DERECHOS HUMANOS DE JALISCO AL GARETE.

Por Pedro Vargas Avalos.

Terminó el pasado día 26 de julio, luego de varias fragorosas votaciones y acuerdos, la especie de telenovela en que se convirtió el proceso de elección por el Congreso Estatal, del Presidente dela Comisión de Derechos Humanos de Jalisco (CEDHJ).

En efecto,  por fin hubo “humo blanco” tras muchos forcejeos entre los diputados y los cabildeos de los numerosos aspirantes al codiciado cargo. El punto determinante fue la suma de fuerzas del PRI y Movimiento Ciudadano, que de 37 votos disponibles ese día, alcanzaron 27 y con ellos se eligió como presidente a quien fungía como Tercer Visitador General de la Comisión, Alfonso Hernández Barrón. Este rindió su protesta de ley y quedó expedito para asumir su cargo a partir del día 2 de agosto.

Aunque se tildó inmediatamente al nuevo presidente como “personero” del criticadísimo jefe saliente de la Comisión, (Felipe de Jesús Álvarez Cibrián) y por lo tanto ciertos organismos civiles inconformes, enviaron coronas de flores funerarias al Palacio Legislativo en señal de duelo, con lo que significan que la defensa de los derechos humanos en la Entidad está muerta, se registraron algunos hechos que permiten esperar una etapa renovadora en la Institución.

El anuncio del recién electo presidente, quien sustenta la idea de realizar reformas, que más atrajo hasta el momento, fue que “desde el primer día trabajará por la refundación de la CEDHJ”.  Al respecto, aspecto importantísimo es lo que aseguró sería norma de su gestión: estar al lado de las víctimas y trabajar con autonomía frente a los grupos de poder. También esbozó entre otras propuestas, como reducir los altos sueldos de los funcionarios de ese organismo (incluyéndose él mismo), renglón que agobia su buena marcha, y para acallar las impugnaciones  hacia él y su posible continuismo en referencia a quien sucede, tras indicar que él no inició su  trabajo en pro de los derechos humanos con la directiva saliente de la CDHJ, afirmó: “La administración mía no será histriónica”.

Nos detenemos aquí porque a contrapelo de los señalamientos que le hacen sus impugnadores al nuevo presidente de la CEDHJ, si lo que este ha manifestado lo cumple, no cabe duda de que en vez del continuismo de la mediocridad que caracterizó la tarea del presidente saliente, habrá buenos tiempos para la defensa y protección de los derechos humanos en Jalisco.

Porque a diferencia del saliente presidente, que asimismo  calificó a su gestión como la mejor administración del ramo en el Estado, (olvidando el principio de que alabanza en labio propio es vituperio), el nuevo presidente precisa: “que a mi se me comience a evaluar a partir de que tome posesión”, agregando, “esperen a ver como van las primeras acciones y se darán cuenta como va la construcción de un proyecto distinto”.

En cuanto a su objetivo de estar al lado de las víctimas y de todo aquel que necesite defensa de sus derechos humanos, dejando a un lado el protagonismo, es muy significativo a la conducta observada por su antecesor, siempre caracterizado por su lejanía de las causas de personas y grupos marginados,  por lo general víctimas inermes ante los abusos en sus derechos. Y al decir el nuevo presidente, que actuará autónomamente frente a los núcleos de poder, señala un parteaguas, pues el saliente si algo gustaba era lucirse ante todo mundo, especialmente los altos funcionarios de cualesquier sector.

Finalmente, asegura el nuevo presidente que su política en cuanto al gasto, será acorde a la austeridad, transparencia y racionalidad que debe imperar en todo organismo público, renglón en que dejó mucho que desear su predecesor.

Por todo lo anterior, confiemos que desde el 2 de agosto, arranque una auténtica y genuina administración de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos.

 

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