SALVACION FALLIDA, GASTO DESATINADO.

 POR PEDRO VARGAS AVALOS

Nos impactó la noticia difundida el pasado sábado 13 en los principales medios de difusión: el gobierno del Estado de Jalisco trata de apoyar al club Atlas de Guadalajara, con una cifra millonaria para salvarlo de otra más de sus crisis económicas, que en ese organismo han venido siendo recurrentes por pésimos manejos de sus directivas.

En otros años, se le ha imputado a los dirigentes atlistas el de haberse aprovechado del tráfico de  jugadores para obtener pingues ganancias, que  desde luego no iban a las arcas del club sino a los bolsillos de particulares. Compras, cambios, ventas y préstamos todos ellos amañados, al menos en la rama del futbol, que no siendo la única es la más reconocida de dicha organización.

El Atlas es una gran institución deportiva, de eso no cabe duda: solo en inmuebles taiene más de 1200 millones de pesos, según el actual presidente. Sus aficionados al menos en Jalisco se cuentan por miles, y son tan leales a sus colores, que acuñaron la frase de “soy del Atlas aunque pierda”. En cambio los dueños de las aportaciones con que se formalizan sus asambleas, es decir  sus asociados con derecho a voz y voto, son pocos,  más de un centenar y pertenecen a  las clases empresariales, comerciales o de profesionistas más poderosas económicamente de la Perla Tapatía, o sea de una elite local; por lo que ve a los que poseen membresías para uso de sus instalaciones, son miles y cada membresía cuesta un dineral.

Lo anterior viene a cuento con motivo de esa inesperada noticia sobre un posible apoyo de más de doce millones de pesos a la directiva para que salga del hoyo que ellos mismos cavaron y del cual cómodamente pretenden ahora salir, obteniendo dineros del tesoro público, destinado a obras y servicios de prioridad para el desarrollo de los jaliscienses.

De llevarse a cabo la anterior propuesta, servirá de pésimo ejemplo y precedente negativo para toda organización que se encuentre en problemas económicos, y a título de realizar ciertos actos de promoción dizque social, puedan recibir del presupuesto jugosas ayudas.

¿Cuál sería ese beneficio en pro de los jaliscienses? ¿Fomentar la práctica deportiva o del futbol específicamente? O como algunos sostienen, ayudar a combatir el bulling?  Todo eso y más lo hace por obligación el gobierno y se suman solidariamente a ello muchos organismos y ciudadanos, sin recibir retribución monetaria alguna.

Dice el nuevo presidente atlista, Eugenio Ruiz Orozco, que “Hay tiempo y experiencia, así como recursos derivados por mi tránsito en el sector público que podemos aplicar. Necesitamos salvar al Atlas, es una causa salvar al Atlas y no pienso en el fracaso.” Eso es plausible, además de un deber para los actuales asociados “zorros” o margaritas, como se les conocía antes y desde luego de su máximo dirigente.

Los políticos inmediatamente le sacaron raja al asunto. El coordinador panista en el Congreso, lapidariamente expresó que si se trataba de darle dinero porque  “el amigo (o sea el presidente del Atlas) es también priísta, pues que lo diga” el ejecutivo. Su par del movimiento ciudadano, Clemente Castañeda, dice que esa ayuda no está clara y que “existen muchos más deportes igualmente importantes que no reciben un solo peso”.

El presupuesto estatal es para aplicarlo a necesidades prioritarias que los jaliscienses esperan, muchas de ellas con esperas de lustros. Si de por si, para cada planteamiento que suelen hacer los ciudadanos, se les dice por regla general que no hay recursos, no entendemos por qué a un club de millonarios, con pésimos antecedentes administrativos y por ello ahora en una severa crisis que según unos rebasa los 80 millones y a plazo llega hasta a los 200 millones de pesos, el gobierno acepta que le facilitaría (a fondo perdido) una millonada. Por lo tanto la aportación gubernamental, además de impropia sería fallida, pues no resuelve el problema económico atlista.

A Emilio González Márquez, el tristemente célebre exgobernador mientamadres y generoso con dinero ajeno, se le criticó por sus derroches y ahora se asegura que está en la mira de la autoridad para que responda por tales depredaciones; ahora el flamante gobernador  de Jalisco debe pensarlo más de mil veces, porque como dice el dicho popular, cuando veas las barbas de tu vecino rasurar, pon las tuyas a remojar.

Por lo anterior, lo que ahora solo es una pretensión, de llegarse a realizar, será una indebida aplicación de recursos públicos, que al paso del tiempo repercutirá negativamente en los fondos imperiosos para obras y servicios comunitarios, lo cual constituye una causa para generar causas legales en su momento, situación que para nada deseamos, por el bien de la administración y de sus gobernados.

Vale pues más, prevenir que lamentar, porque lo que se intenta respecto al Atlas y el darle dinero público,  es una salvación fallida y  además, un gasto desatinado.

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