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FILOSOFANDO: ¿CUÁL DEBATE?

Juan M Negrete

Lo primero que se ha asentado sobre dicho evento es que fue seguido o contemplado por 11. 6 millones de espectadores. Es difícil darles crédito a estos números, porque no todo mundo se lo escabecha en su teléfono celular particular. Ante una pantalla de televisión casi siempre hay más de un espectador. Pero como sea, la cifra que se le abona nos habla de un evento masivo, del que pueden hablar muchos, como ha sido el caso.

Un segundo elemento por ponderar es el hecho de que casi toda la semana que está por concluir se han ocupado de él los analistas, los de oficio y los ocasionales. Se da por descontado que no ha habido unanimidad de juicios en estos trabajos. Pero resulta sorprendente que una buena corriente de opinócratas, que enderezan sus dardos contra AMLO y le dan el gane a la actual oposición, se hayan pronunciado por descartar a la señora Xóchitl como ganadora. Más bien la calificaron muchos de ellos como la gran perdedora.

Darla por perdedora y descalificarla, no implica necesariamente el pronunciamiento o la aceptación de que su rival acérrima, la señora Claudia Sheinbaum, la abanderada o candidata del oficialismo de Morena y sus aliados, lo haya ganado. A tanto no llegan sus concesiones. No lo profieren así. Pero se queda como elemento deducible y de oportunidad. Si era un combate de dos y a una se la da por perdedora, ya no es imprescindible cantar la victoria para la otra. Viene implícita la deducción en el veredicto.

Aunque dentro de nuestros embelecos, siempre hay quienes paran el dedo y no necesariamente con rigor lógico. Eran dos los figurines que se estaban disputando el cetro o el cinturón de la victoria. Pero curiosamente hubo un tercer contrincante arriba del ring. Pues a algunos de sus paniaguados les pareció, y así lo expusieron los que traen consigo plumas de analistas, que este tercero en discordia fue el que ganó el debate. Pero como no disputaba él el trofeo, daba lo mismo que lo ganara o no. Algo así como para descarrilar lo implícito de proclamar la derrota de doña Gálvez. Nomás nosotros con nuestro surrealismo cocinamos estas ollas podridas.

También se ha centrado la atención en torno al mal manejo del cronómetro de las intervenciones de los participantes. Vamos a decir que no tuvieron cuidado los conductores con este aspecto que es crucial. También se ha señalado la pésima elección de las preguntas, tan deshilvanadas y tan poco vinculantes con los agonistas, para que se cogieran del chongo y se dieran de catorrazos. O sea, que aventaron a las ramas los temas para discutir y se les fue el santo al cielo. Los cuestionados candidatos se encontraron fuera de baranda y cada cuál le dio salida al tiempo asignado en pantalla como mejor pudo.

Se han hecho pues muchos señalamientos al evento y no todos favorables. Algo así como si lo hubiesen dirigido meros aprendices y no un INE que lleva casi un cuarto de centuria trabajando para que haya elecciones entre nosotros positivas e imparciales, como lo manda la ley. Es deducción válida, aunque nos duela aceptar que llevamos demasiado tiempo metidos en las meras tareas del aprendizaje y no acabamos de dar el do de pecho. O somos muy burros, o ya nos gusta reprobar y transitar como fósiles escolares en esta materia.

Tal vez coincidirán algunos con el juicio que medio adelantamos en esta columna, en el sentido de que, como no se trata de un hábito nuestro muy favorecido, no iba a haber debate. Ya a toro pasado podemos suscribir muchos este juicio sumario. Estuvieron los tres protagonistas hora y media, transmitida su imagen por las cámaras, y no hubo entre ellos una sola discusión de peso. No discutieron sobre propuestas o programas a llevar adelante con el gobierno que pretenden constituir. No le dieron a deglutir a su público materiales o banderas para salir a ondearlas y sumarse a sus contingentes masivos.

No se nos otorgaron entonces estímulos reconocibles como para salir a las calles a pronunciarnos por uno o por cualquiera de las otras dos. Y si esta es la conclusión de esterilidad con la que nos tenemos que ver, hemos de aceptar que no hubo debate. Y tal vez ni esperábamos que lo hubiera. A la gran mayoría de los críticos de la derecha, que le endilgan con su dureza habitual la derrota a doña Gálvez, les urgía mirar a esta señora disparando boñiga y estiércol contra la señora Claudia y enviarla toda embijada y llorosa a los camerinos. Pero no ocurrió así y por eso le llaman perdedora.

No perdió un debate que no hubo, sino la oportunidad de exhibición que habían programado con tanto ahínco e ilusión, y que desaprovechó doña Xóchitl, por andar vendiendo gelatinas y vistiéndose de candidata ciudadana. Ahí para la otra. Pero con más realismo y autenticidad, por favor. Basta de burlas o nos llevamos el balón para otra cancha. Aunque pensándolo mejor: ¿A dónde iremos que más valgamos?

LAS ELECCIONES DE AYUNTAMIENTOS EN MÉXICO. EL CASO JALISCO.

Por Pedro Vargas Avalos.

De acuerdo con las circunstancias políticas dominantes a la fecha en nuestro Estado, las principales fuerzas contendientes se limitan a dos coaliciones y a un partido político. Aquellas son la denominada “Sigamos haciendo Historia en Jalisco”, que encabeza el partido Movimiento Regeneración Nacional -MORENA- y que se integra al mismo tiempo con otros dos partidos de registro nacional (el verde ecologista de México -PVEM- y el del Trabajo -PT- los cuales, además, en el caso nuestro es secundado por dos institutos partidistas de índole estatal: Hagamos y Futuro.

Haciendo un breve recuento de los precedentes del primer organismo antedicho, que se ponderó públicamente como un ente dominado por el fallecido exrector de la Universidad de Guadalajara, Raúl Padilla López, diremos que tiene sus orígenes en la formación política “Exigencia Ciudadana para el Desarrollo de Jalisco”, surgida en el ya lejano año de 2011: luego se le rebautizó como “Hagamos” en 2018, y finalmente se le registró como partido en septiembre 18 de 2020. Entre sus más destacados personajes, figuran Enrique Velázquez González, Abril Alcalá Padilla, Ernesto Gutiérrez Guízar y Tonatiuh Bravo Padilla. De esa manera participó en comicios desde 2018, y pasando por la elección de 2021, (cuando alcanzó dos diputaciones de representación y cinco municipalidades) para las del venidero junio 2 del corriente año, a principios de noviembre de 2023 se alió a Morena, con el evidente objetivo de lograr un cambio político en Jalisco. Ideológicamente se ostentan como de izquierda, aunque en los hechos quedan dudas de ello.

En cuanto al otro organismo partidista, Futuro, tiene antecedentes de corte independiente desde 2012; luego emergió una organización llamada «Somos un bosque», creada por el activista Pedro Kumamoto Aguilar, con el fin de promover candidaturas independientes en las elecciones locales de 2018. Dos años después se registró ante las autoridades electorales como partido político. En sus movimientos el más destacado dirigente ha sido el mencionado Pedro Kumamoto, quien en su momento fue diputado local (2015) por un distrito con base en Zapopan; el logro electoral mayor fue en 2021, alcanzando una diputación local y la alcaldía de Tamazula de Gordiano, aparte de varias regidurías en distintos ayuntamientos. Su presidenta estatal es Susana de la Rosa Hernández, y el lema de la institución es “Hay Futuro”. 

Contra lo que pudiera creerse, no es, frente a Morena y aliados, la otra coalición de partidos (integrada por el Revolucionario Institucional, PRI; el de Acción Nacional, PAN, y el agónico de la Revolución Democrática, PRD, los cuales caminan bajo la divisa de “Fuerza y Corazón por Jalisco”) la que realmente disputa el triunfo de los ayuntamientos jaliscienses, sino el gobernante estatalmente, Movimiento Ciudadano, que bajo Enrique Alfaro Ramírez ha sido la primera fuerza electoral desde hace seis años. Es decir, de los tres los organismos que mayor fuerza despliegan, en aras de triunfar en los comicios del 2 de junio, al menos hasta la fecha según todas las encuestas, los más fuertes son, por una parte, la alianza que encabeza Morena, y por el otro lado, su principal contendiente, lo es el partido Movimiento Ciudadano (MC). En tercer lugar, marcha la liga que encabezan PAN y PRI.

Es interesante recordar que el municipio libre mexicano, surgió en 1914, gracias al talento y enorme visión del jalisciense Luis Manuel Rojas, quien al frente de la Sección de Legislación Social del gobierno del Primer Jefe del ejército constitucionalista, Don Venustiano Carranza, a la sazón radicado en Veracruz, redactó esa norma y el aludido señor Carranza la publicó como decreto el 26 de diciembre de ese año de 1914. Quizás por caer en tiempo de vacaciones navideñas, en ningún lugar se conmemora tan significativo hecho; coadyuvando también la realidad amarga de que somos muy desmemoriados en cuestiones históricas. 

En los considerandos de esa trascendente norma, se afirma “Que durante largos años de tiranía sufrida por la república, se ha pretendido sistemáticamente centralizar el gobierno, desvirtuando la institución municipal, y que la organización que hoy tienen varias entidades federativas sólo es apropiada  para sostener un gobierno absoluto y despótico, porque hace depender a los funcionarios que más influencia ejercen en las municipalidades, de la voluntad de la primera autoridad del estado”, por lo que tal situación, ya resultaba insostenible, y era indispensable evitar que se impusieran como autoridades municipales a “personas enteramente extrañas a los municipios, las que no han tenido otro carácter que el de agente de opresión y se han señalado como los ejecutores incondicionales de la voluntad de los gobernantes, a cuyo servicio han puesto el fraude electoral, el contingente de sangre, el despojo de las tierras y la extorsión de los contribuyentes”.

Desde entonces, cuando menos intencionalmente, se buscó que quienes integren los ayuntamientos sean ciudadanos originarios o radicados en cada localidad, de espíritu democrático, reales servidores de la población y con honestidad a toda prueba. Con gran tino, afirmó Rojas, el gran futuro presidente del Congreso Constituyente de Querétaro: “el ejercicio de las libertades municipales educa directamente al pueblo para todas las otras funciones democráticas, despierta su interés por los asuntos públicos haciéndole comprender, por la experiencia diaria de la vida, que se necesita del esfuerzo común para lograr la defensa de los derechos de cada uno, y para que la actividad libre de los ciudadanos goce de protección y amparo”. Así pues, la autonomía de los municipios deberá moralizar la administración pública, salvaguardará efectivamente la vigilancia de sus intereses, e impulsará el desarrollo y funcionamiento de la enseñanza primaria, y el progreso material de las municipalidades, incluyendo su florecimiento intelectual. En pocas palabras, la libertad de los ayuntamientos asegurará el adelanto general del país y contribuirá en primera línea al funcionamiento orgánico de las instituciones democráticas, que son la esencia del gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. De allí la suma importancia de que, a los puestos de funcionario municipal, arriben los ciudadanos más calificados cívicamente, pues las autoridades municipales están más capacitadas por una supuesta estrecha proximidad que deben mantener con los gobernados, factor que permite conocer las necesidades de estos, y por consiguiente poseer la información oportuna para atenderlas y remediarlas con eficacia.

Atendiendo lo anterior, nos preguntamos si los aspirantes a gobernar desde los cargos del ayuntamiento estarán conscientes de la dimensión de su cometido, y en 

cuanto, a los votantes, la interrogante es: ¿tendrán la información suficiente para elegir a quienes sean más aptos para que los gobiernen municipalmente? 

Ojalá que la ciudadanía se persuada de lo crucial que es saber elegir autoridades municipales, y el 2 de junio, su decisión resulte acertada, a efecto de que se logren los fines que, en 1914, alimentaron la creación de la ley del municipio libre.

SUCESIÓN JALISCIENSE 2024: GRANDEZA EN VILO

Constriñéndonos al caso jalisciense, existen tres candidatos quienes cargan en sus espaldas, recobrar la grandeza que, en el pasado, nuestros ancestros dieron al Estado. No es poca cosa que la lucha por la independencia nacional en Jalisco haya registrado su etapa estelar, cuando el Padre de la Patria Don Miguel Hidalgo, asentado en Guadalajara, -27 de noviembre de 1810 al 17 de enero de 1811- organizó el primer gobierno mexicano, abolió la esclavitud, fundó el periódico independiente (El Despertador Americano) y emitió bandos para enfilar a la nación rumbo a su emancipación política.  

También es de tener presente, que estas tierras fueron la cuna del federalismo en nuestra república (con Prisciliano Sánchez y el Doctor José de Jesús Huerta), y que entre los próceres del municipalismo, dos paisanos figuran como sus máximas columnas: ellos fueron el laguense Francisco Primo de  Verdad y Ramos, síndico del Ayuntamiento de la capital mexicana en 1808, quien enarboló el principio de la soberanía popular, idea que complementó entre 1914 y 1917, el insigne presidente del Congreso Constituyente de Querétaro, diputado por Guadalajara y nativo de Ahualulco de Mercado, Don Luis Manuel Rojas, autor de la ley del municipio libre y del proyecto del proyecto de reformas a la Constitución de 1857, a la postre cristalizado como nuestra ley suprema, hoy por hoy aún vigente.

Jalisco tiene en su aureola, haber sido sostén de la república con visionarios como Valentín Gómez Farías y Mariano Otero; crisol de la Reforma, con los esforzados Pedro Ogazón e Ignacio L. Vallarta; bastión contra la Intervención francesa, con el heroico general Ramón Corona, y pionero de la Revolución de 1910, con los precursores del movimiento, el líder obrero Manuel M. Diéguez y el abogado de ideales agraristas Wistano Luis Orozco, aquél tapatío y este de San Cristóbal de la Barranca.

Así pues, cada uno de los tres aspirantes al poder ejecutivo local, debe asumir su grave papel de encauzar a la Entidad para que vuelva a ser adalid del país. Sin embargo, no podemos ocultar nuestra incertidumbre de que esa meta se cumpla, luego de que presenciamos el primer debate -de cuatro que están programados- desarrollado el domingo 17 de marzo, en nuestra Perla Tapatía.

Para darnos cabal cuenta de lo anterior, comencemos por leer lo que en primera plana publicaron, al día siguiente del encuentro entre aspirantes, algunos diarios de Guadalajara. Dice El Informador: “Candidatos se suben al ring”; y lo colma el rotativo Milenio: “Más descalificaciones que propuestas en el debate a gubernatura”.

Lo anterior se entiende mejor con lo que difunde S. Cabañas en su leída “Cúpula” de Mural: “Si hubiera que definir en una sola palabra el debate de quienes compiten por la gubernatura, esa palabra sería: insustancial.” (Mural, opinión, S. Cabañas, Cúpula del 18-III-2024). Al respecto con certero tino, Gabriel Ibarra Bourjac, afirma en su columna de la fecha antedicha, en el semanario “Conciencia Pública”, que el encuentro constó de ataques y descalificaciones entre los candidatos, lo cual opacó sus propuestas. Y añade: “Resultó un debate muy pobre, que poco aporta a la confrontación de las ideas, toda vez que por momentos parecía una competencia en las redes y no entre quienes aspiran a gobernar Jalisco, quedando mucho a deber. Al verlos y escucharlos, más allá de que les permita ganar simpatías o seguidores, se alimenta la percepción ciudadana de lo deteriorado que se encuentra la política.”

Para comprobar las valoraciones precedentes, citemos algunas de las frases emblemáticas de cada competidor por la gubernatura jalisciense. En su orden de presentación fue primera en hablar Laura Haro, diputada federal con licencia, representante de la coalición “Fuerza y Corazón por Jalisco” que integran los partidos de Acción Nacional (PAN), Revolucionario Institucional (PRI) y de la Revolución Democrática (PRD), por cierto, en la opinión popular, muy decaídos y tildados como descompuestos. La expresión más agresiva fue: “En Jalisco vivimos los gobiernos de la muerte”, luego de enfatizar que quien sostiene que habrá continuidad y estatalmente todo está bien, lo hace porque “no tiene vergüenza” (con esto palidecieron sus adversarios). Luego afirma que ella se ha caracterizado por el arrojo en toda actividad en que participa.

El segundo en hacer uso de la voz fue el empresario Pablo Lemus, alcalde de Guadalajara con licencia, postulado por Movimiento Ciudadano (PMC) organismo cuyo único bastión en nuestra nación es Jalisco, y que localmente, está dominado por el “alfarismo” es decir, los seguidores del actual ejecutivo Enrique Alfaro Ramírez, quien sostiene relaciones accidentadas con el fundador y dueño de ese partido, Dante Delgado. Con cierto aplomo, este colector de presidencias municipales -2 veces seguidamente de Zapopan y luego, una de la capital estatal- pregona que nunca ha sido miembro de partido político, y que ha gobernado los municipios mas importantes de México, aseverando que, de ser electo, trabajará coordinadamente con la autoridad federal (muchos oyentes se preguntaron: ¿a pesar de criticarla tanto?) y con entes internacionales.

Cerró el primer bloque de pretendientes al máximo poder jalisciense la abogada, diputada hasta 2023, Claudia Delgadillo, cuya alianza encabezada por Morena y complementada por 4 partidos más (el del Trabajo, PT; el Verde Ecologista, PVEM; y de ámbito estatal, Futuro y Hagamos) tiene por divisa “Sigamos haciendo historia en Jalisco”. De arranque predijo que los ciudadanos resolverán en la jornada electoral, si quieren confrontación o coordinación, suponiendo que, con ella, la Claudia presidencial, tendrá evidente acoplamiento, claro, de ganar ambas Claudias sus correspondientes desafíos. Para ella, el Estado requiere que imperen los principios del Lopezobradorismo: “no robar, no mentir, no traicionar”. De otra manera se tendrían seis años más de indolencia y corrupción, continuando el aislamiento en que ha sumido a Jalisco el actual gobernador, quien en cambio mantiene al Estado como el primero en” narco laboratorios, fosas clandestinas y desapariciones”. Asegura que tenemos localmente un policía por cada tres mil habitantes, ofreciendo que, con ella de gobernadora, se poseerá un agente por cada mil pobladores, además de que se les mejorará integralmente. Su frase de campaña en este rubro lo dice todo: “La paz es fruto de la justicia” meta que conseguirá de la mano de Claudia Sheinbaum.

En el segundo bloque del debate, cuando los moderadores (Agustín Ramírez Góngora y Mayra Alicia Carrillo, esmerado el primero y apta la segunda) formularon preguntas, se desataron los embates, siendo los más agresivos contra Claudia Delgadillo, a quien Laura Haro le expresó que los gobiernos de MORENA son destructores y “todo lo que tocan lo echan a perder”, añadiendo que la administración federal ha sido “el peor enemigo de los municipios”. En el Jalisco emecista, afirma esta acometedora aspirante, una buscadora de desaparecidos, es calificada como “desestabilizadora” y a los jóvenes que reclaman sus derechos, se les levanta y encarcela; para sobrecoger, muestra un letrero que dice: “Cada dos horas y media desapareció una persona”. Con ella nada de eso sucederá es su promesa, rematando que deben practicarse los candidatos exámenes de confianza, como ella lo hizo, pues “no tiene cola que le pisen”. Cuando considera oportuno, menciona que Xóchitl Gálvez es su apuesta para la presidencia.

Por su lado Pablo Lemus, supuesto heredero de Alfaro, por lo que Claudia Delgadillo lo rebautizó como “Pablo Alfaro”, también enderezó sus misiles contra la morenista y los gobiernos de su alianza (el federal y 23 entidades federativas) donde acusa no hay coherencia, y en cambio registran resultados negativos: el gobierno federal tiene abandonado a Jalisco, sostiene.

La abanderada del lopezobradorismo en el Estado, como pudo se defendió de las acometidas que le atizaban sus adversarios. Haro repetía que el régimen federal “es lo peor que le ha pasado al país”, queriendo pulverizar al poder judicial y los organismos autónomos. Lemus, redobla sus críticas a Delgadillo, porque esta pretende que en el Estado se gobierne como en las Entidades donde mandan los morenistas, las cuales por cierto muestras cifras espeluznantes en delitos e inseguridad, ejemplificando con Colima, la cual según el apartidista sostenido por MC, es primer lugar mundial en ilícitos graves. De esa forma, Delgadillo se resguardó como pudo y contratacó, señalando delicados errores económicos de Lemus cuando gobernó Zapopan, a lo que éste le contestó que no se enojara. Claudia le reiteró que ella no se enojaba, sino que se reía, y en cambio “Pablo Alfaro”, si tiene probado ser un completo mentiroso.

Enfrascados en una toma y daca borrascosa, en la cual Haro manifestó que tanto MC como Morena eran lo mismo; y señaló como desánimo de Lemus no respaldar ni mencionar a su candidato presidencial, (el aludido remarcó que no lo mencionaba porque no ocupaba ese apoyo para triunfar) la priista finalmente se presentó como la opción mejor, pues los otros dos competidores no solo son lo mismo, sino que están propiamente descalificados. 

Por su parte, Claudia Delgadillo, tras capotear los agravios que le enderezaron sus dos contendientes, “quienes atacan, descalifican y mienten” pero ya se van, prometió traer todos los programas sociales que alienta la Cuarta Transformación, gobernar con la sociedad  y lograr, conjuntamente al pueblo sabio de Jalisco, la paz con desarrollo, ya que “al tren de la transformación nada lo detendrá” y ahora es tiempo de mujeres, de las que dan confianza, recordando que  esa palabra se escribe con “C”, igual que se escribe Claudia.

En cuanto a Lemus, el destacado empresario metido a político ofreció sobrepasar al abandono que en seguridad nos tiene Morena, crear un efectivo sistema de salud y trabajar juntamente con la comunidad del Estado, lo cual garantiza no solo por su experiencia de alcalde, sino porque al no tener militancia con partido alguno, podrá ir de la mano con toda la población.

Así concluyó este borrascoso debate; confiamos que en los siguientes tres programados, se arrojen efectos que permitan atisbar al menos, que debemos tener esperanzas de que la grandeza de Jalisco no siga en vilo, como por ahora todo indica continuará, para tristeza de quienes habitamos en este hermoso terruño.

FILOSOFANDO: COLOSIO, A TREINTA AÑOS DE SU ASESINATO

POR: JUAN M. NEGRETE

Para las nuevas generaciones estos datos son rastreables sólo en reseñas y en crónicas. Pero los que tuvimos la suerte de ser contemporáneos de tales acontecimientos, sí les dimos la cuerda vital que contienen, los sufrimos, los apechugamos y nos ligamos a la dureza del destino que nos depararon tales infortunios. No es lo mismo vivirlo que oírlo contar y éste es el caso que hay que acotar, en la referencia central al asesinato perpetrado en la humanidad de Luis Donaldo Colosio, del que hoy se cumple el treinta aniversario.

La liga que hicimos todos los que nos esforzábamos por enterarnos del fondo de estos hechos, por duros que fueran, nos llevó a conectar la decisión, como autor intelectual, sobre la desaparición física de Colosio, con mano dura aunque escondida por supuesto, de Carlos Salinas. Lo menos que dijimos fue que se trató de un crimen de estado. Y como este tipo de hechos duros jamás conocen su esclarecimiento, pues llevamos los treinta años pasados esperando que se desenreden las cuerdas y los nudos con que nos lo escamotearon, y nada. Así podremos continuar esperando otros treinta años y el dato final de la prueba de nuestra sospecha acusadora no aparecerá. Es lo que hay.

Como se trata de una fecha de peso en los avatares de nuestra historia, se puede comparar con hechos similares de nuestro pasado. El más cercano a la muerte de Colosio tiene que remitirse unos setenta años atrás, es decir a casi un siglo de nosotros, en 1928, en plena guerra cristera, cuando fueron masacrados los generales Gómez y Serrano, quienes se dispusieron a disputarle la candidatura a Obregón. Pero si nos metemos a tales andanzas históricas, la veta nos llevaría a muchos otros crímenes cometidos por estas causas, como la de nuestro Ramón Corona. Pero esta cadena sí la vemos más que lejana y mejor será volver a lo de Colosio, que es el más reciente.

Los medios le buscan todos los pies posibles al gato, sabiendo que tiene cuatro. Pero de pronto se afirma que tiene tres o que se sobrepasa y trae cinco o hasta seis. Por ejemplo, en la cárcel está preso Mario Aburto, quien se confesó como el asesino solitario. Como cumple una condena de treinta años, ciertas coordenadas jurídicas le proporcionan la opción de que ya salga del bote. Hay otros vericuetos legales mediante los que le adosaron una condena de cuarenta años. Ya veremos si lo liberan en estos días o no.

Pero dentro del corpus integrado del expediente hay más datos que nunca se han aclarado del todo y nos siguen dejando a oscuras. Uno de éstos es central: que hubo más de un tirador. Parece ser que el parte médico final asentó que en la humanidad del cuerpo abatido se encontraron dos balas, no sólo una. ¿Hubo o no un segundo tirador? ¿O esa segunda bala que le perforó la humanidad a Colosio, se vino a posar a su cuerpo desde otra galaxia y mediante trucos de magia, de manera que nadie la detectara en el momento en que se levantó el parte oficial de los hechos?

Otro elemento que generó, y del cual se nos debe una seria explicación, tiene que ver con las muertes colaterales que se siguieron al magnicidio. Se maneja la cifra de por lo menos unos quince asesinatos de gente que estuvo ligada al cuerpo de seguridad del candidato victimado, o de gente que trabajó en la investigación de los hechos y que fueron silenciados para que no nos dieran a conocer descubrimientos suyos que incriminaran a entes poderosos.

Como se ve, no sólo se nos manipula el escenario de los hechos de sangre, se altera el cuerpo del delito, los expedientes de la investigación han sufrido correcciones de fondo y los responsables o autores intelectuales nunca son desenmascarados. El crimen de Lomas Taurinas en Tijuana, el de hace treinta años desde luego, es una más de nuestras verdades históricas. Lo de Ayotzinapa no es novedad. Y como los mexicanos somos bien crédulos, pues batimos el agua y nos la bebemos y ya. No hay que hablar más del peluquín.

Se leía ayer, de entre las minucias que se reportan de aquel hecho, que el candidato llevaba ya 75 días en campaña. Eso equivale a dos meses y medio. Y como apenas era la última semana de marzo, a la campaña le faltaban todavía otros tres meses para que concluyera. Casi seis meses de campaña abierta. Y ahora el INE no para su cencerro en torno al respeto a los límites de noventa días nada más, para nuestras campañas actuales. Como que se nos han modificado demasiadas cosas y no todas para bien.

Pero, en fin. Ya volveremos con la plaga de langostas y chapulines que estamos sufriendo por los días que corren, para irle midiendo el agua a los camotes presentes. Mas era conveniente no dejar pasar el recuerdo, la memoria de uno de los candidatos que más huella han dejado en nuestras historias comiciales y cuya presencia aún no se diluye del todo. Esperemos que la crueldad y el sadismo de este evento no se vuelva a repetir.