Leonel Michel Velasco Adaptación infantil: (para lectura en preescolar)
Hace muchos, muchos años, en el pueblo de El Grullo, había una montaña tan alta que tocaba las nubes. Allá arriba, entre piedras y árboles, vivía una cueva misteriosa. Y esa cueva tenía nombre:
La Cueva de Goña.
Cuentan que hace tiempo vivió en el pueblo una señora buena y generosa. Se llamaba Doña Goña. Tenía monedas de oro y de plata, y desde su balcón las regalaba a la gente pobre.
“¡Tomen, para que no les falte el pan!” —decía sonriendo.
(Aquí los niños pueden imitar el sonido de las monedas: “¡Cling, cling, cling!”)
Un día llegaron tiempos difíciles. Había guerras y desorden, y la gente tenía miedo. Entonces Doña Goña escondió su tesoro para que nadie se lo robara. Dicen que lo guardó en una cueva muy honda, entre piedras y sombras, donde solo el viento podía entrar.
Desde entonces, todos la llaman:
La Cueva de Goña.
Pasaron los años, y la cueva siguió ahí, calladita, en el cerro. Algunos cuentan que adentro viven murciélagos guardianes, que cuidan el tesoro de Doña Goña. Por eso, si alguien se asoma, se escucha un suave aleteo:
“Flap, flap, flap…”
(Los niños pueden mover las manos como murciélagos volando.)
Un día, una niña y su papá subieron al cerro. Llevaban una linterna y muchas ganas de explorar. Caminaron, treparon, respiraron el aire del monte. Cuando por fin llegaron, la niña miró dentro y susurró:
“Papá, ¿crees que el tesoro todavía esté ahí?”
El papá sonrió y le dijo:
“Tal vez… o tal vez el verdadero tesoro sea lo buena que fue Doña Goña.”
Desde entonces, los niños de El Grullo saben que los tesoros no siempre se encuentran con los ojos, sino con el corazón.
Y cuando sopla el viento entre los cerros, algunos dicen que todavía se escucha:
“Cling… cling… cling…” el eco dorado de las monedas de Doña Goña.
Nota para papás y maestros
Esta leyenda ayuda a los niños a:
Conocer una tradición local de El Grullo, Jalisco.
Valorar la generosidad y el espíritu solidario.
Desarrollar la imaginación y el lenguaje oral.
Aprender a distinguir entre el miedo y la curiosidad ante lo desconocido.
Sugerencia: Después de leerla, inviten a los niños a dibujar cómo imaginan la cueva o qué tesoro esconderían ellos para ayudar a los demás.
En días pasados -el evento en la capital del país fue el sábado 18 de este mes- la prensa difundió que el Partido Acción Nacional -PAN- se refundaba. Su nueva rúbrica es Patria, Familia y Libertad, que sustituye al añejo de “Por una Patria Libre y Generosa”, que reflejaba ideales libertarios, sociales y de salvaguardia de la soberanía nacional. El flamante lema divulgado, quizás luce importante, pero suena a mercadotecnia y bien puede, por genérico, no decir nada. Lo que sí es indubitable es que ambas divisas se inscriben en el marco conservador, aunque no creemos llegue el supuesto redivivo blanquiazul, a la estrambótica ideología que presume el delirante Che Milei o el retrógrada Jair Bolsonaro, aunque sí parece lindar con el Partido Popular español- el de Aznar, gran cuate de Calderón, reincorporado al dizque renovado panismo- y sostener sugerencias del ultraderechista Vox ibérico.
El 19 de octubre expresó la fogosa Lía Limón:” Las y los panistas nunca nos rendimos, porque nuestra voz no se calla. Hoy comienza una nueva era, más accesible, más generosa e innovadora.” Y es que, de acuerdo con el discurso del guía formal panista, Jorge Romero Herrera, “Nos desconectamos de la sociedad”. Este hecho, más las dinámicas internas, las disputas y las alianzas pragmáticas -desde el partido verde, hasta el devaluado priísmo pasando por el finado perredismo, provocaron el debilitamiento junto al extravío de la identidad del partido fundado -entre otros personajes- por Manuel Gómez Morin y los jaliscienses Efraín González Luna y Rafael Preciado Hernández en 1939, tres cofundadores bien reconocidos en las filas del panismo de ayer y hoy: Gómez Morín fue el inicial presidente del partido; González Luna el primer candidato presidencial -en 1952- y el nativo de El Grullo, Hernández Preciado, reconocido teórico por lo que la fundación que ostenta su nombre es fuente primordial de capacitación ideológica. Por cierto, en su tierra, se registró el primer triunfo político panista en 1942, aun cuando el sistema priista lo obstruyó e impidió que el ayuntamiento funcionara.
Para entender los principios del PAN, es bueno leer lo que la Enciclopedia de México, magna obra de nuestro paisano José Rogelio Álvarez Encarnación, expone al sintetizarlos en catorce puntos: “1. El concepto de nación como unidad está por encima de clases o grupos. 2. La persona debe tener seguridad de las libertades para cumplir su destino con dignidad. 3. El Estado debe pugnar por el bien común para que haya justicia, seguridad y defensa del interés colectivo. 4. El orden en la nación servirá para evitar la miseria y la ignorancia. 5. La libertad del hombre exige que el Estado no tenga ni pueda ejercer dominio sobre las conciencias. 6. Si bien el Estado tiene la obligación de impartir la enseñanza, ello no debe significar un monopolio gubernamental. 7. El trabajo humano no es mercancía; es necesario proclamar el derecho tanto como la obligación al trabajo. 8. La iniciativa privada debe ser promovida y garantizada por el Estado. 9. La propiedad privada asegura la producción nacional y garantiza la dignidad de la persona. 10. Hay insinceridad e interés político en el problema del campo y por ello los campesinos, incluyendo los ejidatarios, deben tener plena propiedad de la tierra. 11. El Estado tiene autoridad, no propiedad, en la economía nacional; debe velar por que la estructura económica quede al servicio de los valores humanos. 12. El municipio debe ser autónomo, responsable y sujeto a la voluntad de sus gobernados. 13. En derecho, toca a la esencia misma del Estado la realización de la justicia. 14. En la vida política deben concurrir la inteligencia y la voluntad de todas las personas que conviven dentro del Estado.” En su relanzamiento, el líder Romero Herrera afirmó que ahora si se conducirán con “fidelidad total a nuestra doctrina, al legado más importante de nuestros fundadores”.
En una cita difundida por la prensa, Jorge Romero H. sostuvo que “Somos un partido de derecha moderna… Somos un partido que cree en el liberalismo económico, pero sobre todo, somos un partido que sabe que le urge abrirse, que es un instrumento para que participen los ciudadanos, no los grupos de poder dentro del partido.” Luego lo reconfirmó: “Esto es regresar a nuestro origen y quizá a algunos les molestará, pero hasta el más molesto sabe que este es el sendero de la recuperación.” (Proceso, 18-10-2025).
Para una periodista-comentarista y evidente simpatizadora del renovado instituto partidista, la nueva propuesta se sintetiza así: “abrir el partido a la ciudadanía, permitir que las candidaturas sean encabezadas por las y los líderes naturales de cada comunidad, sin importar si son o no militantes tradicionales. Es decir, devolverle al PAN su vocación ciudadana… El desafío será convertir el entusiasmo de un evento en una estrategia permanente de cercanía y resultados. El partido tiene la oportunidad de volver a ser una alternativa, pero deberá demostrarlo en los hechos: con gobiernos transparentes, con sensibilidad social y con la capacidad de responder, no solo de criticar.” (Maribel Ramírez Topete, Diario Xalapa, 25-10-2025).
Desde la óptica del semanario Proceso, su colaboradora Dalila Escobar, escribió: “El Partido Acción Nacional (PAN) anunció su relanzamiento con la promesa de que no irá en ninguna alianza con otro partido para las elecciones y que sus candidatos serán electos por la ciudadanía en general y ya no por las cúpulas del partido. En el frontón en la Ciudad de México, donde recordaron el inicio del partido en 1939, expusieron sus nuevas condiciones, muchas de las cuales coinciden con las sugerencias que les hacía el expresidente Andrés Manuel López Obrador.”
Localmente, se sigue al pie de la letra lo anunciado nacionalmente, afirmó el dirigente estatal Juan pablo Colín: ya no más alianzas ni con el PRI ni con MC, con lo cual desmiente lo que ha sugerido la presidenta Claudia Sheinbaum, de que abandonado el PRI, ahora los panistas buscan aliarse a Movimiento Ciudadano. (entrevista en Conciencia TV por Nadia Madrigal y Gabriel Ibarra Bourjac).
El reto pues, está hecho. La prueba de fuego serán las próximas elecciones del 2027. Los panistas deben ponerse las pilas y haciendo a un lado sus equívocos, tratar de recuperar la confianza de la ciudadanía con procesos que incluirán elecciones primarias, voto de la militancia y encuestas. El relanzamiento incluye nuevo logotipo y campañas publicitarias.
Al comentar este importante rebranding (redefinición de identidad íntegra de una marca existente) la actual lideresa de MORENA, Luisa María Alcalde, indudable adversaria de los blanquiazules declaró que habían participado “políticos ‘impresentables’ como Guadalupe Acosta Naranjo y Cecilia Soto integrantes de Somos México, así como el expriista Enrique de la Madrid. También señaló a la presidenta de San Lázaro, Kenia López Rabadán, por ser diputada plurinominal ‘experta en discursos de odio, clasismo y racismo’ y a Germán Martínez, igualmente legislador de representación proporcional, a quien llamó traidor, detractor y mentiroso». Luego agregó la morenista a Marko Cortés, Santiago Taboada, Xóchitl Gálvez y gobernadores como Libia Denisse García o Mauricio Kuri. Y podríamos mencionar muchos otros, al tipo de Francisco Ramírez Acuña, Federico Döring, Damián Zepeda, así como el exconsejero del INE Marco Antonio Baños, los excandidatos a presidentes Ricardo Anaya y Xóchitl Gálvez, etc., etc. Al reflexionar sobre los asistentes a este arranque, queda punzante duda sobre esta refundación, porque los que flotaron alrededor del evento eran los mismos de siempre, los que encabezados por Vicente Fox y Felipe Calderón, casi sepultaron al panismo con derrotas apabullantes en 2018 y 2024.
Pero dice el timonel blanquiazul que “Esta es la era en la que las y los panistas le apostamos todo al PAN, para que la gente vuelva a confiar en Acción Nacional.” El organismo, aseguró, “pone punto final a una era y hoy se apuesta por el PAN. Ningunas siglas se antepondrán a las nuestras. Hoy comienza el resurgimiento de nuestras siglas, nuestro color y nuestro partido”. El pueblo, los votantes, están renuentes, porque la burra no era arisca, la hicieron a fuerza de promesas incumplidas y decisiones cupulares por esencia antidemocráticas. Veremos muy pronto si tiene razón el piloto del partido, ahora sí, de a deveras opositor. De otra manera, la refundación tan cantada como ambigua, no pasará de ser mas bien, una refundición.
Las intemperancias y estupideces que escupe a rabiar el salvaje inquilino de la Casa Blanca gringa llegan ya a extremos no imaginados. De lo último hay que entresacarle los embustes contra Maduro y contra Petro. De ambos dijo que son capos de cárteles de la droga. O sea que son dos narcopresidentes y que los dos son terroristas.
Apostrofó luego con obligar a Colombia a abrir sus espacios para que, desde ese flanco, las fuerzas armadas gringas invadan y sometan a Venezuela. Petro se negó a tal posibilidad. Se opuso, como era la reacción natural esperada, por razones mínimas de soberanía territorial. Y en el extremo de sus declaraciones se autodefinió como bolivariano. Le asiste toda la razón del mundo.
A la hora de la conformación de su nación, la mirada de Simón Bolívar, el libertador, estaba dirigida a construir y mantener integrado el gran territorio que ahora ocupan Colombia y Venezuela. Incluía también entonces lo que ahora conocemos como Ecuador y Perú. No era un sueño, sino la realidad concreta de aquellos días.
Pero el libertador iba a enfrentar una fuerza dinámica dispersiva del territorio, que había aglutinado su revolución de independencia de la península española. Esa dinámica de atomización en naciones minúsculas, a las que ahora se les califica como balcanización, provenía del reino sajón, que por aquellos días aún era poderoso. Traía de compañero un aprendiz que terminó superando al maestro, la nueva república de las trece colonias. Luego se vino a llamar Estados Unidos de América. Más adelante se autodenominan América, sin más. En ésas andamos.
Para entenderle mejor a este litigio tan viejo, no nos caería nada mal entrarle en una carrerita, aunque sea corta, a pasajes históricos relativos a este asunto, pues las veleidades y medidas de fuerza que anda tomando ya el imperio en decadencia, ha conseguido que se reunifique la Gran Colombia. Si llega a lograrse éste, que ahora sí es un sueño de los latinoamericanistas, habremos dado un paso agigantado no sólo en la unificación de nuestros pueblos dispersados a la brava y a la mala, sino sobre todo en la liberación objetiva y real, que tanto hemos buscado. Muchos, no todos; y menos nuestra gente que suele llegar a los gobiernos.
Pero no nos distraigamos más. Vayamos a esculcar el sentido de estos pasajes históricos propuestos, por ver si le entendemos bien al remolque que andamos enfrentando. Por supuesto que viene a ser tarea que rebasará los espacios que dedicamos a nuestros análisis semanales. Pero nos daremos la libertad de darle continuidad, hasta que supongamos que le hemos hallado la traza. Vamos pues con nuestra hacha.
¿Qué cosas se discutían, recién consolidada la independencia de nuestros países? En Bolivarismo y Monroísmo,Vasconcelos evalúa el esfuerzo integracionista de nuestros próceres independentistas en el famoso congreso de Panamá. Luego se refiere a una segunda experiencia histórica, instancia mexicana, el congreso de Tacubaya. Dice que, siendo Lucas Alamán ministro de relaciones, en la presidencia de Bustamante, se encargó de la convocatoria y realización del evento. Leemos:
“Lo primero que hizo [Alamán] para ubicar a México frente al exterior fue reanudar el esfuerzo roto en Panamá. Al efecto, convocó el Congreso de Tacubaya. No mencionan este congreso las historias elementales de las escuelas de Hispanoamérica. Y eso que se celebró con asistencia de representantes de cada nación iberoamericana y llegó a conclusiones ya no simplemente románticas, como los postulados de Panamá, sino altamente novedosas y trascendentales.
“ Lo más importante para el porvenir iberoamericano quedó definido allí, pero también allí mismo quedó condenado. Lo más importante, que jamás haya hecho un estadista del continente, fue la concertación de una liga aduanera iberoamericana, que Alamán hizo aprobar. La firmaron unánimemente los delegados, pese a la oposición del ministro y del departamento de estado norteamericanos… No era justo, alegaban éstos, dejar a los Estados Unidos fuera de ese consorcio económico creado por la liga aduanera hispanoamericana. Los Estados Unidos ‘también eran república’.
“ El monroísmo excluye a los europeos de las ventajas de América, pero había ayudado a los países de América; por lo mismo, los Estados Unidos debían incorporarse a la liga. Alamán no tenía ningún compromiso con el monroísmo. No era ya de la generación que se alió con Inglaterra para batir a España. Alamán creía en la raza, creía en el idioma, creía en la comunidad religiosa. En suma, Alamán daba al bolivarismo el contenido que le estaba faltando. Sin sobresaltos, liquidaba al monroísmo. Con Alamán nace el hispanoamericanismo en definida posición frente al hibridismo panamericanista. Convenció a los delegados de la América española, que sin excepción votaron su plan. Alamán venció en el congreso a la luz de la discusión esclarecida.
“Adams, derrotado, no se conformó. Al servicio de Adams estaba Poinsett… Las logias de Poinsett derrocaron al gobierno, al que servía Alamán. Triunfó la primera revolución ‘liberal’ y Alamán quedó excluido no sólo del gobierno, de la opinión del país, del corazón de sus conciudadanos. Lo persiguió el nuevo gobierno, lo calumnió la propaganda monroizante. El panamericanismo se apuntó su primera victoria mexicana. El hispanoamericanismo cayó con Alamán, para no levantarse más en todo el siglo, no obstante, uno que otro intento más o menos falsificado.”
Aquí dejamos hoy el alegato. Le seguimos la próxima semana. Gracias.
Los Estados Unidos Mexicanos, -nombre oficial de nuestra patria-, comúnmente conocidos como México, tienen una relevante relación con su vecino del norte, los Estados Unidos de Norteamérica, sencillamente Estados Unidos (EU) y vulgarmente identificado con el alias “Tío Sam”.
Para darnos idea de esa intensa conexión, diremos que en EU residen alrededor de cuarenta millones de mexicanos, -muchos de ellos maltratados, acosados y explotados- en tanto que en la tierra azteca moran entre 1.5 y 1.6 millones de estadounidenses, de los cuales cerca de 800,000 tienen calidad migratoria matriculada y los demás viven entre nosotros de modo irregular, pero muy apapachados y generalmente sin restricciones. Por cierto, en Jalisco, tenemos núcleos de vecinos septentrionales muy numerosos, destacando Chapala (en su ribera y el pueblo mágico de Ajijic) y el paradisíaco Puerto Vallarta, los cuales disfrutan a sus anchas nuestro clima y nuestra hospitalidad.
Por lo que ve a los trabajos que desempeñan la mayoría de compatriotas en tierras del Tío Sam, son de señalar el ramo agrícola, el restaurantero, la construcción, el ámbito manufacturero, el de alojamiento y los servicios incluyendo las tareas en ventas minoristas, así como el cuidado y la asistencia social.
En cuanto a la economía, las transacciones entre los dos países son extraordinarias, a tal grado que México es ya el primer socio comercial de Estados Unidos, superando a Canadá y China. Y esto nos de ayer, sino que se ha mantenido por varios años, impulsada dicha economía, por el dinamismo comercial de ambas naciones del norte, su proximidad geográfica, recalcando cadenas de suministro como las que imperan en el sector automotriz y el renglón manufacturero.
En razón de lo anterior, es que haya la imperiosa necesidad de tramitar visas por los habitantes de entrambas naciones vecinas. Este documento regulatorio, es la autorización que el gobierno de un país otorga a una persona extranjera para ingresar a su territorio con un propósito concreto: turismo, trabajo, estudio y hasta inversión o residencia. Ordinariamente puede consistir en un sello en el pasaporte, pero en el caso de los colindantes norteños, es todo un documento que denominamos para distinguirlo de la visa de otros Estados, “visa norteamericana”. Desde luego que, si de clases de visas hablamos, los EU tienen dos principales: para inmigrantes y para no inmigrantes: Cada una de estas categorías se subdivide en múltiples tipos, como visas de trabajo, visas de visitante, etc., etc., según se acredite a los ojos escrutadores de los oficiales consulares, los cuales laboran en alrededor de nueve oficinas que pueden expedir esos documentos en nuestra república mexicana.
Cada año, y especialmente cada que hay nuevo presidente de EU, suelen modificar sus administraciones los requisitos para expedir visas norteamericanas. Y podemos afirmar que cada vez son mayores esos requerimientos, comenzando con su elevado costo: hasta septiembre de este año de 2025, costaba $185 dólares, y a partir de octubre, se elevó a la cantidad de $435 dólares, advirtiendo que pagar tal suma -por elevada que sea- no garantiza se otorgue la visa, sino solo tener una cita en el consulado de EU para gestionarla; si no se concede, no hay devolución alguna.
Los oficiales consulares, son penetrantes indagadores y si sospechan que el solicitante no es apto para visitar EU, niegan la autorización respectiva: ellos suelen creer que muchísimos mexicanos utilizan la visa de turista para quedarse a trabajar en el país de las barras y las estrellas, lo cual en no pocas ocasiones así es, pero esa característica es típica de todos los pueblos.
Tanto nuestra nación como la de los gringos, son grandes potencias turísticas. De allí que tengan que expedir visas de ese ramo. Sin embargo, ni costos ni tratos son recíprocamente igualitarios. Para los mexicanos es todo un calvario obtener la tarjeta o visa americana, dificultosa, tarda y onerosa, mientras que, para los visitantes yankis, todo es facilidad y baratura.
Un grave problema para los viajeros de México hacia el extranjero (EU o cualquier otro destino internacional) es que muchas líneas aéreas, hacia los cuatro vientos, despegan de territorio estadounidense y por lo tanto se exige la visa correspondiente. De no tenerse, debe hacerse costosísimo y largo rodeo. La cuestión se agrava si lo que se desea es realizar algún viaje crucero, o sea en barco, ya para conocer lugares caribeños, centroamericanos o del lejano viejo mundo: todos los puertos de salida están domiciliados en EU. Hasta hace tres o cinco años, de México salían esos cruceros, siendo los más típicos apostaderos Cozumel o Puerto Progreso, cercas de Mérida. Pero aduciendo precaria infraestructura portuaria, dizque insuficiente para los grandes barcos, la siempre nociva burocracia política, la inseguridad y la implementación de nuevos impuestos encarecedores del turismo, pero sobre todo el interés de las navieras en otros puertos, se acabaron las salidas desde nuestros mares. Eso sí, muchos puntos de gran turismo siguen siendo visitados por los cruceros: Cancún y Puerto Vallarta son ejemplo de ellos.
Existen programas en diversas naciones, para que, sin necesidad de visa, se pueda transitoriamente entrar en los países que los practican. México tiene un programa y no es difícil utilizarlo. Los Estados Unidos también lo poseen, le llaman Programa de Exención de Visa (VWP por sus siglas en inglés: Visa Waiver Program), administrado por el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) en consulta con el Departamento de Estado. Por medio de este sistema, se permite a las personas de países designados viajar a los Estados Unidos para estadías de hasta 90 días sin visa. A cambio, esos países deben permitir que los ciudadanos y nacionales estadounidenses viajen a sus países por un período de tiempo similar sin una visa con fines comerciales o turísticos. El programa fue creado en 1986.
La pregunta que se hace el mexicano es porqué ese sistema, convertido en una especie de mutualidad con muchos de los aliados más cercanos de Estados Unidos, no incluye a México, el principal socio comercial de ese país, su vecino y la nación con más connacionales residiendo en dicha potencia, además de otorgarle a los ciudadanos de EU un trato preferente. La respuesta debemos buscarla, ya sea porque nuestros gobiernos no se han preocupado por ser parte de ese grupo de naciones (entre ellas España, Alemania, Francia, Italia, Portugal, Reino Unido, Grecia, Hungría, Irlanda, Países Bajos, Polonia, Suecia, Suiza y Chile). O la segunda contestación, es porque fieles a su frase de que “Estados Unidos no tiene amigos, sino socios”, nosotros solo les convenimos de agremiados desiguales, en cuyo caso -contrariando la fraternidad y sentido solidario-la desconfianza es común denominador para regular nuestros vínculos.
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