México 2019, Hacia un Gobierno Humanista

Ramón Montes Barreto

DOCTOR RAMÓN MONTES BARRETO Administración Pública, Ciencias Administrativas, Género y Derecho Director General de M & Consultores-México. Contacto: ramontes2005@yahoo.com.mx y Cel. 2221394430

Como una respuesta a las fallas que, por lo menos a los mexicanos, les ha presentado el Modelo Neoliberal, en este artículo se presenta un análisis prospectivo considerando que los actuales cambios de régimen en nuestro país, pudieran tender hacia un gobierno federal más centrado en lo humano que en lo material y mucho más en las personas que en las cosas. Por ello el título que se elige para introducir su lectura.

Es posible tener un ideario de desarrollo humano desde una perspectiva de gobierno. Me gustaría empezar por revisar los detalles sobre el calificativo de humano para el desarrollo; revisado bajo la lupa de un experto en la conducta humana, el término desarrollo humano inicialmente se usó, en el área de la psicología para la explicación de la psicogénesis del ser1. Pero, desde finales del siglo XX, con las grandes transformaciones y avances que se observan en el mundo, así como con las inmensas frustraciones cosechadas por las políticas públicas modernizadoras, ha tenido lugar un fuerte cambio en las formas de concebir el desarrollo, un discurso que, si bien está orientado para el beneficio de la persona, mantiene la preeminencia economicista globalizadora mundial sobre el interés del ser humano, de la persona. La noción de desarrollo se ha redefinido a partir de un acercamiento entre economía y filosofía, crecimiento económico y subjetividad, ingresos y libertades. Desde 1990 esta nueva versión del desarrollo humano se le conoce asociada a los Informes de las Naciones Unidas para el Desarrollo; de estos últimos ha sido muy difundida la versión del desarrollo humano asociado al índice que lleva ese nombre (Índice de Desarrollo Humano, IDH), el cual intenta centrar la atención del mundo en indicadores de tres aspectos básicos del ser humano como la esperanza de vida, el logro educativo y los ingresos necesarios para un mínimo de necesidades (por ejemplo poder comprar comida, vestido o calzado), con el objeto de desplazar el uso del Producto Nacional Bruto como indicador mundial y poco preciso de un desarrollo que distaba mucho de ser integral. Lo anterior hacía pensar que un país que tiene muchos recursos económicos es un país de personas desarrolladas en lo humano, lo cual conlleva un tremendo sesgo interpretativo (Hay mucha gente que piensa con mucha certidumbre que en los Estados Unidos de Norteamérica no hay pobres, que es un país rico y, por tanto, todos tienen un desarrollo humano alto -situación que no es cierta y se puede corroborar con facilidad-. Para tener una visión más amplia la ONU establece como indicadores de las dimensiones del Desarrollo Humano: la esperanza de vida al nacer, las tasas de alfabetización y matriculación escolares (logro educativo) y el PIB per cápita, respectivamente. El IDH permite hacer mediciones a lo largo del

tiempo y comparar resultados con el resto de los países incluidos en el cálculo del IDH mundial.

Cuando me inicié en los estudios económicos, uno de mis autores favoritos era Amartya Sen2, el recién galardonado con el Premio Nobel de Economía 1998, de quien mucho he aprendido sobre desarrollo humano, para Sen su concepción sobre desarrollo, va siempre vinculada con la libertad, pues refiere al mundo que se quiere para cada uno de nosotros, ya que muy pocos humanos eligen ser ricos, si a cambio de ello pierden su libertad. En pocas palabras, el desarrollo bajo una visión amplia, pretende la mejoría de la vida de la gente poniendo a ésta, en el centro de la atención pública, pero sin condicionar esa prioridad a que los seres humanos cumplan con ciertos prerrequisitos históricos, macroeconómicos o ideológicos.

He de retomar ideas precisas de su libro Desarrollo y Libertad (Sen A. Planeta,2000) “El desarrollo humano no es una teoría que pretenda identificar y privilegiar tendencias o determinaciones de lo que ocurre. Su finalidad es distinta, se trata primero que nada de establecer un punto de vista ético a partir del cual se evalúa el progreso humano. Se refiere al aumento o no de la libertad real de las personas. Libertades que son entendidas en tanto capacidades humanas para alcanzar estados y quehaceres considerados valiosos por la persona. De manera que una persona que realice una combinación de actividades y de sentires altamente valorados por ella, es una persona a quien se puede considerar desarrollada, ya que sus capacidades creativas y productivas se han puesto en realce”. Es necesario precisar de acuerdo con este autor que: “Una persona que ha tenido amplias oportunidades y las ha sabido aprovechar, para llevar a cabo sus anhelos, que se transforman y al mismo tiempo, lo conducen al desarrollo y, por tanto, no sufre de privaciones de libertades que le impidan alcanzar su expansión y con ello sus propósitos. Es por ello que, si llevamos esta idea al colectivo social, el desarrollo se concibe como un proceso de apertura de oportunidades para todos, a partir del cual las personas alcanzan estados valiosos”3.

Se está por tanto en el desarrollo humano, por encima de la fantasía creada por la economía de libre mercado -algunos refieren este término como “neoliberalismo”- y su globalización mundial, en donde la riqueza y su disfrute son los mejores criterios de evaluación del progreso humano, sensaciones y estados de ánimo humanos que ofertan en consecuencia la “felicidad y la satisfacción que la riqueza conlleva”; es esta forma de razonar del mundo actual en general y de las grandes potencias económicas en particular, la que excluye a los infelices e insatisfechos, y no por sí, sino por su exclusión en el terreno de las oportunidades, lo cual nos puede llevar a conclusiones banales, tales como que el estudio y la educación, ya no son condiciones para un estatus en la sociedad, lo importante es la riqueza económica, no la capacidad y el progreso humano.

El desarrollo humano es entonces, una propuesta que produce una ruptura con aquella aceptación normativa y falaz de la felicidad y la satisfacción, que la riqueza y su disfrute ofrece al ser humano. De tal modo que, entre ofrecer una oportunidad a una persona para lograr su satisfacción o mejorar su riqueza, se puede optar por ofrecer una oportunidad a una persona que quiera superar una privación de libertad fundamental, como por ejemplo decidir cuántos hijos tener, curarse de una enfermedad incapacitante, educarse o expresarse políticamente, entre otras muchas libertades. La libertad es el fin primordial del desarrollo humano, pero también su principal medio para alcanzarlo, la expansión de la libertad se logra con más libertades. Las libertades pueden ser:

Libertades constitutivas. – Son las libertades básicas individuales que constituyen el fin del desarrollo, porque refieren al enriquecimiento de la vida humana. Significa, específicamente, no sufrir alguna de estas privaciones: alimentación; pérdida de años de vida prematuramente o elevado índice de mortalidad generalmente en la población infantil, mortalidad durante el embarazo y en el posparto; salud por enfermedades susceptibles de prevenir; capacidad para leer, escribir y calcular; expresión del disenso y de la participación política, y otras muchas más, que subyacen en la demanda, la necesidad y la ignorancia del pueblo.

Libertades instrumentales. – Son aquellas que contribuyen directa o indirectamente a la libertad general de las personas, puesto que la libertad no sólo es el fin del desarrollo sino también su principal medio. Ellas pueden entenderse como oportunidades y derechos que se ofrecen a través de los sistemas económicos, sociales, políticos y culturales de los cuales dependen principalmente las libertades individuales para su realización. En esta visión, los seres humanos son seres humanos, sin embargo, ellos pueden tener libertades instrumentales diferenciadas, sugeridas como oportunidades y derechos por las propias personas, los pueblos indígenas son un ejemplo, al decidir sus costumbres, elegir su lenguaje y mantener sus creencias, elegir la conformación cultural que los mantiene vivos dentro de una sociedad mayor, que les debe tolerar, respetar, entender y apoyar en su desarrollo, donde la conquista se convierte en desarrollo humano.

La perspectiva del desarrollo humano, comienza por concentrarse en el fin del desarrollo ¾las libertades¾ y no solamente en algunos de sus medios. Esto hace prioritario evaluar la privación de las libertades fundamentales de las personas, se comienza por saber de cuáles libertades fundamentales son privadas las personas. El desarrollo consistirá en el esfuerzo por superar esas privaciones, y es por ello que cuando se dice que un gobierno se propone ser humanista, lo que debe estar impulsando es liberar a los gobernados de las principales ataduras que impiden su desarrollo, por ejemplo: el derecho de participar democráticamente en las decisiones de gobierno; expandir las oportunidades de educación; mejorar las condiciones en que viven los discapacitados; terminar con la exclusión para ingresar a una Institución de Educación Superior para recibir formación profesional; ofrecer

experiencia primaria para obtener un empleo, entre otras variables determinantes con las cuales el pasado régimen limitaba el desarrollo humano entre los mexicanos.

El humanismo y su concepción histórica. Se considera, por parte de este autor, que Andrés Manuel López Obrador, actual jefe del ejecutivo federal se propone hacer un gobierno más humanista que materialista, por ello se hace indispensable comentar sobre el humanismo, éste es un movimiento desarrollado en Europa desde el siglo XVI que rompió con las tradiciones medievales y exaltó las cualidades humanas, por lo que comenzó a dar sentido racional a la vida. El humanismo pone énfasis en la responsabilidad del propio hombre para darle sentido a su vida, sin recurrir a la existencia de un mundo trascendental o un Dios. En esta concepción, el hombre es el centro y medida de las cosas. Se hace énfasis en la dignidad y el valor de la persona. Uno de sus principios básicos es que las personas son seres racionales que poseen en sí mismos capacidad para discernir en el bien y el mal, pero optar por practicar el bien.

Se puede concluir que quienes sean humanistas, hombres o mujeres, se comportarán de manera optimista, tendrán esperanzas en lugar de las desesperanzas; más en la investigación y menos en el dogma; optarán por el conocimiento en lugar de la ignorancia; la alegría en lugar de la culpa; la tolerancia en lugar del miedo y la acción autoritaria, el amor en lugar del odio y, la compasión en lugar del egoísmo.

Soy optimista y tengo muchas esperanzas acerca de que nuestro presidente de la república logre -con la ayuda y comprensión de los mexicanos/as- hacer un gobierno humanista, pues quienes tenemos formación humanista fomentamos la plena realización de lo mejor y lo más noble de los seres humanos.

invierno del 2019.

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