Recreación y tiempo libre en El Grullo.
Néstor Daniel Santos Figueroa.
El docenario a la virgen de Guadalupe es una verdadera tradición grullense, de origen religioso pero con una esencia de identidad invaluable. Despertar a las 4:30 am para subir y llegar a tiempo a la misa, que es a las 5:30 am, y al terminar quedarse un buen rato para escuchar las mañanitas a la virgen, tomar un vaso de café, canela o atole y comer sopes de masa con salsa de tomate, ante la hermosa vista del valle con neblina y los sonidos del pueblo que despierta. Esto de lunes a viernes, porque al llegar el fin de semana se suma a esta rutina la costumbre de ir a la explanada que está en la parte de atrás de la capilla a caminar y buscar un espacio en el cual hacer una fogata para convivir, algo que hacen sobre todo grupos de jóvenes, aunque también es común ver familias que lo hacen.
La identifico como una tradición de enorme vitalidad (a pesar de la pirotecnia) porque más allá de su sentido religioso la convivencia posterior es saludable. De la misma manera pienso en los paseos a los arroyos, a balnearios, al río, el senderismo, las grutas y recorridos en bicicleta por los canales, las tardes en la alameda para tomar un raspado, comer una torta o cenar enchiladas, los domingos por la tarde-noche en el jardín municipal, las verbenas populares en fiestas religiosas como Santa Cecilia o Santa María de Guadalupe, las fiestas de enero y las actividades deportivas cotidianas a las que se puede acudir como público.
La recreación y el esparcimiento están invariablemente relacionados con el uso del tiempo libre. En términos generales, el tiempo libre es aquel espacio en que las personas disponen de su vida al margen de sus ocupaciones habituales. Las personas utilizan este tiempo libre para descansar o para realizar actividades recreativas que le generan entretenimiento o placer. Me atrevo a afirmar que éste es un recurso con el que los grullenses cuentan, pues los traslados (principal obstáculo) no son un problema aún, incluso quienes trabajan o estudian en Autlán, o estudiantes del Tecnológico, no requieren más de 40 minutos para su movilidad, esto, a comparación de las grandes ciudades en la que un traslado “trabajo – casa” puede tomar hasta dos horas.
Dónde puede haber problema es en la falta de espacios públicos y alternativas en la oferta para consumir durante el tiempo de ocio. Además de la alameda, no hay un solo espacio público al que los grullenses puedan acudir para pasar la mañana, la tarde, la noche o el día completo y realizar actividades recreativas. Las opciones siguen siendo los espacios naturales (la ribera del rio en La Laja, por ejemplo), los particulares (balnearios, terrazas o tejabanes, bares), los deportivos (unidad, domo, estadio de beisbol) o trasladarse a Autlán al cine. Si a esto le sumamos el hecho de que tampoco se cuenta con espacios especiales para actividades recreativas para niños, el problema crece, sin mencionar que una de las principales opciones que los jóvenes y adultos toman para el uso de su tiempo libre es el consumo de alcohol.
En la vida de una comunidad debe existir un equilibrio de espacios y oportunidades para el desarrollo de sus habitantes: educación, salud, trabajo, seguridad, arte y cultura, deporte, libertad religiosa, naturaleza, comercio, alimentación, tradiciones, esparcimiento y recreación. Particularmente, las actividades carácter recreativo son indispensables para la vitalidad de las comunidades, ayudan a mejorar la mente, desarrollar el carácter, adquirir habilidades, mejorar la salud y la aptitud física, aumentar la productividad o la moral de las personas, contribuyen también al desarrollo personal y social, y sobre todo, refuerzan los lazos de identidad con el espacio urbano y natural en el que se vive.
Ojalá este tema sea de importancia para la nueva administración, sería conveniente hacer un diagnóstico de necesidades y plantear estrategias para la rehabilitación y creación de espacios públicos, además de ampliar la oferta de alternativas, impulsarlas y difundirlas.