abogado que fue tremendo adversario del conquistador de la Nueva España (Cortés). Tal parece que esta enemistad fue el preludio del sentido de competencia que siempre ha existido entre Guadalajara y la ciudad de México.

El dominio hispano duró tres siglos en números redondos: de 1521 a 1821. Durante ese largo espacio de tiempo, el gobierno en el Reino de la Nueva Galicia (como se llamó lo que ahora es Jalisco y las entidades que lo circundan) lo ejerció un gobernador, que se desempeñaba regularmente como presidente de la Audiencia de Guadalajara, organismo que además de judicial, tenia atribuciones administrativas y era consiguientemente la máxima autoridad local. En la ciudad azteca (México) también residía una Audiencia. Precisamente, el primer presidente de esta institución, fue Nuño Beltrán, quien desde allí quitó muchos terrenos a su rival Cortés, entre ellos, los actuales pueblos de Tamazula, Tuxpan y Zapotlán, con sus jurisdicciones. Ambas instituciones tenían a menudo sus controversias.

En las postreras decenas de años de la colonia, la antigua Nueva Galicia se dividió en Intendencias, siendo dos las importantes: la de Guadalajara y la de Zacatecas. Estas fueron divisiones político administrativas que sirvieron como antecedente para crear los Estados de Jalisco y Zacatecas, respectivamente, el año de 1823. En lo que respecta a nuestra Entidad, lo fue el 16 de junio de ese año, aun cuando desde meses atrás ya se hacía llamar “Estado” a la antigua Intendencia (denominada Provincia durante un breve tiempo antes de la creación de Jalisco) de Guadalajara.

A partir de ese año de 1823, se creó la gubernatura del Estado. El primer ocupante de ese cargo, (Luis Quintanar) fue con carácter provisional y muy circunstancial, en tanto se expedía la Constitución Política, lo cual sucedió el 18 de noviembre de 1824, siendo vicegobernador (porque el referido gobernante provisional en junio de ese año, fue llevado preso a la ciudad de México, por iturbidista) el talentoso tapatío Juan Nepomuceno Cumplido. Realizadas las elecciones para gobernador, resultó electo el visionario Prisciliano Sánchez, forjador del federalismo mexicano (escribió un libro fundamental para tal objeto: El Pacto Federal de Anáhuac) y redactor principal de la primer Carta Política estatal; su cargo lo ejerció desde enero de 1825 h asta diciembre del año siguiente, en que falleció, para desgracia de la nación.

Desde entonces, a Jalisco lo enaltecieron grandes políticos, destacando además de los mencionados (Sánchez y Cumplido), el doctor Pedro Tamez, ilustrado federalista; José Ignacio Cañedo, de grandes virtudes cívicas; Antonio Escovedo, probo y progresista moderado; Gregorio Dávila, radical republicano; Joaquín Angulo, conciliador y muy hábil.

Con la Reforma (1857-60) luego del fracasado imperio, brillaron Ignacio Herrera y Cairo, médico y maestro; Santos Degollado, el impar luchador juarista; Pedro Ogazón, general y abogado ministro de la Corte; Ignacio Luis Vallarta, el consolidador del juicio de amparo; el héroe contra la intervención francesa, Ramón Corona, y el científico Mariano Bárcenas (oficialmente era De la Bárcena). El surgimiento del porfiriato eclipsó el liderazgo nacional de Jalisco.

Al llegar la Revolución Mexicana, la Entidad volvió a ocupar su rango estelar, siendo prototipo de tal calificativo, Don Manuel M.(Macario) Diéguez Lara, líder de la huelga de Cananea y gobernador constitucionalista de Jalisco, a partir de 1914, y luego electo ejecutivo constitucional: con tal carácter publicó la Constitución Política del Estado, de 8 de julio de 1918, ordenamiento que aún rige, con las reformas que a través del tiempo se le han hecho.

Tras ese ilustre mexicano que fue Diéguez, podemos apuntar a distinguidos políticos como gobernadores de la Entidad: J. Guadalupe Zuno, federalista y creador de instituciones, entre ellas la Universidad de Guadalajara y su lema “Piensa y Trabaja”. Sebastián Allende, revolucionario, abogado, constituyente de Querétaro y general. Silvano Barba González, alteño que ocupó los mas diversos cargos del Estado y la Nación, desde Rector de la U. de G., hasta Secretario de Gobernación, presidente nacional del PRM (antecedente del PRI) y gobernador de la ciudad de México. Otros distinguidos jaliscienses que han desempeñado el elevado puesto de primer magistrado de la Entidad, fueron el Lic. Jesús González Gallo, quien impulsó notablemente a Jalisco y embelleció a Guadalajara, siendo honrado por su pueblo natal de Yahualica, el cual se denomina “de González Gallo”. No podemos pasar por alto, al escritor non del Jalisco tradicional, Agustín Yáñez Delgadillo; al dinámico Juan Gil Preciado, y al inmenso humanista Francisco Medina Ascencio, y cerramos con broche áureo, con Flavio Romero de Velasco, el hombre que impuso el orden en la Entidad y dio impulso trascendente a la obra pública.

Visto lo anterior, nos preguntamos: ¿habrá entre los suspirantes actuales, alguno (a) o algunos, que tengan las cualidades y rasgos indispensables para dirigir los destinos de Jalisco? Esa interrogante, nos proponemos comentar en ulterior ocasión, cuando estén mas definidos los aspirantes a gobernar nuestro Estado.