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ENTORNO Y RETOS DE NUESTRO PERIODISMO.

 

Por Pedro Vargas Avalos.

En México actual, se desató el debate sobre si la libertad de expresión está acosada, si el régimen ejerce una especie de censura o si los medios optan más bien por cierta autocensura, a efecto de mejorar su relación con el gobierno.

 Al respecto, el Foro organizado por la Universidad de Guadalajara y la Fundación Internacional para la Libertad, del peruano-español Mario Vargas Llosa, se pensó podría aportar razonamientos certeros, equilibrados e ilustrativos. Empero, el evento ofreció un desfile de impugnadores del poder público representado por el presidente de la república. Para no ir muy lejos, en días pasados, el aludido premio Nobel, entrevistado por Carlos Loret, pertinaz discrepante de la Cuatro T, afirmó que AMLO es populista, que se quiere reelegir, llegando a lo cómico por instar a España pida perdón por lo abusos inferidos a los indígenas durante su dominación. El mandatario le dio puntual contestación el 29 pasado: “yo tengo convicciones, tengo principios. Yo voy a estar aquí nada más el tiempo de mandato, y eso si la gente lo decide en la revocación del mandato, que va a llevarse a cabo”. Sin embargo, recordó López Obrador, Vargas Llosa admitió que no había dictadura y que si existía libertad de expresión, lo cual habla bien del escritor. 

En anterior artículo, vimos que solo un periodista partícipe del Foro antedicho, hizo contrapeso a los adeptos del opulento hispanófilo Vargas Llosa, a quien secundaron en sus ideas  ubicadas en la derecha: el excanciller foxista Jorge Castañeda; la ardorosa comentarista Ivabelle Arroyo, quien cuando AMLO ordenó no aplicar la reforma educativa de Peña Nieto, tan dañina para educación, maestros y alumnos, confesó su antipatía escribiendo: “López Obrador mancha la historia de la izquierda, escupe a la memoria de los que antes de él lucharon por la democracia en el país, ofende a los demócratas que votaron por él, ensucia el historial de los movimientos que construyeron con sangre su llegada a Palacio Nacional y se burla de los mexicanos todos”. Para ella, eso rebasó la grave corrupción nacional a cargo de todos los partidos políticos, incluyendo los fraudes electorales. (El Informador, 17-IV-19). También participaron Salvador Camarena, de “El Financiero” y Cristopher Domínguez, editor de Letras Libres, la revista de Enrique Krauze, empresario-historiador enfrentado con el primer mandatario. Dicho intelectual exorgánico, fue el moderador de la mesa, misma que como cereza en el pastel, escuchó al retoño de Vargas Llosa, de nombre Álvaro, quien fue lapidario: El balance mundial de la libertad de expresión, es que no son buenos tiempos para ella: quienes la ejercen, están en riesgo,  a la defensiva, porque los valores republicanos se  erosionaron en América Latina, y el populismo en su peor vertiente, la deteriora. 

En esa tesitura, Castañeda aseveró que en el orbe hay un problema real, gestado en el cuatrienio de Trump por su ofensiva a los medios más liberales (NBC, Washington Post, New York times, CNN, etc.) lo cual arrojó un efecto intimidatorio. Y aquí el “Güero” regurgitó su antiobradorismo: eso es lo que hace AMLO todos los días, particularmente los miércoles. Y agregó: el trumpismo cunde en Brasil, con Bolsonaro, pero China, “es el principal ejemplo de la represión, aunque nunca fue baluarte de la libertad de expresión”.

El embate contra el gobierno mexicano, lo elevó Ivabelle Arroyo: México, no es lugar seguro para ejercer el periodismo, por la descomposición del Estado como garante de ese derecho, ante el crimen organizado. Y redobla la carga:  impera la muerte, la encarcelación por las ideas, el ostracismo, el miedo a ser señalado, un día si y otro también, por el dedo de AMLO (quien estigmatizó a Krause, Aguilar Camín, etc.) con “el objetivo de acabar con la pluralidad”. Y sigue arguyendo esta incisiva articulista: El periodismo en México tiene un escenario negro. Especialmente el periodismo político, cuya agenda monolítica es dictada perversa y hábilmente desde el púlpito presidencial.  

Salvador Camarena, tapatío de origen, chilango por decisión propia (Manuel Baeza dixit) remató los juicios anteriores: es ejercicio pernicioso que el poder califique a los medios, pues quien los debe evaluar son los lectores. Y muy cáustico, agrega: a pesar de que el presidente dice 88 mentiras diarias, sus mensajes se reproducen antes, “diga lo que diga”, pareciendo que hasta los ataques agradecemos. El mandatario “nos dice mentirosos y nosotros lo aceptamos”, y generaliza afirmando que incontables “son criminales embozados”.  Al finalizar, Krauze irradió un complaciente ¡Magnífico!

Cerró esta mesa Cristopher Domínguez, el krausista editor de “Nexos”, preconizando: “el régimen siembra el odio a través de las conferencias del presidente”, pues aunque no hay censura, y se puede decir lo que se quiera, “puede haber consecuencias… hay un deseo de acosar al periodismo” y formula un reto: “¿por qué no ir a las mañaneras para confrontar al presidente? …nos podríamos turnar, si nos unimos”. 

El tema “Los desafíos del periodismo”, lo moderó una mujer (¡por fin!) Adela Navarro, premio María Moors, quien atinadamente insinuó discernir sobre los convenios de publicidad gubernamental (son premio o castigo); el desafío de los medios alternativos de comunicación; si las noticias falsas, son pagadas por la clase política en redes sociales y si el centralismo de la información del gobierno Federal, limita la de los Estados.

Pero sus panelistas no hicieron cabal caso. Solo Jorge Zepeda Paterson, apuntó que vivimos “la peor tragedia en el mundo del periodismo…en 200 años”, que ahora tiene “casi en la lona” a la empresa periodística, confrontando la circulación gratuita de noticias en las redes sociales, con un nuevo lenguaje, donde es viral el dicterio y común la irreverencia, sumándose, señaló Zepeda, la polarización extrema, por el intento de cambio de régimen, que provocó enfrentemos proyectos de nación divergentes. Además, “los tambores de guerra de las mañaneras, prenden fuego en la pradera”, obligándonos a mantener la ecuanimidad cuando se ve uno impugnado. Eso no lo aceptó “Reforma”, diario que quitó a René Delgado y puso un antiobradorista, con lo que se declaró abiertamente antigobierno. Y concluyó: “Si un periodista se convierte en activista político, rehúye la posibilidad de hacer del periodismo un espacio de confluencia, para tratar de entendernos, aunque seamos distintos”. Al respecto, Ricardo Raphael, que postula el principio de “el coraje de decir la verdad”, afirmó que” El periodismo no ha muerto, está en crisis, porque está pasando de la edad media al renacimiento” y la crisis de los medios, está llevando a la crisis del oficio. Por ello, si el medio o el periodista practica el activismo, faltan al periodismo. El ejercicio periodístico está destinado a desmentir donde hay mentira, pero ha de hacerlo con pruebas bien corroboradas.

Tras los dos anteriores expositores, irrumpieron de nuevo los anti régimen: Héctor de Mauleon, sosteniendo que tenemos un presidente que diario nos cuenta lo maravilloso que es él, ante personas que lo apoyan; luego, exhibe una serie de periodistas contra los que siembra la idea de que son mentirosos. Por ello, recalca, “En este momento en México, el periodismo se haya en una de las zonas más vulnerables que haya desde que se abrió la libertad de expresión… estamos en un sexenio violento en su trato hacia la prensa”. Respaldando tal perfil, Raymundo Riva Palacio enarboló la idea de que “la arena publica se ha convertido en un cuadrilátero”, exponiendo: A lo largo de 40 años han existido presiones contra periodismo y periodistas. Con Fox y Calderón, hubo peticiones directas para despedir. Los anunciantes privados surgidos hace años fueron duros, como cuando retiraron publicidad a “Excélsior”, y por 3 años, la nómina la pagó Echeverría; pero al presente hay cambio cualitativo, con efectos nefastos: el presidente no pide se despida a alguien, pero al elevar los costos del medio con sus mañaneras estigmatizantes, hace que se despidan a los periodistas que sufren cierto linchamiento.

En el Foro, campeó por lo general la idea del copatrocinador y su vástago, de que nadie quiere que el mundo se reparta entre EU y China. ¿porqué? Porque en Europa nació la libertad, la democracia, esa libertad de expresión que hoy día celebramos, que es importante para saber si una sociedad es democrática o no lo es.

Los españoles no llegaron solos, trajeron Grecia, Inglaterra, Alemania, Francia, España, y desde entonces los latinoamericanos somos herederos de esa tradición en que está fundada la democracia y la libertad: Europa occidental es nuestra cultura.

Hoy por hoy, se afirmó en el evento, los que defendemos la democracia, debemos resguardarla con razones; convenzamos a nuestros compatriotas de que, si queremos prosperar, evitemos discordias, pues destruyen la posibilidad de unirnos y trabajar por el bienestar. Hay que privilegiar el diálogo, que destierra la violencia y permite encontrar soluciones.

Por cierto, el panel final, fue de matiz internacional, moderado por Roberto Salinas León, médico argentino de profesión, periodista de oficio. Integró al chileno Cristian Pizarro; a Marcel Granier, empresario venezolano que vivió en México y con la pandemia se fue a EU y al periodista sudamericano Nelson Castro, quien, del tocayo cubano, no tiene más que el apellido. Álvaro Delgado, reconocido reportero jalisciense, sobre estos panelistas expresó: “no conozco a ninguno como periodista”.

En general sobre el Foro, podemos decir con el periodista Alejandro Páez: fue casi de puros chilangos, convocados en Guadalajara. Y en cuanto a la ideología de la inmensa mayoría, devotos del premio nobel patrocinador, con tono ocurrente, Jairo Calixto Albarrán sentenció: “A veces no sé diferenciar entre Vargas Llosa y el ultraderechista Santi Abascal de VOX” (Sin Censura, 25 sept.21). 

El epílogo del tan mentado acontecimiento, para los periodistas no sectarios, fue evitar que del Foro se saliera proclamando: “en México no existe libertad de expresión y por lo tanto la democracia está en peligro”, lo cual, el día a día de nuestra prensa, lo desmiente a plenitud.

LIBERTAD DE EXPRESION EN EL MEXICO ACTUAL. (I)

Por Pedro Vargas Avalos.

Bajo el título de “Los desafíos de la libertad de expresión, hoy” se llevó a cabo en el paraninfo de la Universidad de Guadalajara, el 22 de septiembre reciente, un conversatorio sumamente interesante, tanto por el tema a tratar como por los participantes en el evento, si bien este resintió desequilibrios de género, territorial, de las nuevas formas de comunicación y de posturas. O sea, de 22 partícipes, solo había 3 mujeres; del inmenso espacio nacional, el 90 % chilangos; se excluyó a las redes sociales e internet, y en cuanto a ideología, con salvedad de Jorge Zepeda Paterson, Ricardo Raphael y Julio Astillero, todos eran de los corrillos de Krause y Aguilar Camín, invariables adeptos de Vargas Llosa, crítico acervo del Presidente del país.

La primera exposición corrió a cargo del Rector universitario, Ricardo Villanueva Lomelí, abogado tapatío que fue muy conocido desde que presidió en 201-2004, la FEU (Federación de Estudiantes Universitarios). Creció más cuando el desaparecido gobernador Jorge Aristóteles Sandoval, de quien fue jefe de gabinete en el Ayuntamiento de Guadalajara, lo incorporó a su gobierno como Secretario de Planeación, Administración y Finanzas (2013) y luego, lo apoyó para ser alcalde de la Perla Tapatía, compitiendo por el PRI contra el actual ejecutivo jalisciense el año de 2015. Al ser derrotado en los comicios respectivos, no concluyó su papel de regidor de oposición, lo que se preveía de antemano; en tal situación, el grupo udegeísta se movió y se le otorgó nombramiento de Rector del Centro Universitario de Tonalá de la citada Máxima Casa de estudios (periodo 2016-2019) de donde pasó a su actual cargo.

En su intervención, antes de la inauguración del foro, Villanueva afirmó que se tenía el “Propósito Único de discutir”, es más dijo, “Estamos obligados a discutir”, para contrastar ideas, argumentos y opiniones. Para este personaje, “Hoy vivimos en un estado democrático”, o sea, admite que “México es una democracia” pero agrega: no es una democracia de calidad. A su experiencia debe atenerse.

Según el Rector, “Una democracia de calidad supone un óptimo nivel cultural y educativo, un sistema de impartición de justicia imparcial y eficaz, órganos autónomos blindados de la intromisión gubernamental, partidos que ejerzan el gobierno y la oposición desde una política con madurez, mecanismos eficaces y mensurables de combate a la corrupción… un verdadero sistema de pesos y contrapesos políticos que obliguen a la adecuada rendición de cuentas”. Y por si lo anterior fuera poco, sigue afirmando que ocupamos: “Una sociedad civil y unos Medios de comunicación que gocen de un clima político de libertad para ejercer sus funciones, y cuyos señalamientos son discutidos con cifras, con argumentos, con espíritu republicano y atendidos por el poder”. Y concluye: “México por desgracia no tiene a cabalidad todo esto”.

Tras ese oscuro panorama que presentó el funcionario universitario, lo secundó su estrella invitada y a la vez copatrocinador del foro, el laureado peruano Mario Vargas Llosa, premio Cervantes 1994 y Nobel de literatura 2010, lo que contrasta con su trayectoria de político, donde ha fracasado y sin duda le ha dejado una impronta borrosa en tal ramo. Esto ocasionó que el actual primer mandatario mexicano, cuando aún era candidato, al ser ásperamente criticado por el novelista (este dijo: votar por López Obrador “sería un suicidio democrático”) le ripostara con la punzante frase, Vargas Llosa “es un buen escritor, pero un mal político”.

Para el peruano residente en España, “La Libertad de Expresión es la medida más segura para saber si en un país hay democracia”, lo que a su pesar, deja a México como demócrata, puesto que hoy, enfatizó en su participación Julio Hernández “Astillero”, se vive “una libertad de expresión absoluta, no hay fantasmas ni de comunismo, ni de represión, ni de censura, no conozco ningún solo hecho comprobado periodísticamente de que desde el poder político actual se haya desplazado a algún comentarista, opinante o periodista”. 

Empero, el escritor sudamericano perseveró en pinchar al gobernante, y señaló que, “No me gusta la figura de un Presidente que se exhibe todas las mañanas comentando los artículos que lee en la prensa y muchas veces censurando o atacando a los periodistas”. Amlo, ante lo antedicho sostiene: “Nosotros por convicción, nunca, jamás, limitaríamos la libertad de expresión. Ninguna de las libertades…”

Ahora bien, se pregunta uno, los expositores que acudieron al foro de marras, ¿deveras sabrán que es la libertad de expresión? y junto a ese concepto, ¿quiénes son los periodistas?  Lo primero es el derecho humano que tiene la persona para difundir y publicar ideas u opiniones de cualquiera índole, de forma personal o colectiva, sin que sea objeto de inquisición judicial o administrativa o limitada directa o indirectamente, ni discriminada por razones de raza, sexo, orientación sexual, identidad o expresión de género, idioma, origen nacional, a través de cualquier medio de comunicación. Y el complemento, o sea el periodista, será toda persona que por si o dentro de un establecimiento, hace del ejercicio de la libertad de expresión y/o información, su actividad, de manera permanente o no, con o sin remuneración. 

No se puede negar que hay obstáculos para el ejercicio de la libertad de expresión, particularmente en el contexto del ejercicio del periodismo. Hace tres años, la organización Reporteros Sin Fronteras (RSF), aseguraba que México tenía el lugar 144 de 180 países en términos de libertad para ejercer el periodismo. Al respecto, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, (CIDH) asentó que, en nuestro país, «las amenazas y la intimidación constituyen la forma más extendida de ataques contra periodistas, pero también son comunes las agresiones físicas y los secuestros, el chantaje, la intimidación o el soborno.»

En la mesa que moderó el intelectual exorgánico, Héctor Aguilar Camín, director de la revista “Nexos” y gran beneficiario en los regímenes prianistas, expuso: “del diálogo contradictorio es de donde salen democráticamente las soluciones” y para pronto tocó al periodismo político, interrogando: ¿Cuáles son los desafíos que plantea el poder presidencial a la libertad de expresión? Y le aventó el mechón ardiente a Julio Hernández Astillero, quien rápido contestó: durante mucho tiempo, el periodismo en México fue el acompañante cómplice de muchos de los procesos irregulares en nuestro país, de la injusticia, de la acumulación de la riqueza, los fraudes electorales, y sobre todo de la falta de desarrollo de una cultura política crítica. A esto le respondió el periodista de Imagen y Excelsior, Pascal Beltrán del Río, discrepando mayoritariamente, pues para él, si no es por los medios tradicionales, AMLO no hubiese llegado al poder: “Sin el trabajo de ellos, no hubiese llegado”. Entonces el columnista de La Jornada, manifestó: En México durante el largo período corruptor del priismo y su secuela del panismo, los beneficios han sido para dueños de medios, columnistas y comentaristas. El criterio fue de servicio al gobernante en turno, sin dar opción a la voz discrepancia. Eso se rompió con votos en 2018, y el régimen surgido cambió la relación de empresarios de medios con el gobierno federal.

 Por ello es que presenciamos la confrontación de dos modelos de país. Los intereses desplazados han convertido a varios medios y periodistas en abiertos militantes políticos e ideológicos en búsqueda del retorno de los privilegios perdidos. De otro lado, sobre todo en las mañaneras, hay segmentos de participantes totalmente volcados a la defensa y la promoción de los hechos y las declaraciones del poder presidencial. Pero es de resaltar que en medio, subsiste un periodismo que busca equilibrio honesto, y lo mismo reconoce y difunde avances y logros de un gobierno con una agenda de cambio, que denuncia lo que es ilusorio o indigno. Aquí dejó plasmada su idea el tapatío Diego Petersen Farah: Es un momento crucial para las y los periodistas. Hay la misma libertad que antes, pero hay más medios con libertad de voluntad. “El mejor periodismo se da lejos del poder, cuando no hay cercanía del periodismo con el poder”. “El periodismo debe confrontar al poder, es el espejo en que como sociedad nos vemos cada mañana”.

Por cierto, que a las mañaneras o conferencias de prensa presidenciales que con inusitado vigor mantiene casi diario el presidente de la república, se les definió como inusual instrumento de información y propaganda política en un país donde antes se daban a cuenta gotas las opiniones presidenciales. Están pensadas para informar, pero también para conectar con la base social y electoral del presidente, quien en ellas refuta a sus adversarios (los conservadores) que al parecer son todos los que no estén de acuerdo al gobierno de la Cuatro T.

PROCESO, ¿SEMANARIO A LA DERIVA?.

Por Pedro Vargas Avalos

Es incuestionable que una persona bien informada, seguramente no aceptará imposiciones, abusos, ni embaucadores: El periodismo es el instrumento mejor para lograr ese objetivo. No en balde nuestro insigne Francisco Zarco afirmó: “La prensa no solo es el arma más poderosa contra la tiranía y el despotismo, sino el instrumento más eficaz y más activo del progreso y de la civilización”.

Ciertamente, los periodistas auténticos, al esgrimir su pluma cual filosa espada, hacen temblar a los políticos falsarios y a los partidarios de la corrupción, sean funcionarios públicos o miembros del sector privado. 

Hace años, el célebre ghanés Kofi Annan, sostuvo con firmeza que “Ninguna sociedad democrática puede existir sin una prensa libre, independiente y plural”. Y vaya que este personaje tenía tan grandes conocimientos y virtudes, que se desempeñó como séptimo secretario general de las Naciones Unidas y en 2001 fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz.

Quien ejerce la elevada tarea del periodismo, siempre debe sujetarse a la verdad, tener como meta servir a la comunidad y nunca doblegarse, ni ante presiones, adversidades y mucho menos seducciones, incluyendo las monetarias.

En nuestra República hemos tenido ejemplares periodistas y estupendos periódicos. Julio Scherer y el semanario “Proceso” pueden ser citados como muestras de uno y otro. El primero, tras valiente dirección del diario “Excelsior”, fue obligado por el poder público a salir de su cargo, siguiéndolo cientos de cooperatistas, con los cuales fundó en 1976 el semanario “Proceso”, al que dirigió alrededor de 20 años. Entre sus más cercanos colaboradores destaca el tapatío Vicente Leñero, cofundador y de prendas semejantes al antedicho. 

Desde esa ya lejana fecha, tanto Scherer como su semanario, acrecentaron su presencia, uno dirigiendo y haciendo extraordinarias entrevistas, la revista haciéndose referente para tirios y troyanos, ya que en sus páginas abrevaban leyendo los análisis, críticas, noticias, opiniones y punzantes cartones. Sus portadas y cabeceos eran memorables.

Cuando falleció (2015) Don Julio el fundador, en CISA, la empresa que es la editora del semanario y que siempre presidió, le sucedió su hijo el abogado Julio Scherer Ibarra. El impreso prosiguió con su línea editorial crítica, la cual muchos la clasificaron como de izquierda; desde 1999, tenía un periodista destacado como Director General (Rafael Rodríguez Castañeda).

 Cuando llegó a la presidencia de México Andrés Manuel López Obrador, el segundo de los Scherer dimitió a su puesto en CISA y fue sustituido por su hermana María Scherer Ibarra, casada con el panista Juan Ignacio Zavala, hermano de Margarita Zavala de Calderón. La Sra. Scherer también se incorporó al portal digital “Latin Us”, que dirige Carlos Loret, y es una plataforma antiobradorista.

El director Rodríguez Castañeda salió a principios de 2020 y fue sustituido por Jorge Carrasco, quien en el directorio de 2016 aparece como reportero en compañía de Álvaro Delgado, Genaro Villamil, Jesusa Cervantes, Santiago Igartua Scherer, José Gil Olmos, Arturo Rodríguez, etc. De estos periodistas, Delgado, Villamil y Cervantes, ya salieron del semanario. El coordinador del área de internet (Proceso.com.mx) era Alejandro Caballero, de quien afirma Julio Astillero es en su actividad muy confiable, honrado, crítico y capaz. Además, Proceso integró un excelente cuerpo de caricaturistas (del que ya salieron Rocha, Hernández y murió Helguera), corresponsales, analistas sociopolíticos (de donde suprimieron a Ackermann, Fabricio Mejía, etc.), de deportes, cultura, etc., de considerable reconocimiento.

Por todo lo anterior es que resulta impactante una carta que se dio a conocer el 16 de septiembre reciente, suscrita por Alejandro Caballero, misiva en la cual dice adiós a Proceso luego de 21 años y 8 meses de trabajo, “alarmado por el rumbo que ha tomado la empresa que edita” la revista, o sea CISA, que preside la Sra. Scherer de Zavala.

El aludido Caballero, asevera que Proceso entró en un acelerado desprestigio, motivado por cierta  “derechización” de su línea editorial, a lo que se suma  una crisis económica de la que no se informa a los trabajadores, que, desde luego, en estos tiempos de austeridad y pandemia, no es raro, aunque si el ocultarlo.

Por si lo anterior fuese poco, se divulga en la citada comunicación, “una dramática caída en la venta de ejemplares, un derrumbe en las suscripciones y una caída preocupante en las visitas al espacio digital”, lo que de ser verídico reviste tintes muy preocupantes.

Paro Caballero el director Jorge Carrasco era “reportero gris”, de tendencia conservadora, “sin mayor experiencia en tareas de dirección, definición de portadas, cabeceo y línea editorial”, por lo que generó que en unos meses a “Proceso se le haya perdido el respeto”, y se le considere “una especie de encarte dominical del periódico Reforma”. Recordemos que este diario es uno de los más punzantes impugnadores de la izquierdista Cuatro T.

Abundando en el tema, menciona el renunciante Caballero, que el “actual es un Proceso opuesto al que nos legaron Don Julio y Rafael, pero a tono con el tamaño de sus nuevos mandos: hacia adentro maltrato laboral y hacia fuera alianza con medios que lo último que hacen es respetar a sus trabajadores”. Es decir, conforme a las clasificaciones vigentes, una empresa neoliberal explotadora de sus recursos humanos.

Otro desatino de la dirección, enfatiza Caballero, es alentar el “autonombramiento de Santiago Igartúa” (también de la dinastía Scherer) como jefe de la página digital, donde suplantó al dimitente. Ese nieto del fundador, ingresó a Proceso desplazando sin pudor alguno al corresponsal en Argentina, luego pasó a redacción donde se distinguió, “por cobrar sin trabajar”: enseguida “de manera cobarde, mientras me encontraba de vacaciones, sin aviso alguno… me desplazó de mis funciones”. El resultado es que “tanto el portal como la revista han perdido credibilidad y en el caso del primero hasta seriedad y no se diga oportunidad noticiosa”, todo ello, responsabilidad única de este periodista, quien “confirma que la honestidad y el talento no se heredan”.

Los agravios que recibí -afirma el dimitente- desde la cúpula y que incluyeron marginarme de cualquier toma de decisiones y en el absurdo cambiar mi escritorio por uno más pequeño y borrarme del directorio por más de un año, lamentablemente no han sido los únicos. El Proceso que privilegiaba las relaciones humanas, factor que  distinguía al semanario de cualquier otra empresa periodística, se esfumó con la llegada de Carrasco e Igartúa.

Y la epístola continúa enumerando yerros de la editora de Proceso: “por ejemplo, a como sin consideración alguna se despidió a corresponsales en el extranjero y a colaboradores de la sección de análisis. Imperdonable también fue el maltrato, incluso hasta horas antes de su muerte, que tuvieron para con Marco Antonio Cruz, en su calidad de coordinador de fotografía”. Y menciona datos, para probar su dicho: “Tengo la certeza de que los nuevos mandos se enteraron de la estatura profesional del querido Marco cuando leyeron los entrañables textos póstumos que amigos y compañeros le dedicaron en Proceso. Desde los puestos de dirección, en vida se le ofendió, a su muerte se le elogió”.

El final señalamiento que con índice flamígero expresa el señor Caballero, se refiere a la designación José Gil Olmos como jefe de información, a quien tilda de inepto, pues a su juicio es “Incapaz de argumentar una orden de trabajo, negado para idear un reportaje, torpe para redactar un párrafo sin incurrir en problemas de sintaxis y faltas de ortografía”, con lo cual la empresa le dio una autoridad que, por obvias razones, no respetan ni sus subordinados.

 Haciendo memoria, cuando excluyó el señor Carrasco a varios colaboradores de sello izquierdista, hace un año, le escribió a Carmen Aristegui: “Proceso mantiene abierta la pluralidad que puede constatarse en cada una de sus plataformas y el espíritu de libertad que nos legaron nuestros fundadores”. Pero fue irreductible con la guadaña y salieron valiosos colaboradores, haciendo caso omiso del principio que dice: “La libertad de expresión lleva consigo cierta libertad para escuchar”. 

Igualmente, la dirección del semanario o de la empresa editora, olvidaron lo que pregonaba el Benemérito Benito Juárez: “La emisión de las ideas por la prensa debe ser tan libre como es libre en el hombre la facultad de pensar”. Y en su lugar pareciera que los periodistas a sus órdenes solo deben describir la verdad del patrono, lo que obviamente es indigno y aterrador. 

Así pues, ceñidos a la idea que postula al periodismo como una deslumbrante escuela de vida, tras leer la carta llameante que hemos comentado, tan cáustica como una filípica, caemos en la cuenta de que el célebre hebdomadario “Proceso”, está a la deriva, porque encara un problemático presente y lo amaga un incierto porvenir.

PATÉTICO QUEBRANTO PANISTA

Por: Pedro Vargas Avalos

 El Partido Acción Nacional (PAN) se fundó por Manuel Gómez Morín en 1939 y según el afamado Enrique Krause se inspiró en Action Française (Acción Francesa), organización fundada en 1898 y simpatizante de la monarquía, con tendencia antisemítica, carácter antirrevolucionario y sobre todo, decidida a combatir el comunismo: es pues la rancia derecha nacionalista y racista. Sigue diciendo el intelectual exorgánico Krause: “Su alianza actual con Vox lo devuelve a ese origen detestable”. 

Como quiera que sea, el panismo fue por varias décadas un instituto político, ubicado en la derecha, pero muy perseverante, auspiciador del humanismo católico y defensor de la democracia clásica. Incluso, nunca aceptó arreglos por debajo de la mesa ni favores oficiales económicos para subsistir: cuotas voluntarias de partidarios, sorteos dirigidos al publico y donaciones de empresarios simpatizantes, los ayudaba a cubrir sus gastos.

Ese perfil se perdió cuando, además de insertarse grupos de extrema derecha (como el Yunque), se apoderaron de la dirigencia del partido los políticos arribistas conocidos como los “bárbaros del norte”. Con tal motivo valiosos exdirigentes y militantes, se salieron de la organización. Así se gestaron las componendas en lo oscurito, la aceptación de apoyos disfrazados y la adopción del pragmatismo convenenciero, lo cual descarriló su ideología básica, y por tanto dejó puesto el mantel para que surgiese el prianismo, que rigió por una veintena de años.

El desplome tanto del PRI, como del PAN, en las elecciones de 2018, junto al desmoronamiento del PRD, hizo que ante el surgimiento asombroso de MORENA, se unieran en una alianza otrora impensable, y así compitieran en los comicios de junio pasado. Y aunque sus logros no fueron los esperados, anunciaron que perseverarían en su liga con intensiones de encarar, en lo que resta del sexenio obradorista, al gobierno de la Cuatro T.

Sin embargo, nos cuenta Héctor Aguilar Camín (otro distinguido pensador exorgánico) en su artículo Penosa Oposición: “… un grupo de senadores panistas, junto con dos priistas, tuvo la iniciativa de acercamiento político más inoportuna y torpe de que se tenga memoria. El coordinador de los senadores del PAN, Julen Rementería, decidió invitar al Senado al líder de Vox, la impresentable formación ultraconservadora de la política española, para firmar con él una carta en defensa de la democracia y para la contención del comunismo. No logró con eso sino regresar al PAN a la celda del fantasma que lo persigue, que es llevar en su seno, escondido y camuflado, un contingente de extrema derecha, ultraconservador, misógino y arcaico, eco del sinarquismo mexicano, del franquismo español y del fascismo francés, afluentes históricos de la creación del PAN hace 90 años.” (milenio/6 de sept.).

Los senadores panistas organizadores de ese encuentro, para el cual indolentemente utilizaron instalaciones del Senado y papel oficial de su bancada, publicaron: “Por la defensa de la democracia, la libertad y la propiedad privada, hoy 2 de septiembre, firmamos la Carta de Madrid, para detener el avance del comunismo. México nunca será comunista, nunca. Muchas gracias a Santi Abascal por su visita a México”. A confesión de parte, relevo de pruebas.

Ante tal hecho, el PRI del anodino Alejandro Moreno “Alito”, se deslindó de cualquier participación o supuesto acuerdo con el ultraderechista partido español Vox, buscando con ello evitar se le relacione con el fundamentalista Santiago Abascal, presidente del susodicho germen del neofranquismo hispano. En un comunicado, la descolorida dirigencia nacional del partido tricolor, precisó que, de haber participado algún militante, “se trataría de una decisión a título personal, y no representaría ni la postura ni la voluntad de nuestro instituto político”.

Ni tardo ni perezoso, el presidente Andrés Manuel López Obrador, expresó el 3 de sept: “…ayer vinieron unos extremistas de España, del Vox. Se unieron con el PAN, porque son lo mismo, nada más que simulaban los del PAN y otros de que eran demócratas y no, son conservadores y ultras conservadores, casi fascistas, y está retoñando todo eso en España. Muy lamentable, porque el pueblo español es un pueblo liberal, progresista, muy trabajador, muy honesto, y esto que está retoñando es lo peor, son los más autoritarios, clasistas, racistas, corruptos”. Amlo agregó después, que ese movimiento, “como los hay en todo el mundo y aquí”, está a favor de la discriminación y son por definición corruptos, pero que fue muy buena su venida y reunión, porque sirvió para sacar del clóset a los radicales del panismo. En consecuencia, para el mandatario, “Conservadurismo casi es sinónimo de corrupción”, recordando que varias empresas españolas que vinieron recientemente a México, hicieron impúdicos y muy jugosos negocios al amparo del poder.

El semanario PROCESO con fecha 3 de septiembre, subrayó que la firma de la carta de Madrid en contra del “avance del comunismo”, suscrita por el coordinador del grupo parlamentario del PAN en el Senado, Julen Rementería y sus concolegas de Cámara, con el ultraderechista partido español Vox, “ahondó la crisis interna en el seno del panismo justo en medio de su proceso interno para elegir a su nueva dirección nacional”. Recordemos que actualmente se abrió el procedimiento interno panista para elegir su comité nacional, fase en que dicen sus propios militantes (como el gobernador Francisco Domínguez de Querétaro) que no participan porque faltan condiciones democráticas para ello: Marko “marquitito” Cortés (presidente con licencia) todo lo tiene confeccionado para reelegirse, lástima que como enfatiza Alejo Sánchez Cano, “Al líder panista le ha faltado visión y liderazgo”. (El Financiero,8-VIII-21).

Personajes como Gustavo Madero, Roberto Gil Zuarth y Xóchitl Gálvez, (panistas prominentes) censuraron el multicitado acuerdo contraído por los senadores con Vox. Incluso el expresidente Felipe Calderón, cuya esposa Margarita Zavala es señalada como integrante del ultraderechista grupo  “El Yunque”, (según cables de Wikileaks difundidos recientemente), también fustigó dicha liga y de paso, a su escuálida dirigencia.

Tajante, Xóchitl Gálvez declaró: “Yo con VOX…ni a la esquina”. Y con motivo de la discordante reunión, apuntó que “desde la izquierda, la Cuatro T y el presidente nos han dado hasta con la cubeta”. (El Octágono de Hernán Gómez). 

Para capear el temporal, el coordinador de la bancada del PAN, Julen Rementería, dio una insípida disculpa, diciendo “Lamentamos las interpretaciones equivocadas que se hayan podido hacer a este evento en donde no se suscribió ningún acuerdo político…”. Claro que a nadie convenció. Empero, buscando algún chivo expiatorio, lo hallaron en Christian Camacho (operador del área de redes sociales de la bancada senatorial panista), a quien despidieron. Entonces este sacrificado activista de la derecha escribió: “La libertad, la familia, la patria, la propiedad privada, y la democracia, se defienden al precio que sea. Uno nunca debe arrepentirse de hacer lo correcto”. (Twitter, 7 de sept.).

El argentino cofrade del cesado Camacho, Agustín Laje, ripostó: “Este hombre será una pieza fundamental para la construcción de un partido político de Nueva Derecha en México. Los cobardes del PAN lo cesaron por organizar un acto con Santi Abascal, y gracias a eso evidenció que la dirigencia del PAN está arrodillada a la agenda izquierdista”.

Con esa declaración surgen dos presunciones: se busca fundar un partido ultraderechista, y cosa inaudita, el panismo está arrodillado ante la izquierda de la Cuatro T (¿?).

Alejandro Páez Varela, director del portal digital “Sin Embargo”, el 7 de septiembre comentó en el programa “Los Periodistas”: Suena cada vez más que se fundará un partido de derecha.

El jalisciense Álvaro Delgado, conocedor profundo de la historia panista y los grupos de derecha, agregó en la emisión televisiva antedicha: Pero no todo el Yunque o grupos derechistas se irán a ese nuevo partido, cuyo embrión sería una Asociación Civil, luego una Agrupación Política Nacional y llegado el momento, proponerse registrarse como partido en el INE.  

Por todo lo anterior, es que la democracia mexicana se estremeció, porque innegablemente el PAN era verdadero partido de oposición actual; pero ahora resulta que se extravió y casi sofocó sus opciones, al menos en lo que resta de este sexenio. Y de paso puso en predicamento su alianza con priistas y perredistas, que, si bien no garantiza ni su permanencia ni algún hipotético triunfo en el 2024, al menos significaba clara opción política y daba en que pensar a la vigente Cuatro T.

Con cuánta razón discurrió la Licenciada en Ciencias Políticas y Administración Pública por la UNAM, además de ser Especialista en Estudios de la Mujer, Ivonne Acuña Murillo: “…para llorar la actuación de un partido político que se ubica como segunda fuerza nacional pero…aunque duela, muy lejos de la primera, y que no acaba de constituirse en una oposición seria, creíble, votable y potable, y un así pretende erigirse en la opción que salve a México ¡del comunismo!. Por eso a veces me dan ganas de reír, pero me acuerdo del PAN y se me pasan.”