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TRUMP Y MEXICO: RELACIONES DIFÍCILES.

Por Pedro Vargas Avalos.

Local 17 interior del mercado municipal, más de 40 años de tradición, atendido por su amigo Alfonso Gómez el cortito

sueño americano pronto volverá a cobrar vida y prosperará como nunca antes…” y
desde luego, el “mesías” es el reelecto gobernante norteamericano, quien sin
tapujos pregona: “Fui salvado por Dios para hacer que Estados Unidos vuelva a
ser grande”.
En consecuencia, en su turbado pensamiento, busca recuperar el canal de
Panamá, adquirir la isla de Groenlandia, convertir a Canadá en estado de la unión
estadounidense, imponer cuantiosos aranceles a las mercaderías que ingresen a su nación, y en su arrobamiento mental, hasta cambiar el nombre del Golfo de México, por el de golfo americano. Al respecto, como una afirmación fue declarar una emergencia energética, observadores puntillosos atisban que eso fue para dar justificación a futuras exploraciones petrolíferas en esa zona marítima que indudablemente es mexicana.
Y siguiendo con México, manifestó el exultante mandamás norteño, que con motivo de los millares de migrantes que meditaba expulsar, restauraba el plan de que nuestra patria sería un tercer país seguro. A ello, por instrucciones de la presidenta Claudia Sheinbaum -CS-, el canciller Juan Ramón de la Fuente, respondió que, “si lo vuelven a instrumentar, la indicación es enfatizar en que es una decisión unilateral que toman ellos. No lo compartimos.” (Mañanera, 20-ene- 2025). Sobre el tema, opiniones de muchísimos políticos, académicos y observadores, coinciden en que la actitud de la mandataria azteca ha sido acertada, valiente y madura.
Las fracciones parlamentarias en el Congreso de la Unión han estado acordes en respaldar a la presidenta. El diputado Sergio Gutiérrez Luna, presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, anunció el 23 de enero, que se suscribió un acuerdo relativo a la relación bilateral México-Estados Unidos, por legisladores de Morena, PT, PVEM y la coordinadora parlamentaria de MC, manifestando “su respaldo a la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo en la conducción de la política exterior y en defensa de los migrantes y el respeto a la soberanía”. Es de señalar, expresó Gutiérrez Luna, “que a tal acuerdo no se sumaron los dirigentes del panismo y el priismo. En su mezquindad…”, ellos
hicieron cálculos para obtener dividendos políticos, dando la espalda a millones de mexicanos. Concluyendo: “Luego se quejan porque los llamamos traidores a la patria, pero eso son. Cuando no votaron los apoyos sociales, cuando no votaron la reforma eléctrica, y ahora, al regatear este apoyo, se convierten en traidores a la patria”.
Por su parte CS, al tiempo de agradecer a los mexicanos su mayoritario apoyo (entre el 70 y 80%) a su trabajo, recalcó el respaldo que recibió de los 32 gobernadores (incluidos de todos los partidos políticos) quienes representan la unidad nacional, así como el del sector privado que le enfatizó su apoyo. Incluso,
internacionalmente se ha ponderado y tomado como ejemplo, el modo en que la presidenta mexicana encara al señor Donald Trump. Y ante esto, el mismísimo ejecutivo de EU, desde Washington expuso al Foro Económico Mundial de Davos, en Suiza, que “Tenemos una relación muy buena con México. La situación ha mejorado en los últimos años. Lo más importante es asegurar la justicia entre
ambos países”.
No cabe duda de que las relaciones mexicanas con Estados Unidos siempre han sido, no solo importantes, sino difíciles. Pero con unidad nacional y la sensibilidad evidente de nuestra presidenta, estamos ciertos que nuestra patria saldrá adelante.

Más sobre las locuras gringas

Juan M. Negrete

Lo triste de todo este denigrante espectáculo viene a ser que nosotros (los mexicanos) ahora sí resultamos contratados para el libreto y no precisamente como extras. Somos el malo de la película. Los personajes deleznables, los que son mirados desde su aparición como una maldición. Los antes siempre invisibles ahora quedamos dentro y deambulamos como Pedro por su casa en sus constructos tan artificiales y tan vacuos. Más vale entonces que nos pongamos bien las pilas.

Dentro del mundo del análisis periodístico también se cuecen las habas y no precisamente a fuego bajito. Unos comentaristas resaltan unos aspectos, otros otros. Los hay que le aplauden sus extravagancias al güero desabrido, a su centenar de edictos y a sus vociferantes proclamas; pero también hay quienes señalan con harta precisión la descompostura que se le hará a su esquema económico y financiero, de aplicarse las barrabasadas que proclama. El desastre no nada más iría dirigido al interior de su mercado, sino que nos intoxicaría a todos, en todo el mundo. Y pues, los mexicanos tenemos con los gringos nada más tres mil kilómetros de frontera. Ni para dónde hacernos.

Así que buscar más elementos disruptivos de la retahíla de extravagancias que ya se han señalado hasta el cansancio, sería una tarea perdida. Desde esta página habrá que esforzarse en señalar, con el ánimo de aportar elementos positivos para ulteriores debates, lo que alcancemos a vislumbrar y que valga la pena de ser resaltado, con el fin de no cogerse de teas ardiendo, como luego nos ocurre tantas veces.

Lo primero que hay que señalar entonces, atenidos a este propósito, es que los mexicanos no somos tan diferentes a los gringos. No en balde hasta nos decimos primos. Nosotros, los mexicanos, descendemos de migrantes europeos como ellos. La diferencia de fondo es que nuestros ancestros provenían del sur de Europa, sobre todo de la península ibérica, y los gringos de regiones del centro y del norte europeo.

Otra diferencia clave, atizando elementos superestructurales, viene a ser la pertenencia a los credos. Mientras los colonizadores hispanos fueron católicos, los güeros provienen de cuáqueros y de muchas otras sectas protestantes, sobre todo. El odio religioso que cultivaban con tanto fervor por allá, se lo trajeron y ampliaron aquí. Y esto debe ser medido con cuidado, so riesgo que, de no hacerlo, perdamos la perspectiva.

Si nos admiramos de que para los gringos, la consigna a aplicar para los habitantes autóctonos fue la de “el indio bueno es el indio muerto”, no deberíamos de repicar acá con nosotros tanto las campanas. Aunque no era consigna retórica, en los hechos, la persecución y el exterminio de los indígenas en México y en toda Latinoamérica se aplicó casi con el mismo fervor, como con los güeros. A poco tiempo de lo transcurrido en ambas colonizaciones, las propiedades en ambos lados de las fronteras eran ajenas a los naturales. Nuestros abuelos mutuos les despojaron de territorios, lenguas, historias y hasta de sus creencias religiosas.

Ya no habiendo más indígenas para exterminar, los gringos se encontraron con la premática de que para seguirse extendiendo en su campaña de atracos y despojos, había que deshacerse de los nuevos estorbos. Fue cuando nos les aparecimos como exterminables. Sólo que hallaron que era un bloque más entreverado que la  vieja indiada. Los descendientes de los colonos hispanos, ya asentados en las tierras por despojar, podrían no resultar una perita en dulce.

Éste es el punto de oro que tendríamos que ponernos a escarbar en serio con las rebatingas que se viven ahora por parte de estos rapiñeros a escala. Ya nos invadieron, nos despojaron de enormes territorios, nos volvieron sus esclavos, nos hacen ver nuestra fortuna. No conformes con tanta tropelía, ahora le buscan por el lado no controlable de los odios raciales y las perversiones fascistas: los mexicanos somos sus aliens, somos el otro yo, el malo al que hay que perseguir hasta su desaparición. Es demasiado lo que encierran estos aspectos y que nos indican que el ser humano no está ni así de curado de espantos, nosotros entre ellos.

Invocan a la divinidad, con su destino manifiesto, de que con sus atropellos enderezarán al mundo. Y lo juran poniendo la mano sobre libros sagrados, que bien se sabe que son de origen semita. En fin, no se han curado del síndrome o la locura de considerarse pueblo elegido, aunque no sean judíos. Pero como si lo fueran. Es bandera que tremolan abiertamente, porque no están curados de semejantes deformaciones mentales. Las secuelas de tales desordenes mentales seguirán, porque no se ve que se esfuercen por ponerles remedio en los hechos.

Los excesos de tales esquizofrenias los vivieron nuestros abuelos y lidiaron con ellos. De acuerdo a nuestra pachanga católica, la nación mexicana terminó de ser constituida el 12 de diciembre de 1747, con la jura nacional del patronato de la guadalupana en la Nueva España. Este planteamiento se constituyó en eje central de la construcción de nuestro estado nación y provocó demasiadas turbulencias y sangrías, hasta que los ninos lograron ponerle fin en el cerro de las campanas. De entonces a acá, vivimos la separación de las esferas iglesia-estado. Pero al parecer la pesadilla del imperio gringo va para largo. O por lo menos no se ven visos de un Juárez gabacho que ya les ponga en orden. Ya veremos.

Aires de Amula

Por: Gabriel Michel Padilla

1.-Autlán Como un romance de joyeles, escrito de pasado y manganeso, es la ciudad episcopal de catedral de piedra. Su carnaval desenfrenado con euforia y sus calles tronadas de piropos, hacen vestir a la mujer de gloria, a sus campos con plumaje de loros y sus tardes con sangre de los toros. Desde un modesto barrio, hecho de acordes de guitarra, logró  Carlos Santana, en las noches de lirios y luceros, que su Zamba se oyera hasta el infierno.

2.-El Limón Cinco cerros de ozotes y robles lo rodean. Del Narigón, su cerro sacro, en murmullo de plata descienden sus arroyos y al llegar a sus puentes, cantan salmos. Oh pueblo risueño: a sus balnearios de aguas tibias, bajan desde el Olimpo las diosas y las musas y se bañan en junta de mujeres. En sus casonas viejas, hay pozos para esconder muchachas, que ansioso rebuscaba Pedro Zamora el general bandido.  

3.-Ejutla Si alguien desea ver torres, en un diálogo eterno con el cosmos y un Cristo Rey cobijando un pueblo, que vaya rumbo a Ejutla. Por las noches, las lumbres de su cielo señalan el camino de los peones que van arreando mulas desde el campo de cañas al trapiche, entonando en un coro “El Alabado”. Nadie ha podido descifrar la magia de tu esencia, tampoco el embrujo del silencio encadenado por las monjas, entre los muros de su monasterio  En su presa “La Piedras”, se hacen torneos de pesca de lobina. Oh Ejutla, la de magia y misticismo, la del mártir ahorcado bajo un mango.

4.-El Grullo Zacapala, la que en siglos pasados te heredó su nombre en Castellano, también te regaló sus chirimías, sus danzas y plumajes, sus flautas y tambores, que luego se añejaron  en los siglos y se volvieron mariachis y galas orquestales, trombones, tubas y cornos ingleses, bajo la fría batuta de don Estanislao. En sus palenques y sus ruedos taurinos, aún resuenan en murmullo, los requiebros bravos y  atrevidos del licenciado  Sergio Corona Blacke.     

5.-Tuxcacuesco En el tambor de lumbre de su suelo, escribió Pedro Páramo su hazaña. Por sus viejos adobes hechos muros, escalan inquietos los jazmines, donde Rulfo nos cuenta “El Llano en Llamas”. Pero en medio de su calor, como una flecha fresca, lo atraviesa el río y cuando cae la noche, le arrulla con aroma de sus rezos y de tonadas viejas. En el subsuelo se conservan los antiguos vestigios de la raza indiana, que a Isabel Kelly dejaron perpleja y asombrada.

6.-Unión de Tula  La hacienda San Cristóbal y sus campos se transformaron en Unión de Tula, sus valles se volvieron maizales, y de las viejas cuerdas musicales, en una nueva caja de sonido, como un himno brotó este pueblo nuevo, de festival eterno. Las naves zodiacales a él  se encaminaron y le dieron la luz de su esplendor y su progreso. Sus torres son grandiosas, se divisan del cielo.

7.-Juchitlán Flor o lugar de flores, significa su nombre, al llegar a este pueblo por la ruta Manila, me llegan los recuerdos, de rumor de trigales, escoltando sus torres con tañer de campanas, eres uno de tantos y eres único, oh pueblo de pasada.

8.-Tonaya Noche de la Asunción, Candelarias y Petras, las hijas de este pueblo, tienen labios orgánicos, con dibujos de pétalos de rosas que no suelen usar púrpura postiza. Sus montañas surcadas con agave, más que patrimonio de alguna humanidad, son deleite a los ojos. Los volcanes atisban desde oriente, cuidando que las diosas del mezcal, nos hereden un poco de su esencia.

9.-Atengo Hay en sus calles, con el viento de otoño, fuga de buganvilias y  de aromas de flor de clavellinas y en medio de jornadas septembrinas, tu Virgen de renombre, en medio de mariachis y danzas primitivas, se vuelve Romería, que en júbilo camina a su santuario a celebrar su gloria y santidad, pero encima de todo su gran Natividad. Llega Madre a tu templo, ¡Poderosa!

10.-Tecolotlán De la mano de frailes franciscanos, las antiguas parvadas de búhos o tecolotes, se volvieron palomas de convento y ahí se forjaron sus nuevos sentimientos: amor por el trabajo, la construcción de templos, mansiones coloniales, amor a la cultura y un carnaval de algarabía y de mujeres bellas.

11.-Cuautla La iluminada torre de tu iglesia y tu cúpula blanca, llena de luz de aurora, pastorean diligentes al caserío de tejas coloradas. En el atrio de aroma de tezontle, hay rumor de pasquín de rezanderas. Qué dieran tus migrantes, por tenerte, cada mañana en Texas, California o de noche en Chicago.

12.-Ayutla Por el camino a Talpa, me encontré con el pueblo hecho de sueños, ahí la herencia hispana de charros y jinetes se incorporó a la sangre de Cuauhtémoc. ¡Oh Tortuga Sagrada hecha de piedra! desde tu vieja iglesia, bendice a los gozosos peregrinos que cargan en sus pechos  esperanzas, ponles agua bendita y dales alcanfor que fortalezca. ¡Deben llegar a Talpa!

13.-Tenamaztlán Yo miro en tus añejos empedrados un sabor a “viacrucis”, tus rancios caserones son palacios de Herodes y Pilatos; tus capillas, son las casas de Anás y de Caifás, y el camino hacia el templo, de adobes colorados, parece que lo alfombran con mil charcos de sangre derramada.   

14.-Chiquilistlán Asentado en la sierra, junto a espejos de cedros, de robles y  oyameles, donde hay sabor eterno de borrego al pastor; las rocas de sus lomas  se hacen luz con entrañas de agua nueva; algunas se vuelven frailes, que diario rezan maitines mirando tus callejones. Mientras Tapalpa te abraza, tú  devuelves ternura, que sale de tu entraña. Chiquilistlán siempre viste sarapes de borregos  prietos, sus niñas todas llevan un muy leve rubor, como etiqueta.

LA TERCA COMENTOCRACIA Y SU VISIÓN SESGADA.

 Por Pedro Vargas Avalos

Contumaces por definición, esos “comentócratas” no cejan en sus empeños de denostar a todo gobierno que no los acaricie (vulgo apapacho) por lo que, la actual administración federal -que huele a lopezobradorismo-, caracterizada ahora como “claudista”, por el nombre de la presidenta Claudia Sheinbaum (CS) es objeto de aprensivos señalamientos. Advertida de esa conducta, la mandataria consignó en su discurso por los Cien Días, enunciado en el zócalo capitalino el domingo 12 reciente: “Nos critican algunos medios, la comentocracia: “¿por qué no nos diferenciamos?, ¿por qué defendemos los Programas de Bienestar o las obras estratégicas?, ¿por qué hay continuidad en el proyecto?” Y luego ella misma dice la razón: “siempre lo dijimos, ¿cuál sorpresa?, por eso luchamos durante todos estos años. Para eso nos eligieron, para dar continuidad a la Transformación de la Vida Pública de México, iniciada en el año 2018”.

                Basta leer algunos de los diarios dizque de circulación nacional, escuchar ciertos programas radiofónicos o ver noticiarios televisivos, para darnos cuenta de que, en efecto, los “intelectuales” orgánicos, llanamente comentócratas, cada vez, en vez de reflexionar sobre su postura, insisten en sus desplantes impugnadores. Por ejemplo, escribe Carlos Elizondo Mayer-Serra:  Claudia Sheinbaum, en los primeros cien días de su gobierno “Debe estar muy satisfecha. Ha reconstruido el régimen político, pasando de un sistema con ciertos contrapesos y una democracia imperfecta, a uno sin contrapesos cada vez más autoritario”. (Reforma, 2025-01-12).

En El Universal, afirma un colaborador: marcha con un maratón legislativo de una veintena de polémicas reformas constitucionales y otras tantas iniciativas porvenir que cambiarán el rostro del Poder Judicial y la seguridad pública que representan el entierro del pasado régimen en la prolongada lucha por la Republica entre dos proyectos de nación…”. (José Buendía Hegewisch, 1-I-025).

Local 17 interior del mercado municipal, más de 40 años de tradición, atendido por su amigo Alfonso Gómez el cortito

Pero lo anterior apenas son asomo de lo que pregonaron adalides de la comentocracia, como Enrique Krauze, quien en su cuenta de X (twitter) borroneó: “Después de ser una monarquía, el 4 de octubre de 1824 México se convirtió en una república. Pasaron 200 años. En septiembre de 2024, México dejará de ser una república para convertirse en una monarquía… ¿Lo permitiremos?”. Lo anterior generó, en la misma red social, un comentario burlesco de Jairo Calixto Albarrán: “¡Creo que Krauze ve más algoritmos que Pedro Ferriz!” (agosto 24, 2024).

El otro cabecilla de la comentocracia mexicana, es sin duda Héctor Aguilar Camín, quien expuso: “Asistimos este año a la demolición constitucional de la democracia y de sus instituciones. Prácticamente quedó instalada en nuestro país una dictadura legal.” Y remata: “La democracia mexicana ha sido desmontada con los instrumentos de la democracia”. (Milenio, XII-20- 2024). Esto ameritó una respuesta de la primera mandataria, quien tras preguntarse si practicar la democracia es autoritarismo, exclamó en una Mañanera: «Está molesto porque se le acabó el uso de recursos públicos para su beneficio» y enseguida, sobre los comentócratas manifiesta que “su enojo…les pone un velo que evita que hagan un análisis de lo que realmente está pasando en el país…un apoyo muy grande a la Cuarta Transformación…”  (El Ciudadano, 27-XII-024).

Aun cuando la titular del poder ejecutivo federal afirmó que al llegar ella al poder no lo hacía sola, sino con todas las mexicanas, hay acervas críticas que la contradicen. Y una de las mas destacadas es la columnista Denise Dresser, quien afirma y recontra afirma que Sheinbaum no gobierna, sino su predecesor, según declaró en redes sociales: “A 100 días de haber asumido el poder, Claudia Sheinbaum es una Presidenta Pigmalión. Detrás de ella hay un hombre que la ha moldeado y creado para asemejársele. El bastón de mando lo carga ella, pero lo mueve él.” Y con filosa pluma, opina de la reforma judicial que Claudia apoyó: “es dolorosa, surreal y decadente”. En cambio, la primera magistrada de la nación sostiene que, con tal innovación constitucional, el poder judicial se democratiza, el nepotismo termina y la corrupción en el ramo de justicia desaparecerá, siendo ahora sí rápida, expedita y gratuita para beneficio del pueblo.

Con los anteriores ejemplos, que sirven como botones de muestra de la calculadora comentocracia orgánica, o sea los antes apapachados intelectuales y escribidores de la comunicación tradicional, beneficiados en administraciones neoliberales generosamente por el erario, queda más que probado el sesgo de tales personajes. Pero podríamos mencionar centenas de “comunicadores” de la calidad de los siguientes: Sergio Sarmiento, Raymundo Rivapalacio, Ricardo Alemán, Leo Zuckerman, Azucena Uresti, Carlos Loret de Mola, Jorge Castañeda Gutman, Luis Cárdenas, Carlos Marín, Joaquín López Dóriga, Héctor de Mauleón, Ciro Gómez Leyva, Lorenzo Córdoba, Federico Reyes Heroles, Pablo Hiriart, Jesús Silva Herzog Márquez y un larguísimo etc. Y la animadversión de los simpatizadores de la comentocracia llega hasta a los medios sociales, donde la inteligente y bella tapatía Altagracia Gómez -quien colabora con la Presidenta, sin recibir sueldo- fue infamada por la vestimenta que lució el día de la presentación del Plan México; indumentaria ciertamente muy mexicana y garbosa.

Es una verdadera tristeza que tantos y tan inteligentes articulistas-escritores, no se sumen a la unidad nacional que demanda la república. En tal tesitura se encuentran las mayorías de las oposiciones inscritas dentro de la reacción conservadora, al estilo del magnate Claudio X. González Guajardo. Más como afirmó nuestra Presidenta: a estas alturas de la historia no es la corrupción, la triquiñuela, el odio, el clasismo, el racismo y el machismo — reminiscencias de la sociedad de castas de la Colonia, del conservadurismo decimonónico y el reciente neoliberalismo— lo que genera libertad, justicia social, solidaridad, progreso y la democracia, principios que sostenemos los mexicanos en su mayoría y que son el sustento de la patria que anhelamos.

               Afortunadamente, gobernadores y alcaldes de todo el país, demostraron el pasado 16 en la capital azteca, en una inédita reunión que sostuvieron con la mandataria, por voz del ejecutivo neoleonés Samuel García, de Movimiento Ciudadano, que cerraban filas alrededor de la Presidenta, secundándolo el priísta de Durango, Esteban Villegas, quien manifestó: “Estoy convencido que, cuando trabajamos unidos federación, estados y municipios, podemos hacer mucho más cosas, mucho más rápido y con mucho más efectividad. Por eso, sigamos así, unidos, porque México es más grande que cualquiera de nosotros… más grande que cualquier color… más grande que cualquier tema de grupo o particular”. (La Jornada, 16-I-2025).

Por lo anterior, es bueno que escuchen los comentócratas sesgados y sus semejantes de las derechas, lo que con firmeza exteriorizó Claudia Sheinbaum al exponer logros y propósitos con motivo de sus cien días de gobierno y que debemos suscribir la mayoría de compatriotas: “Que se oiga bien, lejos y fuerte: No vamos a regresar al modelo neoliberal; no vamos a regresar al régimen de corrupción y de privilegios, no dejaremos que regrese la decadencia del pasado, donde se gobernaba para unos cuantos…hoy tenemos un México vivo, soberano, independiente, libre, democrático, cada vez más justo, con un pueblo alegre, entusiasta y empoderado”.

Así es que, al unísono de todos los mexicanos -ojalá se sumaran los comentócratas y oposiciones- debemos secundar lo que dijo en la antedicha reunión el mandamás panista de Querétaro, Mauricio Kuri, el pasado jueves 16: “es tiempo de unidad, es tiempo de tener únicamente tres colores: el verde, el blanco y el rojo…seamos conscientes de que enfrentamos retos de gran trascendencia. La historia nos recuerda que, divididos, garantizamos la desventura; también, que cuando estamos unidos, nada derrota a las y los mexicanos”.