Tienes toda la razón, pero yo ya viví más de setenta. Estos ojos cansados como tú los miras, tuvieron la mala suerte de ver muchas cosas feas: vieron a Pedro Zamora violando muchachas en La Villa de Purificación, vieron, además, llegar en turbas carrancistas y villistas a mucha gente mala, haciendo destrozos sin ton ni son en este pobre pueblo de monjas y padrecitos.
Este pobre pueblo cuyo único pecado consiste en creer con mucho fervor en sus santos, además de tener un monasterio cuyas torres son tan altas y elegantes que las nubes las ocultan y por las noches sus pararrayos juegan con las estrellas. Pero eso, a los federales les tiene sin cuidado, ellos llegan a este pueblo y matan sin ninguna pena a todo aquel envalentonado que se quiera pasar de vivo como tú lo estás haciendo sin recato alguno, Miguelito.
Por eso te suplico por el alma del señor cura Amezcua, que dejes de andar organizando peregrinaciones. Eso les enfada mucho a los federales.
Además tienes apenas 16 años y una hermanita huérfana, que vive de tus rábanos, de tus tomates, de tus lechugas y ejotes. Si te matan ¿qué va a pasar con ella?
A parte de una tía muy bondadosa que siempre me pregunta por mi hermanita, mi Santísima Madre del cielo, no le quitará su protección. Yo me negué a que mi tía la mantuviera, desde que aprendí a trabajar en el campo y a producir estas verduras frescas que diario beben agua de la acequia que me pasa por mi propio corral convertido en huerto. A propósito, lleve una lechuga para su comida, y en la noche lo espero a la peregrinación.
No tienes lucha Miguelito.
Y así, como todos los días, al caer la tarde, la gente se fue juntado muy cerca del panteón, y se formaba en filas. Cada grupo llevaba un estandarte y sendos ramos de flores del campo, unos llevaban manojos de santa maría, otros nardos silvestres de los que se dan en las laderas del Narigón.
Apenas se asomaban los primeros astros que más bien parecían espinas de oro clavadas en el cielo de Ejutla; entonces comenzaba la marcha.
Las huellas del caudillo enamorado
Sigamos con fervor
Vamos tras él, su voz ha resonado
Tremolemos la insignia del amor.
En redes amorosas
Te viste prisionero
Amor fue tu divisa
Tu lema, tu ideal.
El coro de voces femeninas, alternado con gruesas y vibrantes voces varoniles, atravesaba el corazón de quienes indecisos aún dentro de sus casas, no se atrevían a vencer el miedo a las tropas federales que en cualquier momento podía aparecer ya sea por el rumbo de Macuaitla o de San Gaspar, o bajando por el cerro de la Peña. Pero aquel canto lleno de magia, hacía que los cobardes salieran envalentonados de sus escondites, a enfrentar cualquier riesgo.
Los peones de los añejos trapiches que toda la vida, desde que cumplían 15 años cantaban “El Alabado”, cuando los molinos iniciaban la zafra, encontraron en ese mozuelo, trovador de cantos sagrados, el guía que les brindaba la oportunidad de sacar todas las ganas de alabar a Dios. Ese Dios y esa Virgen que estaban prohibidos en Ejutla desde 1925, cuando los Federales decidieron que Ejutla no merecía vivir.
La caminata musical iniciaba muy cerca del panteón y se dirigía rumbo al santuario, ese verdadero joyel cuyas dos torres dialogan con el cielo y sus pararrayos se besan con los astros de todas las noches.
Eso era cosa de todos los días. La peregrinación crecía en número de seguidores y en calidad. Cada día había más flores, y los cantos cada día se engarzaban mejor.
Aquel día Miguelito, el guía de aquella preciosa caravana de cantos, mientras regaba sus verduras, ensayaba las tonadas del día, auxiliado por un folleto de cantos, que los de Talpa traen cuando vienen de regreso.
¿Quién es esa estrella, que a los hombres guía?
La Reina del Cielo la Virgen María´.
-Estamos a doce del mes, mejor qué tal si entonamos la del Tepeyac:
Desde el cielo un hermosa mañana
Desde el cielo una hermosa mañana
La Guadalupana, la Guadalupana
La Guadalupana bajó al Tepeyac.
Sí, sí, sí, al fin que es la Virgen Mexicana, la defensora de nuestra patria.
Ese día la caravana parecía normal, pero cuando llegaron al puente de la ermita, no supieron cómo repentinamente se encontraron con las tropas del general Izaguirre que habían aparecido de sorpresa. Las melodías marianas fueron quebradas por disparos de treinta, treinta arrojados al viento, capaces de robar el sueño hasta a los mismos tecolotes.
La tarde crepuscular de luces rojas se detuvo en silencio. Desde su caballo, el militar gritaba:
–Silencio. Silencio! En nombre del supremo gobierno quiero saber….
Su discurso fue interrumpido por Miguelito, quien, con estandarte en su mano, y sus escasos 16 años, se adelanta frente a su caballo y lo arenga:
–Señor general, usted quiere saber quién ha organizado esta peregrinación, y tiene derecho a saberlo, usted ha de saber que nuestros sacerdotes han sido desterrados,
Al padre Peritos lo mataron por la espalda, al P. Rodrigo lo colgaron del mango del jardín y no hay quien nos reparta el pan del evangelio, es por eso que nosotros nos organizamos para alabar a Dios y a su Santa Madre. Nuestras armas son las flores, nuestros rifles los cantos y ellos no hacen daño a nadie. Yo lo invito también a que usted y su tropa nos acompañe a cantarle a Dios y a su preciosa madrecita.
Mirando la atrevida valentía de aquel mozuelo, el general guardó silencio un momento. Luego le dijo:
–Me sorprende tu garbo, muchachito, pero no estoy para aguantar tus discursos de sacristía, márchate a tu casa por ahora, pero guárdalo muy bien en tu cabeza: hoy te concedo la vida y cuídala, porque si vuelves a hacer lo mismo tu destino no será otro que el paredón y vas a morir con 10 plomos adentro de tus costillas.
– Mi general, haga usted su deber, pero le advierto que no dejaré de hacer el mío, por lo tanto desde ahorita mismo puede cumplir con su amenaza.
– Yo cumplo mi palabra, ahora estás libre, y también cumpliré lo que te advierto.
Al otro día, como si nada hubiera pasado, Miguelito el hortelano volvió a su segundo oficio. Sus cantos no se dejaron amedrentar por el plomo que colgaba de las carrilleras de los militares. Al principio, el golpe de la amenaza que pretendía alojarse en las cabezas de los peregrinos, los hacía retraerse, pero pronto el contingente siguió aumentando, luego las filas de seguidores comenzaron a prolongarse como los surcos de cañas, que al soplo de los vientos parecen musitar melodías.
Pronto, peregrinos de Unión de Tula, de El Limón y otros pueblos, al llegar el crepúsculo, bajaban de sus caballos para incorporarse a la marcha melódica. Todos tenían hambre de Dios. Ganas de cantar y entonar sus cantos prohibidos por Juárez, Carranza y Calles. Cantos añejos llenos de melancolía, de paz y de cielo.
Miguelito pudo haberse perpetuado en su noble oficio de impulsor de cantares marianos si el general no hubiese regresado a ese pueblo lleno de persignados que tanto desdén le inspiraban.
En esta ocasión Miguelito ya estaba preparado. El general se pone frente a él y le dice:
-Me gusta cumplir mi palabra.
A lo que Miguelito contesta:
-A mí me gusta más.
Esa noche, bajo los tepames y los granados que sombrean el arroyo que baja de los Añiles, el cuerpo de Miguelito, cubierto de claveles rojos, era recogido por sus discípulos, los integrantes de aquel coro de soñadores de cielo. Una niña se quedó sin zanahorias, ejotes y yerbabuena y un pueblo entero se quedó sin cantos.
En nuestra nación funcionan siete -ahora ya seis, pues el PRD, pasó a mejor vida luego de las elecciones del 2 de junio- institutos políticos que son los que se disputan el poder cada que se realizan comicios. Esa es la llamada partidocracia, es decir, “Situación política en la que se produce un abuso del poder de los partidos” (Real Academia Española). Situándonos en contexto, podemos entrever el marasmo que sacude a ese fenómeno partidista.
Por su orden cronológico figura primero el Partido Revolucionario Institucional (fundado como Partido Nacional Revolucionario (PNR), desde el poder federal el 4 de marzo de 1929, por el llamado Jefe Máximo de la Revolución, Plutarco Elías Calles). Por cierto, que el 30 de marzo de 1938, el General Lázaro Cárdenas, quien arribó al poder ejecutivo (1934-1940) con bendición del aludido Calles, para sacudirse su hegemonía lo expulsó del país el 10 de abril de 1936, y así concluyó con su “Maximato”. Enseguida el mandatario transformó a dicho organismo matizándolo de socialismo y auspició se llamara PRM (Partido de la Revolución Mexicana), el cual fenecería el 18 de enero de 1946, bajo la presidencia del Gral. Manuel Ávila Camacho: desde tal fecha, hasta la actualidad se le denomina Partido Revolucionario Institucional (PRI). Como ya se sabe, desde el ya remoto año de su creación, fue un partido hegemónico, omnipotente, siempre atado al liderazgo del presidente de la república en turno, menos cuando perdió la silla presidencial, (2000-2012) recuperando su control en el sexenio de Enrique Peña Nieto -2012-2018- bajo la divisa de que era el nuevo PRI, pero que a la postre resultó entreguista y corruptísimo, culminando la etapa del neoliberalismo iniciado con Miguel de la Madrid Hurtado en su periodo 1982-1988. Con el sucesor de éste -Carlos Salinas de Gortari-, arquetipo neoliberal, se inició la época del prianismo, es decir, la alianza virtual del PRI con el PAN, concubinato que duró hasta el 2018, aun cuando en contiendas electorales y como oposición, sigue actuando de tal manera, a pesar de que, en documentos y verborrea, han sido archienemigos. Por eso a su liga se le califica como antinatural, probando que la conveniencia politiquera demuestra que la ideología sucumbe ante la componenda.
El segundo de los institutos partidistas nacionales es el PAN -Partido Acción Nacional- que nació el 15 de septiembre de 1939, impulsado por el Lic. Manuel Gómez Morín, chihuahuense que tuvo el apoyo entre otros personajes, de los abogados jaliscienses Efraín González Luna y Rafael Hernández Preciado. Se asegura que los aspectos económicos, principios de doctrina y el programa de acción los inspiró Gómez Morín, mientras que los conceptos de nación, la familia y el Estado fueron elaborados por el lúcido autlense González Luna. A esta institución la inspiró su antagonismo al PRM, su apego al cristianismo, a la propiedad y la libre empresa, así como profesar valores sociales catalogados conservadores, de allí que al partido se le estima de derecha. Su lema se orientó por un discurso de su fundador: “Por una patria ordenada y generosa y una vida mejor y más digna para todos”. Sus primeros triunfos electorales fueron de carácter legislativo: diputados en 1946 y al año siguiente la presidencia municipal de Quiroga, Michoacán. Luego hubo un Ayuntamiento en Jalisco y para 1952 su primer candidato presidencial fue el jalisciense Efraín González Luna. En 1989, en Baja California, Ernesto Ruffo Appel logró ser el primer gobernador panista, con lo que un partido de oposición ganó una entidad federativa. Finalmente, ya en pleno prianismo, arribó en 2000 a la presidencia de la república un trivial personaje, Vicente Fox, al que le sucedió en controvertida elección en 2006, “haiga sido como haiga sido”, el aciago Felipe Calderón. A partir de este tiempo, uncido al prianismo, volvió a declinar el partido blanquiazul.
El que debería ser tercer partido por orden de fundación (5 de mayo de 1989) porque a la fecha es virtual desaparecido, es el de la Revolución Democrática, surgido por el empuje entre otros personajes, de Cuauhtémoc Cárdenas. El antecedente fue la unión de partidos de izquierda y la disidencia priista que bajo las siglas de FDN (Frente Democrático Nacional) se enfrentó al candidato oficial (Carlos Salinas), quien en embarazosos comicios (6 de julio de 1988) y tras la “caída del sistema” que anunció el Secretario de Gobernación Manuel Bartlett, dieron un sospechoso triunfo al que luego fue el “villano favorito” del país: impulsó el neoliberalismo, despojó a la nación de sus empresas, golpeó al sistema ejidal, y a la izquierda dijo que “no la veo ni la oigo”. Este michoacano -Cárdenas- triunfó en elecciones para gobernar el Distrito Federal, y luego lo asegundó Andrés Manuel López obrador el año 2000. El esplendor perredista mayor fue en 2006, cuando casi alcanza la presidencia de la república con AMLO como candidato. La asunción de puestos claves del organismo por grupos (tribus y clanes) internos, hizo que el exlíder y excandidato presidencial López Obrador, saliera del perredismo y fundara una asociación que luego sería el Partido de la Revolución Democrática. El partido quedó dirigido por los llamados “Chuchos” -Jesús Ortega y Jesús Zambrano- con sus incondicionales del círculo “Nueva Izquierda”, quienes se aliaron al prianismo de Calderón y Peña Nieto. Descarriados de plano, de tumbo en tumbo se quedaron sin gubernaturas, resultando que a la fecha esos “líderes” lo han sepultado: luego de las elecciones del 2 de junio reciente y su nefasta alianza con el PRIAN, al no conservar su registro.
El siguiente Partido cronológicamente considerado, es el que nació en 1986 impulsado por el priista michoacano Jorge González Torres, (hermano del célebre Doctor Simi, Víctor González Torres) como Partido Verde, quien logró participara electoralmente en 1991, con el nombre de Partido Verde de México. Sin embargo, se logró el registro del organismo en 1993, ya con el nombre de Verde Ecologista de México (PVEM) en cuyo proceso inmediato (1994) compitió como aspirante presidencial. Dicho personaje, con su discurso sobre ecología y animalismo, ha sido considerado el dueño del organismo al que dirigió hasta 2001, heredando la dirección a su hijo Jorge Emilio González Martínez, bautizado como “el niño verde”, de pésima fama por sus desplantes y actos tildados de corrupción. El, como si fuese dueño de la institución, dice quien manda. El partido ha participado en alianzas con el PAN (2000) para triunfar con Fox, aun cuando luego se separó porque el baladí presidente no cumplió sus compromisos. Enseguida se alió al PRI de Madrazo y mantuvo su apoyo priista con José Antonio Meade, hasta que, en 2018, con acierto se sumó a la coalición “Juntos Haremos Historia” encabezada por MORENA. No se puede entonces afirmar cual sea su ideología efectiva, pues se une a conveniencia con cualesquiera.
El Partido del Trabajo (PT) es un instituto fundado en la capital mexicana tras unirse varias organizaciones sociales, el 8 de diciembre de 1990, siendo primer mandatario el inefable Carlos Salinas. Es un partido de izquierda que cuenta con el apoyo de diversos sectores populares, regionales e internacionales. De sus fundadores, destacan Alberto Anaya Gutiérrez, Gonzalo Yáñez, María Guadalupe Rodríguez, Pedro Vázquez González y Ricardo Cantú Garza y Reginaldo González. Su lema es «Unidad Nacional, ¡Todo el poder al Pueblo! Su registro lo alcanzó en 1993, y concurrió con candidata presidencial en 1994 (Cecilia Soto) participando en lo sucesivo en alianzas con otros partidos, hasta llegar a la presidencia (2018) con Amlo en la coalición “Juntos Haremos Historia”. Alberto Anaya Gutiérrez, quien ha sido diputado federal y senador en varias legislaturas al menos desde 1988, tomó la dirigencia del PT a partir de 1994 y continúa como propietario de tal investidura.
Viene en cuarto lugar cronológico, el partido Movimiento Ciudadano (PMC o simplemente MC) calificado como de centroizquierda. Fue fundado por Dante Delgado Rannauro, (priista veracruzano protegido de su paisano el temible salinista Fernando Gutiérrez Barrios, de quien fue sucesor en 1988 en la gubernatura de su estado, hasta 1992). Dante Delgado fue procesado penalmente en 1994 por desvío de fondos -450 millones de pesos-, pasando un año y tres meses en prisión. Ya liberado, renunció en 1996 al PRI y el 1 de agosto de 1999 fundó el partido Convergencia por la Democracia. En 2002 se acortó el nombre a Convergencia y en 2011 adoptó su nombre actual de Movimiento Ciudadano. Conquistó (2018) electoralmente el Estado de Jalisco, en base al grupo alfarista (de Enrique Alfaro, actual gobernador) y en 2021, se hizo de la gubernatura de Nuevo León. A Delgado se le considera el amo absoluto de MC, calificado como de centro izquierda, pero realmente sujeto al antojo del antedicho personaje, o localmente al de sus aliados: en Jalisco, es proverbial su controversia con Alfaro.
El más joven partido nacional, es el Partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) creado en 2011 como una asociación civil dedicada a impulsar la democracia y la defensa de la soberanía de México, teniendo como líder al actual presidente de México, Lic. Andrés Manuel López Obrador. Este dirigente de oposición, desde 1994 en su natal Tabasco enarboló principios democráticos, nacionalistas y de redención social. Si bien fue priista desde 1976 con el poeta Carlos Pellicer, y enseguida con Leandro Rovirosa Wade, fuerte impulsor del indigenismo (1977-82), con el avanzado Enrique González Pedrero, se sumó entusiasta y en su administración dirigió acciones sociales que lo llevaron a dirigir (1983) al priismo en su Estado, lo cual hizo con espíritu tan confrontado al corporativismo tricolor -que lo acusó de socialista-, que hubo de salir de la dirigencia y emigrar al DF. Escribió dos libros y su tesis, revelando su credo mexicanista. En 1988 se suma a la corriente democrática que buscó democratizar al PRI, lo que, al no lograrse, se transformó en el Frente Democrático Nacional, movimiento que lo proyectó como candidato a gobernador de su tierra, la que recorrió y alertó sobre el clima de autoritarismo y represión que imperaba. En 1989 se crea el PRD y él lo dirige estatalmente en Tabasco. En los comicios de 1991 hubo tal cúmulo de fraudes, que Andrés Manuel decidió realizar una protesta denominada “Éxodo por la Democracia”, en la que encabezó una marcha a pie que inició en Villahermosa —capital de Tabasco— el 25 de noviembre de 1991 y concluyó en la Plaza de la Constitución de la Ciudad de México el 11 de enero de 1992, con un discurso ante 40 mil simpatizantes: se acordó con el gobierno federal se anularan varias elecciones municipales y la renuncia del ejecutivo tabasqueño. Ese año se sumó a Heberto Castillo, quien compitió para gobernar Veracruz. Para 1994 volvió a ser candidato para ejecutivo de Tabasco, compitiendo contra Roberto Madrazo, quien, con exceso de recursos, trampas y apoyos federales, se hizo del triunfo electoral. El 22 de abril de 1995, López Obrador inició la Caravana por la Democracia, marcha hasta la Ciudad de México, ampliado su defensa no solo de la democracia sino de los recursos de la nación, especialmente del petróleo. Ya curtido en la lucha oposicionista, dirigió al PRD (1996-1999) partido al que hizo la segunda fuerza política en la Cámara de diputados, primera del DF y conquistó algunas Entidades federativas. Luego el mismo fue gobernador del DF por el PRD (2000-2005) venciendo al panista Santiago Creel. Amlo criticó duramente al régimen priista por haber auspiciado el FOBAPROA; publicó su sexto libro “Un proyecto alternativo de nación: Hacia un cambio verdadero”, e instauró las pensiones para adultos mayores, lo que junto a su singular labor en el DF, le dio suficiente perfil para aspirar a la presidencia de la república, por lo que sus adversarios (encabezados por Fox y los priistas) le instrumentaron el desafuero, culminado en abril de 2005. Fueron connotados defensores de AMLO no solo su partido y dirigencias, sino los escritores Carlos Monsiváis y Elena Poniatowska, y junto a ellos, miles y miles de ciudadanos. El ministerio público se desistió de su acción, el procurador de justicia federal renunció y AMLO quedó en posición de llegar a la candidatura presidencial, desplazando a Cuauhtémoc Cárdenas. Luego vino la elección de 2006, que para muchísimos observadores fue un fraude para impedir que la izquierda arribara al poder; entonces el triunfo se le dio de manera ajustadísima (menos de uno por ciento) al panista Felipe Calderón, quien al responder una pregunta de la periodista Dennisse Maerker, quien le indicaba lo turbio del proceso (recordemos que increíblemente el IFE autorizó una campaña contra Amlo, diciendo que “era un peligro para México” y se adjuntaba una foto del venezolano Hugo Chávez) atinó en contestar: “como dicen en mi tierra, ya si ganó, haiga sido como haiga sido”. La evidente confabulación del IFE, el Tribunal Electoral, la Presidencia de la república, el Consejo Coordinador Empresarial, etc., contentos porque no se autorizó el conteo “voto por voto casilla por casilla” hicieron que Amlo pronunciara la frase “Al diablo con sus instituciones”. Vino la toma de la avenida Reforma y el establecimiento de un “gobierno legítimo” del cual fue Amlo su presidente, según lo aprobaron sus partidarios en un monumental mitin en el zócalo de la capital el 16 de septiembre; la protesta del cargo sería el 20 de noviembre. El gabinete que lo acompañó tenía entre otros miembros, a José Agustín Ortiz Pinchetti, Bernardo Bátiz; Octavio Romero Oropeza, Claudia Sheinbaum Pardo y Bertha Luján Uranga (madre de Luisa María Alcalde). El suceso se tomó por sus organizadores como el medio pacífico para evitar que la exacerbación socio-política estallara violentamente.
Con lo anterior, queda referido el profundo movimiento que precedió a la fundación de MORENA el 2 de octubre de 2011, año en que Calderón y su “Guerra contra el narcotráfico” habían puesto de relieve la vulnerabilidad de las instituciones -policíacas, militares y políticas de seguridad mexicanas –infiltradas o de plano cooptadas por el hampa, según se comprobó en el proceso contra Genaro García Luna– sino también el nivel de penetración social que los cárteles tenían en muchas regiones del país. Ahora, AMLO fue candidato del “Movimiento Progresista”, conformado por MC, PRD, PT y los flamantes morenistas, frente al inflado priista Enrique Peña Nieto y una panista desamparada, Josefina Vázquez Mota. Así se llegó a los comicios presidenciales de 2012, confeccionados por las oligarquías mexicanas, la complacencia del PRIAN y la complicidad del gobierno calderonista. Ya sabemos que el priista Enrique Peña Nieto, preparado por los oligarcas mencionados, obtuvo el triunfo por compra de votos. Amlo señaló y no reconoció como legal el hecho, declarando: “Aunque nos sigan atacando y nos acusen de malos perdedores, de locos, de mesiánicos, de necios, enfermos de poder y otras lindezas, preferimos esos insultos a convalidar o formar parte de un régimen injusto, corrupto y de complicidades que está destruyendo a México”. (Milenio, 31 agosto 2012). Dos semanas después se desliga definitivamente del PRD y se dedica a Morena, -transformada en asociación civil el 20 de noviembre inmediato- y defender el ramo energético, amagado por el Pacto de México y el entreguismo peñanietista, respaldado por el PRI, PAN y PRD. Para el uno de agosto de 2014, Morena fue reconocido por el INE como partido político nacional. De esa forma Amlo se preparó para ser por tercera vez candidato presidencial, declarando el 13 de noviembre de 2016 a “Sin Embargo”, en la finca familiar “la Chingada” de Chiapas, que “Si el pueblo de México se manifiesta en 2018 por un cambio de fondo y me da su confianza” trabajaría con ahínco inspirado por Morelos, Juárez, Madero y Lázaro Cárdenas, “ pero si la mayoría de la gente dice que no me quiere gobernando o los de la mafia del poder nos lo impiden, entonces sí me iría literalmente a La Chingada”.
El domingo uno de julio de 2018, con un 53.19 % de votos, el pueblo de México llevó al poder ejecutivo federal al primer aspirante de izquierda, Andrés Manuel López Obrador, seguido por el panista Ricardo Anaya con 21.27% y alejado el tricolor J. Antonio Meade con el 16.41%. El uno de diciembre asumió su cargo y desde entonces, a pesar de la férrea oposición del prianismo y los restos del perredismo, las oligarquías, casi todos los medios de comunicación tradicionales, muchísimos empresarios (nacionales y extranjeros) así como sectores conservadores de la sociedad, agraviada la situación por la pandemia del COVID y los acosos del gobierno gringo de Trump, el lopezobradorismo se ha sabido ganara las mayorías populares, lo cual se ratificó en los comicios presidenciales del 2 de junio, cuando su candidata Claudia Sheinbaum, se alzó con un aplastante triunfo de casi 36 millones de votos (casi 60%) sobre la aspirante del PRIANRD, Xóchitl Gálvez, que apenas logró el 27.45% y el aspirante de MC, solo un modesto 10.32%. A ello debemos agregar que los partidarios de la Cuarta Transformación (4T) le dieron la mayoría calificada en las cámaras baja (diputados) y casi también en la alta(senado); el gobierno de la ciudad de México, que sumados a los Estados ya ganados, ahora en total 24 Entidades federativas de 32, estando pendiente aún la de Jalisco, que se busca se declare nula, y la inmensa mayoría de congresos locales, se puede afirmar que están en la cumbre.
En cambio, los partidos de oposición se ven en severos predicamentos: el PRD, ya perdió su registro. El PRI, relegado a partido chico, aturdido en un pleito feroz por su control, entre viejos cuanto destacados militantes y su actual dirigente -Alejandro Moreno- llamado “Alito”, con acusaciones diversas de abusos, enriquecimientos ilícitos y malversación de fondos, que tortuosamente quiere perpetuarse en la presidencia del partido. “Bajo su mandato, que ahora trata de prolongar hasta 2032 retorciendo los procesos legales, el PRI ha perdido todo lo que podía perder: los territorios que antaño fueron del tricolor, incluido el Estado de México, incluido su propio Estado, Campeche…las últimas elecciones, que han dejado su bancada en los huesos, tanto en el Senado como en la Cámara de Diputados; millones de militantes, de base y de renombre, han tomado otros rumbos. En estas últimas semanas, el partido es apenas un club privado” (El País, 13-VII-2024), lo que da credibilidad a la sentencia que pronunció Aurelio Nuño Mayer, ex Secretario de Educación Pública: “Alito será el sepulturero de uno de los partidos más importantes de México. (…) Perdió la brújula”. (Milenio, 12-VII-024).
Por lo que ve al PAN, basta con presenciar la discusión entre su dirigente Marko Cortés, el expresidente Felipe Calderón y Javier Lozano (sapo de pus) quien lo insultó con palabras soeces, como “cobardía” por no defender a Genaro García Luna, “por eso estamos tan jodidos”, precisando que era pésimo dirigente. Entonces contestó Markitito, diciéndole que hablaba así enojado porque no se le concedió una curul. En redes sociales, Calderón reprochó a Cortés por no haber inscrito para legislador a un destacado panista, y en cambio él si se auto incluyó a pesar de ser uno de los peores oradores, y como “presidente del PAN, el que más daño le ha hecho en la historia a ese partido…” Cortés, enojoso le dijo que él -Calderón- dejó sola a la aspirante Josefina Vázquez Mota, y luego le pidió explicaciones sobre Genaro García Luna, causa según él de la caída electoral, husmeándole al expresidente, ¿o no te enterabas de lo que sucedía en tu gobierno?” (El Financiero, 2-VII_024). En una misiva, 13 exgobernadores y militantes del PAN, entre los que destacan Francisco Ramírez Acuña, Francisco Barrio Terrazas, Fernando Canales Clariond y Juan Carlos Romero Hicks, enviaron una carta contundente a Marko Cortés, planteándole “renovarse o bien, irse”.
En cuanto a los demás partidos, con dueños de su padrón limitado y acaparadores de jugosas prerrogativas, no tienen otro sendero que seguir siendo “pedacera”, así se ofrezcan como tercera vía (MC) fallida, opciones de izquierda ilusa (PT) o no ser -cual lo expresó el periodista Julio Hernández: ni partido, ni de verdes; ni mexicanos, ni ecologistas, es decir “el partido de las cuatro mentiras”. Eso sí, jugosa maquinaria para el niño verde y sus contlapaches.
Por ello concluimos: So pena de palidecer aún más, los partidos políticos mexicanos, deben reestructurarse, empezando por transparentar los métodos de afiliación y adhesión, refrescar sus declaraciones de acción y de principios, fortalecer los procesos de democracia interna y trabajar en procesos de formación política. En pocas palabras, ganarse la confianza del pueblo, formar cuadros genuinos y renovarse integralmente a fondo, o en contrapartida, prepararse para extinguirse. De tal magnitud es el marasmo de la partidocracia azteca.
Estábamos entretenidos, en las colaboraciones anteriores, revisando las causales y los datos duros que llevaron al PRD a su sepultura final. Nos faltó mencionar todavía algunos detalles importantes para dar cuenta de dicho suicidio anunciado. Pero mal íbamos poniendo los puntos finales, cuando un campanazo nos aturdió a todos, comentaristas avezados o no. Fue el ramalazo mediático con el que el PRI reclamó la atención nacional. “No se nos distraigan, pareció decir el mentado Alito. Los que realmente vamos a la morgue somos los tricolores”.
Y de verdad que vino a ser una campanada sorprendente, porque si revisamos con atención sus números no habría para qué estar vaticinando tu entierro. Este vendría a ser un efecto final, es cierto, algo así como ineluctable. Pero no para que ya vayamos poniéndonos de luto y disponernos a acompañar a los deudos al sepelio. Podía el antaño partidazo ponerse a hacer la cola que le correspondiera. Habernos dejado concluir con los responsos obligados al PRD y luego, de acuerdo al orden de la lista, dejarnos limpiar el escenario y dar paso al instituto partidista que siguiera.
Pero no. Pareciera que tanto a Alito, su actual presidente, como a la turba de seguidores que le hacen coro, les urge dinamitar lo que va quedando de aquella aplanadora que ocupó el estrellato político del país casi toda una centuria. Si hacemos caso a los números que le signan, pasando por alto el cambio de siglas, le faltarían apenas cinco años al PRI para cumplir su centenario. Pero ni ese gusto le quieren dejar celebrar. Se propusieron los arriba mentados meterle la inyección letal rápida y pasar al cadáver a los servicios funerarios para su inhumación.
Desde luego que hay muchas opiniones superficiales en la balumba opinadora, que más que ilustrarnos nos distraen. Afirman pontificando, los que parecen los más enterados, que porque se dispuso el actual presidente y su camarilla a establecer el mecanismo de la reelección, le inyectaron la pócima letal. Y que, con eso, lo ponen al borde de la sepultura. Como si el esquema de repetir los puestos fuese una práctica lesiva en el actuar político.
Se pueden poner ejemplos, muchos, de otros sitios y modalidades en donde tales esquemas operan y no generan procesos degenerativos en sus avatares políticos. Se sabe de reyes y reinas que han durado en el poder hasta sesenta años y más. De los zares rusos es una vieja escuela que revivieron los jefes bolcheviques y ahora la practica Putin, sin que se le hagan cosquillas a su puesto. Al menos es lo que se alcanza a ver desde lejos. Pero quedémonos en casita, para no saltar bancas sin estropicio.
El hecho de que la presidencia de la república quedara en manos del PRI, de manera ininterrumpida, a lo largo de setenta años seguidos, ¿no le sacude a nadie las neuronas para asociar tal fenómeno con el modelo reeleccionista? Casi todo mundo se va con la finta de que, por el hecho de promover a un mono distinto para la silla en cada sexenio, había o se estaba ejerciendo un proceso electivo en el que no había tinte alguno ni de falta de democracia, mucho menos de tentación reelectiva. ¡Por favor!
Las pugnas al interior de la antigua aplanadora no se daban para respetar civilizadamente las líneas de actuación democrática, sino para ganarse el favor de los dedos divinos, que actuaban en escala, pero de manera uniformemente acelerada, como la caída de los cuerpos en el vacío. Era ganarse el favor o la gracia de quienes monopolizaban los controles y con ello venir a ocupar los puestos que dizque luego se disputaban en las urnas.
Para el último sexenio en que estuvo vigente el PRI en el poder, con Peña Nieto, y de acuerdo desde luego con su inseparable dama de compañía, el PAN, modificaron la constitución y autorizaron la reelección para todos los puestos de gobierno. Ahora sufrimos esta embestida de la derecha en todos los estados y los partiditos infractores ni pío decían. ¡Qué bueno que doña Claudia ya puso en su programa de gobierno como prioridad eliminar tales lacras electivas! Ya veremos entonces cómo se recomponga el cuadro.
Pero el cáncer terminal que lleva al PRI a la sepultura no tiene que ver con estos males secundarios que señalan, sino con la privación de los favores que ejercía para su monopolio la varita mágica de los poderes ejecutivos en todo el país. Desde luego que resaltaba la paternidad del poder ejecutivo nacional. La protección paterna del mero mero, o séase el presidente de la república, redundaba en la vitalidad de tal organismo electoral. Y por supuesto que enfrentar tal maquinaria era o una tarea descomunal o simples sueños guajiros, que terminaban en dolorosos desplomes. De eso sabemos demasiado todos los que anduvimos siempre en la oposición.
Ahora que se les ha muerto tal padre celestial, los priístas de a pie ya no hallan la puerta. Se ven todos atolondrados. Supusimos muchos, sobre todo analistas, que les iba a durar un buen rato su agonía. Pero al parecer Alito y su equipo se compadecieron y eligieron acortar el sufrimiento. Ya lo desconectaron. Ya le están retirando también el oxígeno. Y si no respira más, pues se va a asfixiar. Y lo vamos a tener que sepultar por anticipado, con todas las honras fúnebres de rigor, pues se trata del sepelio de un casi centenario. RIP
El pasado dos de junio, la ciudadanía mexicana emitió un sufragio avasallador, que implica un mandato categórico: tendremos Presidenta de la República -la primera en nuestra historia como nación independiente- y ella deberá implementar reformas e innovaciones, dentro del perfil delineado por la llamada Cuarta Transformación ( la 4T surgida en 2018, tras el triunfo electoral de Andrés Manuel López Obrador, Amlo), que a su vez, bajo la guía de Claudia Sheinbaum, se denominará como Segundo Piso de aquella.
Las tres transformaciones que han modelado la identidad y estructura social de nuestra Patria, son la Independencia, la Reforma y la Revolución. Por ello la que emergió con el gobierno de Amlo, se tituló Cuarta Transformación y su segunda etapa, es referida como Segundo Piso de la 4T.
A la fecha, a Claudia Sheinbaum (CS), se le conoce como “presidenta virtual”, -o sea potencialmente, que reúne todos los requisitos para en su momento asumir ese cargo- pues será presidenta electa, cuando se califique como legal la elección presidencial y se le entregue el documento correspondiente por el Tribunal Federal Electoral, lo cual debe suceder a finales de agosto o, a más tardar, a principios de septiembre. A partir del uno de octubre venidero, se convertirá en Presidenta de los Estados Unidos Mexicanos.
Importantísimo resulta entonces, el hecho de que en 200 años (a partir de 1824 en que tomó posesión el primer mandatario nacional, Guadalupe Victoria) de vida política, los mexicanos tengamos la primera mujer titular del poder ejecutivo federal. Trascendente es que su arribo al poder sea con una legitimidad purísima, avalada por casi 36 millones de votos, suma que es superior a la obtenida por Amlo el uno de julio de 2018. Es óptimo que CS, sea una científica: doctora en ingeniería ambiental (1993-1995) con maestría en ingeniería de la energía (1990-1992) y emanada de la UNAM con el grado de licenciatura en física (1984-1989). Por si eso fuera poco, además de catedrática en su alma máter, fue miembro del Panel Intergubernamental de Cambio Climático que en 2007 obtuvo el Premio Nobel de la Paz. Consiguientemente es singular experta en cambio climático. Empero, no solo tiene esa preparación, siempre participó en luchas estudiantiles, su pensamiento social es de avanzada y tiene experiencia en cargos públicos, con excelentes logros: en 2000-2006, Secretaria de Medio Ambiente del Distrito Federal, siendo Jefe de Gobierno Amlo; Jefa delegacional de Tlalpan de 2015 a 2017 y Jefa de Gobierno de la Ciudad de México (2018-2023).
Triunfante del proceso selectivo para llegar a ser candidata presidencial, dentro de su partido político Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y la alianza con los Partidos, del Trabajo -PT- y el Verde Ecologista Mexicano (PVEM), coalición que compitió con el lema “Sigamos Haciendo Historia”, fue rotunda triunfadora de los comicios realizados el reciente 2 de junio, alcanzando lo que parecía imposible: la mayoría calificada en la Cámara de Diputados, y por definirse la de senadores, pues de 32 Entidades que componen a la Republica, su alianza conquistó 30 y obtuvo dos primeras minorías en los dos Estados restantes. Cuando distribuyan las autoridades electorales los senadores de representación proporcional, se sabrá si alcanzó la mayoría calificada, pero en todo caso casi la tendrá.
En tres jueves sucesivos, el más reciente el 4 de este mes de julio, CS ha presentado a los personajes que ocuparán los primeros cargos de su futuro Gabinete. En ellos predomina el conocimiento más que la política o la ideología, aunque desde luego deben tener grandes coincidencias con la virtual presidenta, especialmente con lo que son sus mandamientos, adquiridos de Amlo: “No mentir, no robar y no traicionar al pueblo”, todos ellos entrelazados al enunciado “Por el bien de todos, primero los pobres”. Sin embargo, por las características de cada uno de esos individuos, resultó innovadora: Julio Berdegué, Secretario de Agricultura es de notable capacidad en ese rubro; Rosaura Ruiz, cabeza de la nueva Secretaría de Ciencia, es semejante a Sheinbaum, una reconocida científica; David Kershenobich, en la Secretaría de Salud, es todo un hito por su calidad de investigador de las ciencias médicas; Rogelio Ramírez de la O, actual Secretario de Hacienda y Crédito Público, continuará en su posición, dando tranquilidad a la economía.
Están designados, colaboradores que CS aprecia: Rosa Icela Rodríguez, aún secretaria de seguridad pública federal, será quien dirija la Secretaría de Gobernación; Edna Elena Vega – Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano- es una socióloga muy cercana a Sheinbaum; Omar García Harfuch – Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana- fue su brazo derecho en tal área en la jefatura de gobierno; Jesús Antonio Esteva Medina – Secretaría de Comunicaciones y Transportes- tiene largo trecho en tal materia en la ciudad de México; Luz Elena González será Secretaría de Energía, y como los anteriores tiene gran relación con CS. En este conjunto se ubica Ernestina Godoy, exfiscal de la ciudad de México y ahora Consejera jurídica de la Presidencia.
En otro círculo, encontramos funcionarios que han dado grandes resultados: Marcelo Ebrard, en Economía, donde se espera realice enorme tarea, sobre todo ahora que se avecina la revisión del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, T-MEC. De impactantes logros en el sexenio lopezobradorista, es la matemática y economista Raquel Buenrostro, quien ocupará la Secretaría de la Función Pública. La todavía secretaria de Relaciones Exteriores, Alicia Bárcena – volverá a su origen: ecologista y guiará la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales. El sucesor de la anterior es el muy respetado exrector de la UNAM Juan Ramón de la Fuente, quien, de embajador de México en la ONU, ahora pasará a Secretario de Relaciones Exteriores. Un exitoso dirigente de Morena, Mario Delgado, se encargará de la difícil Secretaría de Educación. Finalmente, Ariadna Montiel Reyes repite en la Secretaría del Bienestar.
Si en la selección de colaboradores, CS acreditó ser innovadora, en su papel de reformista es sobresaliente. En campaña se comprometió con las mujeres de 60 a 64 años de edad, para darles su pensión -la mitad del monto que recibe la tercera edad-, así como a los niños que estudian la escuela básica en instituciones públicas; también consideró a las colectividades étnicas, es decir los pueblos originarios o de ascendencia afroamericana a efecto de protegerlos y para que gocen todos sus derechos. Luego abrazó la causa del magisterio y echará abajo los candados que la ley del ISSTE incorporó en la etapa neoliberal y que acongoja a los maestros, particularmente en sus pensiones: podrán recibirlas (a cualquier edad) al cumplir 30 o 28 años de servicio, hombres o mujeres respectivamente, además de ser su salario completo.
Un aspecto complejo, la reforma judicial, la asumió como propia y ha manifestado que deberá salir lo más pronto posible, quizás en septiembre, postrer mes de la administración de Amlo. Además, incorporó algo que por contubernio de priistas y panistas se había relegado, echado al olvido: la no reelección, principio básico de la revolución maderista de 1910.
De las iniciales reformas, no creemos que haya mayor impugnación. Los opositores al gobierno, ni tienen poder para detenerlas ni razón para contrariarlas. En donde si van a gritar y repelar, es en las otras dos (por lo pronto, porque el paquete que Amlo presentó el 5 de febrero de este 2024, es amplio y ya vendrá su integral discusión) que son la judicial y la política electoral. Sobre la primera, CS reiteradamente ha manifestado que está de acuerdo: “Ustedes conocen nuestra posición respecto a la elección de jueces, magistrados, ministros, la hablamos en la campaña, la pusimos a votación en las plazas”, y “Mi opinión es que deben elegirse”. (El País, 13-junio 2024). Así es que no hay vuelta de hoja, y tendremos pronto un poder judicial transformado.
Algo parecido podemos afirmar sobre la no reelección. En 2014 se revocó y los políticos sin ideología se frotaron las manos. Pero la firme voluntad de CS recuperará el principio que detonó la revolución mexicana en 1910.Aunque se aprobará, tardará algo en sentirse, porque por ahora rige esa contrarreforma de poder reelegirse. Para 2030 será realidad el espíritu maderista, completamente resucitado: Sufragio efectivo. No Reelección.
No cabe duda. Claudia Sheinbaum, es por ahora presidenta virtual, pero será a partir del uno de octubre próximo, mandataria innovadora y reformista, para bien de la república y beneficio de todos los mexicanos.
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