Los Moches: Otra Raya al Tigre.

Por Pedro Vargas avalos

“Éramos muchos y dio a luz la abuela”, dice un viejo refrán popular para enfatizar que padeciendo muchos males, se agrega otra calamidad. Y eso puntualmente sucede ahora con la clase política mexicana, tan desprestigiada de por sí y ahora agregando otra vergüenza: los moches.

Desde tiempo inmemorial, las dádivas, las mordidas y los porcentajes, fueron una plaga que agobió al sistema político mexicano.

Desde luego que los saqueos de las arcas públicas han menudeado, pero ese mal se cuece aparte: Es un verdadero cáncer, muy difícil de atenuar no digamos de extirpar.

Prácticamente a diario nos enteramos de nuevos atracos, fraudes y corruptelas de la clase política; sin embargo la ineptitud de la autoridad para reprimir tales desviaciones, es elocuente, o más bien pareciera que es cómplice.

Son multitud de casos, como el del exgobernador Nogueira, protegido por el priísmo y su hermano que fue el sucesor de su desgobierno; el de Tabasco que ahora está procesado por el gobierno perredista que encabeza Arturo Núñez, etc. Etc.

Aquí en Jalisco, tenemos para dar y prestar, pero como dijimos antes, la autoridad más bien parece encubridora. Lo que se hizo con la Villa Panamericana, el desvío de recursos por Pensiones del Estado, el caso de los impúdicos latrocinios del Congreso local, el asunto del Contralor, la conducta reprobable del exgobernador mienta madres, los enormes préstamos que se han desviado para beneficiar bolsillos particulares o causas electoreras,  en fin, toda una serie de reprobables manejos del dinero público que solo tiene uno o dos casos en procedimiento: el del SIAPA encarnado por el panista Ocampo, y el del IPROVIPE, significado recientemente por su exdirector.

Pero decíamos que ahora resultó otra forma de extorsionar: el moche. Y es que merced a la forma de gestionar apoyos presupuestales para los gobiernos municipales principalmente, aunque no se descarta alguna Entidad o paraestatal, los “gestores” que suelen ser políticos poderosos o muy hábiles, a cambio de sus apoyos solicitan comisiones, es decir, cantidades en efectivo como pago: estos son los moches.

En los gobiernos ordinarios, se sabe que a cada obra asignada, por lo regular sobreviene una entrega sigilosa de un porcentaje para el funcionario que logró esa asignación. Estas sumas son una especie de “moche”, reprobable pero muy común en nuestro medio.

La nueva  forma de corrupción es  imputable hasta ahora a los diputados o funcionarios que tienen que ver con la distribución de los presupuestos, sobre todo el federal que es el más jugoso. Y está tan generalizada, que comenzó entre los panistas y ahora ya salpicó hasta al veterano coordinador priísta Manlio Fabio Beltrones.

Cuando se enojan las comadres, se dicen las verdades, asegura la sabiduría popular. Y se disgustaron los blanquiazules, por lo que balconearon a los correligionarios que practican los moches. Luis Alberto Villarreal fue el blanco de tales corajes. Empero, se dice que el inefable Gustavo Madero, lo protege a él y otros de la misma calaña, por lo que allí no pasa nada; y si gana la elección interna panista el susodicho Madero, menos se sabrán detalles al respecto.

Ahora se hizo público que algunos empresarios sonorenses afirmaron a un alcalde guanajuatense, que para autorizar ciertas obras o partidas, “Hay que repartir mucho dinero entre los jefes”, siendo uno de estos cabecillas nada menos que Beltrones. Claro que él no aceptará nada, porque según su propia voz, es una especie de blanca paloma; además siendo significativo miembro de la clase gobernante, nada ni nadie puede contara él.

Sea como fuere, es una amarga realidad que el “moche” si existe y  viene a desprestigiar más, si es que eso es factible, a la muy desacreditada clase política mexicana. Pero como suelen afirmar los que tienen cicatrices y por tanto muy curtida la piel, cuando reciben otra magulladura: solo es una raya más al tigre.

Así han de expresarse nuestros líderes, funcionarios y en general políticos vergonzantes que padecemos: eso del moche, solo es una raya más al tigre.

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