¿Y si los insectos desaparecieran?

Si la humanidad desapareciera, el mundo se regenerará de nuevo… Si los insectos desaparecieran, el medio ambiente se derrumbaría en el caos. (Edward O. Wilson)

Carlos Palomera García 

Existen numerosos cambios que están ocurriendo a nuestro alrededor y que tarde o temprano tendrán repercusiones en la forma como vivimos actualmente. Muchos de estos son pequeños o graduales y por eso  no los percibimos. Sin embargo, si nos hemos dado cuenta, nos da alegría porque se trata de organismos que pueden ser molestos para nuestra vida diaria.  Estoy hablando de la disminución de la riqueza y la abundancia de insectos de diferentes especies, y que está ocurriendo en todos lados del planeta. Este fenómeno empezó a llamar la atención en 2013 cuando una investigación en Alemania señaló un decremento del 75% de la biomasa de insectos en comparación con lo obtenido en 1989. Esto alertó a investigadores en otras partes del mundo, y cifras similares fueron reportadas. Una de las formas como también se ha podido evidenciar esto son las observaciones anecdóticas, siendo una de estas la del “fenómeno del parabrisas”.  ¿Quién no recuerda,  todavía a inicios de este siglo, que un viaje a Guadalajara o Melaque en carro implicaba tener que detenerse a limpiar el parabrisas por la cantidad de insectos estrellados en el cristal, en particular en temporada de lluvias, o tener que lavar el cofre después del viaje? Hoy día, ¿cuántos  tenemos que detenernos? Varios son los  grupos de insectos cuya disminución son de llamar la atención:  las mariposas, las polillas o mariposas nocturnas, los escarabajos peloteros, las mariquitas,  las abejas.  Muchos están desapareciendo más rápidamente que las especies de vertebrados, y pues las consecuencias no se pueden calcular todavía. A pesar de que pueden ser problemáticos para nuestros cultivos, o como portadores de enfermedades, los insectos proveen muchos más servicios ambientales que no siempre aquilatamos: controlan el número de otros insectos (como las mariquitas, las avispas y las libélulas), polinizan nuestros cultivos (como las abejas y las mariposas), degradan y reciclan nutrientes, como los escarabajos peloteros, y sirven de alimento, tanto a poblaciones humanas como a otros organismos; son la base de las redes tróficas o alimentarias.  Desaparecen ellos y tarde o temprano  desaparecen otras especies, en lo que se conoce como “efecto dominó”. En el estado de California se reportó que las poblaciones de la mariposa monarca, una especie emblemática, se redujeron 86% desde 2017.  Las únicas especies cuyas poblaciones están aumentando, son aquellos que conviven con nosotros, como los mosquitos, las cucarachas y las chinches, entre muchos, porque obtienen alimento o hemos eliminado a aquellos organismos que los controlan.

Muchas son las causas de lo que los conservacionistas llaman “colapso catastrófico”, entre las que destacan la deforestación, la agricultura intensiva, el uso de agroquímicos, y por supuesto, el cambio climático.  No es solo una causa, sino la sinergia o combinación y amplificación de los efectos negativos entre éstas. 

Lo más triste es que muchas especies están desapareciendo sin que sepamos sus nombres, es decir, el número de insectos que aún no son clasificados por la ciencia es enorme.   

Por otra parte, el interés por el estudio de estos organismos es bajo.  Son pocos los que se dedican a lo que se conoce como entomología (agrícola, forestal, del suelo, urbana), y por ende, los vacíos de información en un país como el nuestro, considerado super rico en diversidad o megadiverso, siguen siendo muy grandes.

Debo admitir que mi interés por este grupo de organismos nació hace poco cuando empecé a estudiar invertebrados acuáticos, casi todos insectos, como indicadores de problemas ambientales,  y después a través de la fotografía.  Con mi cámara empecé a apreciar la belleza, muchas veces en formas poco ortodoxas, de muchos organismos que antes desdeñaba, y a saber que son más los beneficios que recibimos de estos seres que los problemas que ocasionan… A través de las fotografías y la publicación de ellas en diferentes portales en internet, además de aprender más me ha permitido aportar al conocimiento de la riqueza biológica de nuestra región y nuestro país.  Eso forma parte de lo que se conoce hoy día como “ciencia ciudadana”, en donde cada uno de nosotros podemos aportar al conocimiento a través de nuestros reportes, de nuestras observaciones, de nuestras fotografías.

Vivimos en una región en donde todos los problemas que amenazan a estos y otros organismos, y que también nos afectan directa o indirectamente a nosotros, son cosa de todos los días: la deforestación, los monocultivos como la caña de azúcar, y el cotidiano uso de insecticidas y otros agroquímicos.  Del cambio climático, pues qué decir, nadie está exento de sus efectos.    Numerosas publicaciones han aparecido en los últimos tres años sobre este problema, y revistas como la National Geographic, Science, o periódicos como el Guardian de Gran Bretaña, y New York Times, entre otros, han dado a conocer este fenómeno. Dejo algunos vínculos por si alguien estuviera interesado en saber más al respecto. Todos podemos aportar al conocimiento de lo que nos rodea, y quizás a través de esto, aprendamos a apreciar y convivir con cosas que culturalmente nos dijeron que había de matar, por el solo hecho de ser insectos.

https://edition.cnn.com/2019/01/07/us/monarch-butterflies-decline-trnd/index.html

https://www.sciencemag.org/news/2017/05/where-have-all-insects-gone

https://www.nationalgeographicla.com/animales/2019/02/por-que-las-poblaciones-de-insectos-estan-disminuyendo

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