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En lo Esencial: Solo el pueblo salva al pueblo.

Por Pedro Vargas Avalos

          La discusión sobre el INE y la Reforma del Poder Judicial, nos ha enfrascado a los mexicanos, con algunas incursiones de extranjeros, en exaltadas reflexiones. Del primero se dice que va a desaparecer, lo cual es crasa mentira; y se agrega, al ponderar sus aportaciones, que gracias a dicho organismo se han registrado las alternancias en el poder.

         En cuanto al ámbito judicial, se sostiene por un lado que es la salvaguarda de la Constitución, aunque, por otra parte, se afirma que es el nidal de la corrupción. En medio de unos y otros, están los principales elementos sobre los que giran ambos: la democracia, los principios republicanos federalistas, el pueblo y sus derechos.

        Según el filósofo Armando Batra, Latinoamérica ha sido el laboratorio mundial de la revolución durante este siglo. Aquí se abrió paso un postliberalismo de izquierda, donde el motor del cambio es el pueblo, mientras que, en los demás países occidentales, con un desgastado neoliberalismo clásico, se rigen por gobiernos oligárquicos de ánimos xenofóbicos y matices neofascistas.

         También asegura el pensador citado, que, las insurgencias sociales – es decir populares- y los regímenes progresistas, son los pilares del proceso emancipatorio en Latinoamérica. Creemos que, intuye, que esa manumisión, es tanto de la potencia del norte de América como de las cúpulas autóctonas, para quienes la democracia solo es motivo de eufemismo.

           Lo que han hecho los gobiernos puestos por el pueblo, son: Recuperar los recursos naturales y sus rentas, en manos de esas camarillas, lo que es una de las primeras acciones de la izquierda actual, que se afana por reducir la pobreza y hacer revoluciones de bienestar. Estos movimientos, en atinada actitud, reivindican la democracia electoral y el pluralismo político: en aquellas se puede ganar y perder. Hacer de esa democracia una regla, fue un acierto porque ahora, si se ve el panorama del subcontinente, tenemos que por la vía del sufragio popular se comprenden 9 países y el más reciente, Brasil, lo cual deja buenas cuentas para la izquierda. 

       Ahora bien, para los movimientos populares triunfantes no todo es miel sobre hojuelas: les llueven descalificaciones, pues se les acusa por varios grupos, incluyendo algunos clasificados como de avanzada, afirmando el susodicho Bartra: Porque combinan partidos y movimientos, se las acusa de indecisas. Porque preservaron la democracia electoral, se les culpa de ingenuas; porque no expropiaron a las burguesías, se las incrimina de tibias. Porque recuperaron y valorizaron recursos naturales, se las acusa de extractivistas. Porque distribuyeron el ingreso mediante programas sociales, se las acusa de asistencialistas y clientelares. Porque derramaron poca sangre, pues no perpetraron ajusticiamientos y expropiaciones, los ortodoxos dudaron de que fueran auténticas revoluciones. “Pero lo son, lo están siendo y lo seguirán siendo.” (Mesa Política de la 22 edición de la FIL Zócalo, “Mirando al Sur”, 8-VIII-2022).

                Para el aludido filósofo: “El primer ascenso revolucionario duró diez años, luego se deprimió y al padecer de verdaderos partidos de izquierda, las derechas recuperaron espacios, lo cual facilitó una vuelta neoliberal. Pero a partir del 2018, con 30 millones de mexicanos que apoyaron a Amlo, se reinicia el progresismo; y luego en Argentina, Bolivia, Brasil, etc. Por ello podemos afirmar que nuestra América, va”. Eso siempre y cuando la democracia, en la cual deciden las mayorías, este vigente.

         Y es que, donde la mayoría de los habitantes son necesitados, para aliviar a su pobreza, debemos crecer en base a una producción incluyente, que no de la espalda a los mercados mundiales, pero se apoye en el mercado interno; atenta a priorizar los factores estratégicos,  la soberanía alimentaria  indispensable para no pasar hambre, y la energética para sostener la marcha; soberanía laboral para garantizar empleo digno y remunerador para todos; economía respetuosa de personas y cosas, que en vez de erosionar comunidades y ecosistemas, fortalezca la cohesión y armonía con la naturaleza o sea, una economía moral. En pocas palabras sostiene este filósofo, “Ese es el nuevo orden mesoamericano que habremos de edificar todos, porque el boliviarismo, para Latinoamérica, debe seguir siendo la consigna”. 

     Lo anterior se vertió en la Feria del Libro de México, en 2022, y tal como afirmó en el 85 aniversario de la expropiación petrolera el presidente AMLO: “Solo con el pueblo se puede llevar a cabo la transformación”, otro ponente en esa feria, Ricardo Rada, exministro boliviano, aseguró que, si las reformas vienen acompañadas por el pueblo, este las defiende. Advierte, que no habrá transformación social si los gobiernos convierten al sector popular en beneficiaria pasiva: cuando esto sucede, el sector social no sale a la defensa de los avances logrados, permitiendo que la derecha gane adeptos y vuelva a recuperar el poder. En consecuencia, afirma este boliviano, “Se debe luchar juntos, gobierno y pueblo”. Pero cuando no se es gobierno, si solo es pueblo, este ha de mantener la unidad, y con todos sus esfuerzos, ganar elecciones y ser gobierno., es decir poder institucional de izquierda. Y así el pueblo permitirá profundizar las reformas transformadoras, en las cuales la mujer ocupa papel igual al del hombre. 

                Como sucedió en varios países y lo observamos en el nuestro, la derecha  maneja los medios de comunicación -la inmensa mayoría- y tiene gran influencia en el poder judicial; por ello, se afana (y lo propaga intensamente) por ganar en tribunales lo que no logra en urnas o plebiscitos. Conclusiones: necesitamos medios plurales, porque es difícil pelear contra un sistema donde nos bombardean a cada instante, de otra manera volveremos a ser vasallos. Es paradójico que los movimientos sociales en la calle, molesten al gobierno, pero este -siendo popular- sostiene que “por favor, nunca salgan de la calle”, ya que sin esas movilidades, no se avanza al servicio del pueblo.

         Aspecto primordial es lograr que los jueces respeten la constitución y el estado de derecho, o se tendrá una lucha perdida de antemano, porque la derecha se escuda en jueces veleidosos, parciales o sin escrúpulo. Por ello es tan importante castigar al juez corrupto, como compensar al juzgador apto. 

           Como se garantiza la continuidad de la Cuatro T, solo preparándose para triunfar en la siguiente elección presidencial, y hay dos factores esenciales -dentro del pueblo- que deben incorporarse: jóvenes ecologistas y mujeres, con lo que se garantizará ser vanguardia mundial: solo los pueblos con conciencia tienen esperanza.

         De todo lo anterior salen a relucir dos elementos: el pueblo y la democracia. El INE no es cierto que sea la democracia, ni siquiera el factor que permitió la alternancia en el gobierno. El ingrediente determinante, fue y es la ciudadanía, la cual con su masiva participación legitimó el proceso de 2018, en tanto que el INE solo legalizó los comicios de 2006 y 2012, en medio de muchísimos señalamientos de irregularidades. Aquí se acreditó la idea de que “Solo el pueblo salva al pueblo”.

         Por lo que ve al Poder Judicial, es una falsía muy divulgada por medios tradicionales, que tiene alto rango de confianza popular. Los mexicanos, en general no confían ni en jueces ni en ministerios públicos, que ordinariamente se conducen muy alejados de lo que prescribe la Constitución de como ha de ser la justicia. El nepotismo, amiguismo y otros “ismos” reprobables se practican con prodigalidad entre los miembros del poder judicial, ya federal como estatal. Y tengamos en cuenta que este poder es el único que no es electo por el pueblo, lo cual, antes de la Constitución de 1917, si se hacía al menos a nivel de magistrados o ministros.

         Asi como se afirma que la política es sumamente importante para que solo esté en manos de los políticos, también se puede sostener sobre la justicia: es demasiado trascendente para que un solo individuo, detenga la vigencia de una o más leyes, legítimamente procesadas y promulgadas. Esto es lo que sucedió el pasado 24 de marzo, cuando el ministro Javier Laynez Potisek (viejo servidor de Fox, Alarcón y Peña Nieto, quien lo propuso para la Corte) concedió al INE, (que había interpuesto una controversia constitucional contra la reforma), la suspensión que bloqueó totalmente lo previsto por las leyes del Plan B en materia electoral, que apenas habían sido publicadas. Como resultado, este organismo continuará funcionando sin ningún cambio, gracias a la actuación de un solo personaje. El comunicado que informó lo anterior, sin haberse notificado como lo ordena la ley, se dio a conocer a las 19.25 horas del viernes, dando un típico “sabadazo”, al estilo de los antiguos agentes policíacos. Además, se critica por muchos, que esa información, hable a nombre de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), y no exclusivamente del ministro Laynez, siendo que es un acuerdo exclusivo de él.

              Por lo anterior, es que la Consejería Jurídica de la Presidencia, reaccionó el domingo 25 reciente, señalando “que no es función del árbitro electoral cuestionar las normas jurídicas que el Poder Legislativo tuvo a bien expedir”, en referencia a que la decisión del togado referido fue respuesta a una controversia constitucional interpuesta por el Instituto Nacional Electoral (INE), atribución que la Constitución no permite. Esto, afirmó el representante del gobierno federal, es preocupante, pues denota que el ministro instructor desconoce “las reglas del procedimiento que regula controversias constitucionales, lo que desnaturaliza este medio de control constitucional que busca alcanzar el equilibrio sano entre los Poderes de la Unión”. Lo antedicho es “una grave anomalía de procedimiento en el fallo mencionado, por medio del cual un solo ministro de la SCJN dejó sin efectos la totalidad de una ley electoral aprobada legítimamente por el Poder Legislativo” y -además, por si fuera poco lo anterior- ordenó revivir las disposiciones derogadas, lo cual sólo puede determinarse, en su caso, mediante una sentencia definitiva aprobada por ocho ministros”. Por ello, solicitará al pleno de la SCJN revocar el acuerdo que admite a trámite dicha controversia, así como la medida suspensiva, al resultar contrarias a los principios fundamentales del Estado de derecho que nos rige. (milenio.com/ 26-III-2023).

           Al respecto se le preguntó a la Ministra en retiro, Olga Sánchez Cordero, quien sabe bastante sobre el tema: ¿El ministro está en lo correcto o en lo incorrecto?, y la ahora Senadora, respondió: “En materia electoral no pueden presentarse controversias constitucionales porque lo prohíbe la Constitución. ¿Qué se presentó? Una controversia constitucional. Ahí está la respuesta”. (La Jornada, 27-III-2023). De allí, que el diario antes citado, en su editorial del mismo día, opina: “Cierto es que la determinación del ministro Laynez es, por varias razones, contraria al marco legal, y lo más grave es que ocurre en un contexto en el que en el Poder Judicial parece fortalecerse la decisión de obstaculizar el ejercicio de gobierno de la presidencia obradorista y alinear a la SCJN con causas opositoras.” Es comprensible entonces, que sobre este tema, el primer mandatario (que andaba en gira de trabajo por el sureste) dijese: “Pueden (suspenderla) porque es la misma mafia. Son iguales que Ciro (Murayama, consejero del INE), que Claudio X. González, que los conservadores que no quieren que haya democracia, porque ellos son partidarios de la oligarquía, no de la democracia. ¿Saben qué es la oligarquía? Es el gobierno de los ricos y la democracia es el gobierno del pueblo. Entonces, ellos no quieren al gobierno del pueblo, entonces por eso no quieren la reforma electoral, eso es lo que está sucediendo” (INFOBAE, 26-III-023).

          A la fecha, sostiene el senador César Cravioto, no se ha podido reformar al Poder Judicial, un poder cuya concepción viene del antiguo régimen y está infectado, plagado de corrupción, que se fue construyendo -ajeno al interés popular- para proteger a sujetos corrompidos y a las élites del poder económico y del poder político. Esa reforma debe incluir al Consejo de la Judicatura, como alertó Ricardo Monreal. Ante esta situación, es indispensable que reformar de fondo, esa rama del Poder público, para que actúe como un genuino árbitro jurisdiccional que al defender la Ley Suprema, este protegiendo los derechos del pueblo soberano, y que sus componentes sean ejemplos de ética y austeridad republicana, principios que, con excepcionales casos, brillan por su ausencia en la actual judicatura. Pero eso sí, toda transformación sobre ese tema, debe tener como factor, la participación ciudadana.,, ya que lo repetimos: En lo esencial, solo el pueblo salva al pueblo.

GUADALAJARA, CRISOL DE LA MEXICANIDAD.
Pedro Vargas Avalos

Conocida como la Perla Tapatía o de Occidente, en alusión a su gente o a su ubicación geográfica, la también admirada “Atenas de México”, por su colosal venero de cultura y la genialidad de sus escritores, lo singular de sus científicos, la habilidad de sus artesanos, la belleza de sus mujeres, la integridad de sus hombres y el humanismo de sus pensadores, Guadalajara es el crisol de la mexicanidad.

Fundada en el valle de Atemajac, (14 de febrero de 1542), conserva cual reliquia intangible, el recuerdo de su arduo inicio en Nochistlán una década antes; el arribo pasajero en Tonalá por 1533 y, dos años después, su denodado paso por Tlacotán: pueblos y regiones todas, insertas en el paisaje del oeste mexicano; por ello, también la Perla Tapatía, forjó el titulo de Sultana de Occidente. 

Asentada en tierra arenosa, en su momento la capital de la antigua Nueva Galicia -nombre que le impusieron los colonizadores hispanos- inspiró, el 16 de junio de 1823, la denominación del Estado hermano mayor de la federación mexicana: Xalisco, hoy por hoy, Jalisco.

Hablar de Guadalajara, la de los de Jalisco, es profundizar en el alma nacional: el jalisciense no tiene doblez, en justa correspondencia con la frase de que “Como México no hay dos”. 

En los guadalajarenses palpita el ansia de la libertad; por ello, cuando el Padre de la Patria estableció el primer gobierno mexicano en 1810, se abolió la esclavitud y se publicó el primer periódico libre “El Despertador Americano”. Ambos hechos solo son muestras de la grandeza de esta tierra y sus habitantes.

Cuna del federalismo que robustece la república, nuestra Ciudad de la Eterna Primavera, ha sido factor determinante para enlazar a las comarcas que, desde siempre, han fraguado la nación.

En todo el mundo, donde se hable de los mexicanos, el toque distintivo lo dan matices y aspectos propios de los jaliscienses: gallardía, laboriosidad, tradiciones, valores de familia y principios comunitarios, son una amalgama de materias cuya representatividad se encarna en quienes viven en Guadalajara. ¿Quién no admira el porte de nuestros charros o el encanto de las tapatías? ¿Quién no brinda acompañado de un sabroso tequila y sacia su hambre consumiendo la apetitosa cocina local? Y quien no reboza de alegría cuando escucha el vibrante mariachi, y se entusiasma al calor de las bravías o románticas canciones de Jalisco.

Cuando se vive en la Ciudad de las Rosas, otro renombre de la Perla Tapatía, se aprecia que su cielo (a pesar de la siniestra contaminación) conserva rasgos que sirven de marco y trasfondo a las estaciones del año: copiosas lluvias, frescos amaneceres, cálidas tardes y recitales nocturnos. 

Los barrios guadalajareños fusionaron seres humanos autóctonos, extranjeros de dura diestra y ambiciosas miras, con avecindados migrantes de todo el país. Y se funden en medio del embeleso de sus calles, plazas, callejones y plazoletas, que no obstante sus baldosas, aún huelen a tierra mojada. Y en el horizonte, se dibujan las torres gemelas de la bella Guadalajara, flanqueada por el rebuscado Palacio de Gobierno y acordonada por sus recios portales.

Por todo lo anteriormente dicho, que apenas es bosquejo de lo que significa la capital jalisciense, se propaló la frase de que “Jalisco es México”; por lo tanto, en cabal reciprocidad, podemos afirmar que Guadalajara, la mayor alhaja de los de Jalisco, es el supremo símbolo de la mexicanidad.

Fernández Noroña: Una Corcholata… tan sin embargo.

Por Pedro Vargas Avalos

Un tema de suma actualidad, desde hace meses, pero ahora tratados con mayor viveza, es el relativo a los aspirantes a ser candidatos para competir por la presidencia de la república el venidero año de 2024. Popularmente se les bautizó como “corcholatas”, debido a que al mencionarlos, se les “destapó”, en alusión a otros tiempos cuando algún priísta (tapado, es decir, que nadie sabía que iría a ser el afortunado) era designado abanderado tricolor por “dedazo” del mandatario federal en turno; así pues, la costumbre del “tapado” tenía como corolario, el ser “destapado”, es decir, mostrado públicamente como el “bueno” para contender por el máximo cargo de elección nacional. Por ello, el término se popularizó, y ahora, los nominados para llegar a la postulación presidencial, son llamados “corcholatas”, o sea tapas de botella descorchada.

Ya sabemos que el mismo jefe del ejecutivo actual, fue quien inició este juego de la carrera por la presidencia, hace mas de un año. En una mañanera señaló los primeros nombres, pero al correr de los meses, esa lista se ha ido depurando, al menos en lo que respecta al partido en el poder y sus aliados, porque la oposición sigue deshojando la margarita, dando palos de ciego. La realidad es que en el partido guinda, quienes entrarán a la recta final, -no pasa de cinco personajes-, que será un ejercicio demoscópico, ahora hacen su lucha para llegar bien posicionados y de esa manera, tener buenas posibilidades de ganar la correspondiente encuesta. Esto lo sostiene no solo el líder morenista (Mario Delgado), sino también el presidente del país, quien repetidamente lo ha confirmado, indicando que apoyará al triunfador de esa consulta especial, solo como miembro de su partido. 

Ahora bien, de los cinco presuntos finalistas, aun cuando cada uno se dice ser el más apto, lo cierto es que, hasta la fecha, los que más opciones tienen de salir avante, son los miembros del gabinete de AMLO: la Jefa de Gobierno de la ciudad de México (Claudia Sheinbaum); el canciller, Marcelo Ebrard y el Secretario de Gobernación, Adán Augusto López. Enseguida se menciona a Ricardo Monreal, senador y líder de la Cámara Alta -en razón a ser el coordinador de la bancada de MORENA, que es la mayor- y por parte de los partidos aliados, el controvertido diputado federal por el Partido del Trabajo (PT), Gerardo Fernández Noroña.

Quienes se encargan de difundir encuestas, suelen mencionar a los cinco antedichos políticos, y la popularidad por lo general es para la Jefa del Gobierno chilango. Luego viene, en porcentaje poco menor, entre el 3 al 10%, el secretario de Relaciones Exteriores. A partir del tercer lugar, están muy cercanos entre sí los aspirantes: el secretario de gobernación, anda alrededor de doce puntos porcentuales, en tanto que Ricardo Monreal, muy rezagado, aparece apenas con un siete por ciento. Por lo que ve al quinto suspirante, Gerardo Fernández Noroña (GFN), el cual, desde no aparecer en las dichosas encuestas hasta rebasar al zacatecano Monreal, ha manifestado repetidamente, que está en pie de lucha, y según su optimismo, podrá dar la sorpresa de sobrepasar hasta a Claudia Sheinbaum. Por lo pronto, la encuesta de MetricsMx de marzo de 2023 -publicado el 24 reciente por la agencia SDPnoticias-, informa que con 21.7%,  ya le pisa los talones a Ebrard. 

Por lo anterior, es que una entrevista que sostuvo GFN con el destacado periodista René Delgado, (Entredichos, 22 marzo) nos pareció sumamente interesante. Y de ella entresacamos frases y pronunciamientos que, por muchos motivos, son dignos de considerarse. Nos dice el entrevistador, que Fernández Noroña, es sociólogo y se destacó liderando a los deudores de la Banca, habiendo militado en el genuino Partido de la Revolución Democrática (PRD) y actualmente, afiliado al PT. En sus cargos, destacan tres veces que ha fungido como diputado federal, desempeñándose como vicecoordinador de su fracción parlamentaria.

Noroña -como a veces se le identifica- es vehemente, de hablar vívido, y a sus 62 años de edad, parece incansable. Su verbo le da para debatir con el más pintado, y su valor, lo hace desafiar cualquier reto. Asegura ser convencido de la unidad en la coalición que forma MORENA y PT. Sobre la contienda con los demás aspirantes, solo pide que haya respeto; no exige ni siquiera piso parejo, pues esto no debe argüirse entre compañeros. En consecuencia, si gana, exige le respeten, y viceversa, el acatará el triunfo de quien lo alcance. 

Según Noroña, ser amigo del pueblo es lo fundamental: para ello, hay que forjarse en la brega de la lucha política, lo cual manifiesta que eso lo posee. Y la experiencia en cargos ejecutivos, (práctica que se le achaca no tener) enfatiza: no son indispensables, y ejemplifica con  el caso de Lula en Brasil, Allende en Chile, etc. En cambio, con experiencia, -indica- allí esta la historia de Rosario Robles, que es decepcionante, al igual que Miguel Mancera, quien es indefendible. Asi pues, lo trascendente es no tener desprecio hacia el pueblo. “Yo soy hombre de carácter”, pregona, y eso lo usan sus críticos para descalificarlo, pero les revira: eso es de mala fe, porque -dice- asume ser razonable, ya que, si se trata de negociar, negocia y si de luchar, pelea.

Algunas ideas de GFN: Yo no aspiro a ser candidato presidencial por puro ego, sino porque me siento capaz para arribar al cargo de primer mandatario. El pueblo tiene derecho a ser dichoso, y esa es su meta: su radicalidad es creer que el ser humano tiene derecho a ser feliz, a tener educación plena, protección de la salud, a poseer casa, a no padecer hambre. Sobre la postura de Monreal, de que busca la reconciliación, dice Fernández Noroña: que comience por reconciliarse con sus correligionarios. Con sus demás competidores, manifiesta no querer ser duro. El dice conocer el país, leer más que los demás y por ello, comprender al pueblo, (máximo líder de México) que es quien decidirá cual de los aspirantes será el candidato.

Sobre la derecha, reconoce que tiene base social, pero no pasa de ser minúscula; que critica todo lo bueno que ha hecho AMLO. Le recrimina que se manejan con clasismo, (si voy a una tienda elegante, dicen que no tiene derecho de comprar en ella; o si viaja en un avión, que no debería estar entre los pasajeros); en pocas palabras, invariablemente mienten y siempre tienen furor en contra de la Cuatro T, no obstante que gozan de plenas libertades, como nunca, que la usan para difamar al primer magistrado nacional. Para la derecha, igual a conservadores, su verdadero líder, es el dinero. Y por lo que ve a sus decenas de “suspirantes” para 2024, los pondera tan decaídos, que “si los echan en una licuadora, de todos no se hace uno”. A pesar de ello, él aclara que los respeta.

En relación a que es misógino, precisa que es una falsía, pues sostiene que él defiende los derechos de la mujer, de la paridad de género, y de que ellas dispongan sin cortapisas de su cuerpo. Por ello quien lo acuse de misógino, es un embustero. “Yo soy absolutamente solidario de la mujer”, convencido de la igualdad, aunque no feminista, recalca.

Noroña, vuelve a reiterar: en el movimiento lopezobradorista, es esencial mantener la unidad, como fundamental conservar la congruencia, y de forma invariable, primero considerar, servir al pueblo. Sobre Claudia y Marcelo, dice son excelentes. De Adán López, afirma es su hermanito y gran secretario de gobernación, mejor que gobernador que fue de Tabasco. Y al interrogarlo sobre si declinaría por alguno de ellos, simplemente expone: Les voy a ganar. Y para ello, conforme a su idea, lanza su frase de lucha: El pueblo decide, Noroña es el que sigue.

Los lectores, quizás consideren que este personaje no podrá llegar a ser candidato presidencial, pero lo cierto es que, muchas de las cualidades de él, falta le harán a quien resulte ganador en la carrera morenista para ser el sucesor de su fundador.  Es pues, Gerardo Fernández Noroña, pésele a quien le pese: una corcholata, tan sin embargo.

CATASTROFISMO OPOSITOR CON MOTIVO DEL PLAN B.

Por Pedro Vargas Avalos.

Hace unos meses, se desechó por no haber alcanzado el apoyo calificado de las cámaras federales, un proyecto de reformas electorales que se denominó Plan A. En esencia, eran modificaciones constitucionales de la mayor trascendencia: disminución de puestos de elección, rediseño del Instituto Nacional Electoral (INE), supresión de Organismos Electorales Locales (OPLES y Tribunales), eliminación de gastos ordinarios para partidos políticos, etc. Algunas encuestas sobre ese tema, demostraron que el pueblo era partidario de ellas; pero el andamiaje para realizar cambios a la Constitución, -dos terceras partes de diputados asistentes- entraña el apoyo de los partidos de oposición, los cuales, contrarios a esas ideas -que los tocaba en el ramo de dinero, que reciben gratuitamente por el solo hecho de ser partidos- votaron en contra, por lo que el proyecto se desechó. Así, es que surgió la iniciativa para reformar varias leyes secundarias, y crear una, las cuales, por ser reformas ordinarias, solo necesitan mayoría simple: de esa forma nació el Plan B de reformas electorales, combatido a ultranza por todo opositor al actual gobierno federal.

La reforma electoral en su formato de plan B, ha recibido embates de toda índole, mismos que mañosamente, se hacen constar en la defensa de la democracia, la intocabilidad del INE, la del voto, la libertad de expresión y otras ideas que se han esgrimido recientemente; el efecto es que a la sociedad en general se le ha convulsionado sin mayor razón, ya que ninguno de esos planteamientos ha disminuido ni puesto en riesgo la vida nacional. Pero la obcecada actitud de los opositores a la administración federal, denominada como la Cuatro T, los ha hecho caer en posiciones de teatral catastrofismo, siendo los más destacados en tal postura, la politóloga Denise Dresser y los aún consejeros electorales Lorenzo Córdova y Ciro Murayama, (Eduardo Huchim, exconsejero electoral, en el Programa Largo Aliento con Sabina Bergman, Canal 14 TV 9-3-023). A esos comentócratas, se les agregan bastantes en los Estados y sobre todo, muchísimos opinólogos insertos en los diarios “nacionales”: para todos ellos, símbolos de la derecha, es un “puñal en el corazón de la democracia”.

Esa forma de actuar, mas que catastrofismo, tiene tintes apocalípticos, como si la aprobación de esas reformas, verificadas con estricto apego a las leyes, fuese a ser el fin del mundo, asegura el distinguido investigador de sociología de la religión, (exconsejero electoral en el Estado de México, Bernardo Barranco) lo cual, desde luego, está lejos de la realidad.

Esos fatalistas, han tejido una red de “falacias sombrías” para pulverizar todo lo que modifique el aparato que regula al Instituto Nacional Electoral, en lo cual incluyen la defensa de su obesa cuanto onerosa burocracia. Impresionan al ciudadano sencillo con el cuento de que el padrón electoral va a estar en manos del gobierno, lo cual es falso, a pesar de que la Constitución establece que la administración federal debe emitir una especie de cédula de identidad: más la desconfianza que se le tuvo al gobierno cuando manejó los comicios, la cual se la ganó a pulso, provocó que ahora, a la credencial emitida por la autoridad electoral, se le dé un valor extraordinario. Los impugnadores le agregan que, por ello (pregonan falsamente que el INE ya no tendrá el manejo del padrón), no habrá certeza en el sufragio, ni en el conteo del voto, y por lo tanto volveremos al tiempo de las trampas electorales, cuando el PRI era amo y señor del quehacer político nacional, lo cual obviamente es una patraña.

Otra crítica es difundir que, con el Plan B, volverá el tiempo de la caída del sistema; pero no dicen lo cierto del proyecto, ahora ya ley, de que busca desde el mismo día, al tiempo de que se da el PREP, se den resultados definitivos, como se hace en muchísimos países democráticos. También falacias de los impugnadores, son que se perdería el voto libre, y que los funcionarios de casilla serán miembros del gobierno; eso no puede ser, pues el organismo electoral continúa vigente manejando este renglón.

Es esencial entender que las elecciones no las hace el INE: este es un aparato burocrático que las organiza, pero quien recibe y cuenta los votos, son los ciudadanos. El Plan B, reduce el presupuesto de la estructura, no tocando para nada el capítulo de los ciudadanos. El fin último -manifiesta Eduardo Huchim- del Plan B es el ahorro, evitar el costo enorme de las elecciones mexicanas, racionalizar aparato y personal del INE: este año, en el cual no hay elecciones federales y muy pocas locales, solo el organismo tiene en números redondos 14 mil millones de pesos y se compone de más de 17 mil empleados, lo cual es descomunal. Pero todo se agrava porque hay porciones pequeñas -250 o 300 personas- que consumen exagerado presupuesto (recibe cada una, remuneraciones mayores a la del presidente de la república-, mientras que otras fracciones apenas ganan lo indispensable. Ahora bien, al dispendioso gasto del INE, hay que agregar el formidable desembolso del Tribunal Federal Electoral. Y si seguimos por este sendero, se debe tener en cuenta lo que requieren los OPLES (organismos públicos locales electorales) y sus correspondientes tribunales estatales, quedando aún por contemplar los subsidios que se otorga a los partidos políticos, con lo cual el dinero que en el renglón electoral se eroga en el país, es colosal.

Para tener idea de lo anterior, se da el ejemplo del Instituto Electoral del Estado de México (IEEM), que según Bernardo Barranco, exconsejero, en 2006 costó 150 millones de dólares: era como el quinto de América Latina, o sea, un estado mexicano costando más que repúblicas enteras, como Chile por ejemplo.

También aducen los catastrofistas, que, con el multicitado Plan B, se perdería el tener boletas en papel impreso con papel seguridad, infalsificable, más la tinta indeleble para que no haya duplicidad de votantes; en consecuencia, aseguran, regresaría la votación múltiple y cómputos inducidos para favorecer al partido en el gobierno (que lógicamente sería MORENA). Esto es burda mentira, porque ni se eliminan para votar los impresos seguros, ni las tintas indelebles luego de emitir el sufragio. Difundir esta falsía, genera miedo en mucha parte de la sociedad, y lo que pretende la oposición -que es igual a decir “la derecha”-, es ganarse a esos sufragantes potenciales atemorizándolos.

Los miembros del aparato burocrático electoral, están ajenos a la situación socioeconómica del pueblo; sus altos directivos tienen salarios y prestaciones privilegiadas, de tal suerte que su mayor preocupación es no perder esa posición opulenta. Ese fenómeno es propio de todas las burocracias doradas, llámese judicial, partidaria, universitaria, filo gubernamental, etc. Tomemos como ejemplo el caso del señor Edmundo Jacobo Molina, licenciado en filosofía quien increíblemente, con ese currículum, llegó a Director de Capacitación del Instituto Mexicano del Petróleo. (¿?¡! sic).

Para gran sorpresa, en los tiempos del reparto de cargos para cuates y por cuotas de partidos, se le nombró secretario ejecutivo del IFE, antes de ser INE, en 2008, por un periodo de seis años. Como sobrevino la transformación del instituto, de federal a nacional, en 2014 tramposamente (sosteniendo sórdido borrón y cuenta nueva) se le volvió a nombrar por otro período, ahora de siete años, todo con su amigo Lencho Córdova. Cuando se iba a concluir ese ciclo, en otro maniobrero madruguete, porque estaban por ingresar en abril de 2020 cuatro nuevos consejeros al INE, Córdova fraguó y consumó entre enero-febrero otro nombramiento -avalado por sus alcahuetes consejeros- y así se le alargó, facciosa e impúdicamente, otro período a Jacobo, el cual lo dejaría en tan importante puesto hasta 2026. Se puede preguntar uno, ¿porqué tanto apego a ese empleo? Pues nada más ni nada menos, que como en el caso de los consejeros del INE y la cauda de asesores que tiene cada uno, disfrutan salarios y prestaciones que ni el presidente de la república percibe, contradiciendo la Constitución que en su artículo 127 precisa que nadie debe ganar en la administración pública más que el primer mandatario. Edmundo Jacobo nos cuesta a las y los mexicanos 4 millones 105 mil pesos anuales, seguro de vida por 9 millones 840 mil pesos, gastos médicos mayores por un millón 831 mil pesos y otras prestaciones de lujo, como dote matrimonial, marcha individualizada, etc. Todo lo investigó el Dr. Ángel Balderas, maestro matemático de la Universidad de Querétaro, y el resumen es el siguiente: las prestaciones del señor Jacobo, envidiables para cualesquier trabajador mexicano, incluyen, además del sueldo mensual ($246,292.00): medidas de protección al salario, $513, mil pesos; fondos y seguros de ahorro para el retiro, $447,000.00; seguro de vida con 40 meses de percepción bruta mensual, 9 millones 840 mil pesos; gastos médicos mayores por 295 salarios mínimos generales mensuales, 1 millón 831 mil pesos al año; seguros a las personas , por 103 mil pesos;  también se le da prima vacacional, prima quinquenal, aguinaldo sin deducciones, gastos funerarios e indemnización por fallecimiento; dos períodos vacacionales de 10 días hábiles cada uno, seguro colectivo de retiro y de separación individualizado”. Con razón señala el antedicho autor, “este tipo de abusos es lo que se defiende cuando se dice “el INE no se toca”.(El Universal de Querétaro, 3-III-2023).

Ahora bien, el caso de Jacobo es doblemente interesante, porque “La Secretaría Ejecutiva es la que administra los recursos del instituto, los recursos humanos y financieros, es la que tiene la chequera […] Lo grave del asunto es que Edmundo Jacobo se está quedando y no se está permitiendo que los nuevos integrantes elijan al siguiente Secretario Ejecutivo y además se le permitió un amparo, aquí hay algo gravísimo, nadie tuvo por qué permitirle un amparo a este hombre […] Lorenzo Córdova ya se va y deja a su operador político al frente de las arcas del instituto”, comentó la diputada Julieta Ramírez.(Sin Embargo, 14-03-2023) la cual, mientras hablaba en la sesión extraordinaria del INE, la semana pasada, era objeto de burlonas muecas tanto de Córdova como de su contlapache Jacobo, reinstalado con bombo y platillo.

Para lograr una genuina reforma electoral, se necesita no estar tan crispado el panorama nacional, pues eso impide se logren acuerdos idóneos. En el momento que transcurre, se ha querido identificar al INE con la democracia, lo cual es falso: jamás una sola institución puede significar todo un sistema democrático. Nunca unos cuantos árboles serán un bosque.

Todo organismo ciudadano, por naturaleza debe integrarse por cuadros -hombres o mujeres- de grandes valores, que siendo reflejo sano de nuestra realidad social, permitan su marcha correcta con perspectivas de superación. Esto debe ser lo que, por ahora, en el proceso de nombrar a cuatro nuevos consejeros del INE, debe imperar. Con un Consejo General en que todos sus integrantes, no solo dos como ahora, participen y sumen esfuerzos, se podrá alcanzar una mejoría en la organización de los comicios, la cual por naturaleza, no puede ya ser tan despilfarrada ni tan protagónicamente sesgada, como lo ha sido hasta hoy.