El Espejismo de la Inversión Foránea

Néstor Daniel Santos Figueroa

En un cartel, la Iniciativa de Comercio y Servicios Grullense lanza la siguiente pregunta: ¿Qué hacer para conservar tú negocio o empleo? Y su respuesta es categórica, “Hacer tus compras en negocios o servicios que tengan bien asentadas sus raíces en el municipio y la región”, y argumenta que “si hace sus compras o adquiere un servicio con los nuestros, el circulante se queda en el municipio y/en la región y también generamos más empleos y flujo de efectivo para esta ciudad”. Termina con un eslogan: “Para que el dinero se quede en El Grullo, Consume con los tuyos”.
Es verdad que no podemos escapar a la globalización, que poco a poco las empresas transnacionales llegan a más y más ciudades, a pueblos que crecen y se convierten en objetivos de mercado. En los últimos años se ha recalcado en la importancia de la inversión foránea como motor de desarrollo de los países latinoamericanos y sus pueblos. Incluso, se ha llegado a afirmar que, de no ser por ésta, muchos de estos países nunca llegarían a desarrollarse. Se dice que la inversión foránea directa permite incrementar los niveles de empleo y eficiencia sectoriales, convirtiéndose en un importante mecanismo de transferencia tecnológica y de conocimiento que puede generar efectos multiplicadores positivos al interior de las economías locales.
Recientemente a El Grullo han llegado, poco a poco, negocios como Oxxo, Coppel y Farmacias Guadalajara, y desde hace años está en el aire la posibilidad de que se instale una tienda del tamaño de Walmart, o por lo menos, Soriana o Aurrerá. Ante este hecho, las reacciones son diversas, hay quienes lo piden a gritos, y hay quienes se oponen y resisten con uñas y dientes. La verdad es que estas empresas no se detienen con nada y la prueba es que ahí están, formando parte ya de la vida cotidiana de esta ciudad, para beneplácito de muchos y para preocupación de otros tantos, como la iniciativa antes mencionada.
Una reacción al cartel plantea que éste desestimula la inversión en El Grullo y propone que lo importante es promover el comercio con inversiones locales o foráneas. Termina pidiendo un análisis que demostrará que los comercios locales no ofrecen todo lo que necesitamos. Un análisis rápido, sin mucho esfuerzo, permite concluir que la Cooperativa de Consumo y las farmacias locales ofrecen prácticamente lo mismo que Súper Farmacias Guadalajara; que las zapaterías, mueblerías y tiendas de ropa ofrecen lo mismo que Coppel, y que las tiendas de abarrotes y minisupers cubren fácilmente lo que ofrecen los Oxxo. Si acaso hay diferencias, éstas son mínimas.
Hablando de inversión, ¿Cuál es la inversión realizada por estas tres cadenas? Invierten en renta y adecuación de espacio, en publicidad y en salarios de empleados. Y realmente no es una inversión, forma parte ya de sus presupuestos por lo que prácticamente todo para ellos es ganancia. ¿Qué se queda en El Grullo? El sueldo de sus empleados, que son mínimos, y la basura que genera su publicidad. Esto pasaría exactamente con un Walmart, Aurrerá o Soriana, con la diferencia que al ser tiendas que ofrecen prácticamente todo lo que se vende ya en el pueblo, en un solo espacio y con la tentación del crédito y supuestas ofertas, son depredadoras aún más voraces del comercio local.
¿La población participa de las ganancias de estas empresas? La respuesta es no. Los comerciantes locales si participan en asuntos de la comunidad, el simple hecho de cooperar para causas diversas, directamente me ha tocado acudir para solicitar apoyo para actividades artísticas y culturales y lo he obtenido. En Farmacias Guadalajara ni siquiera hay un “dueño” presente, hay un empleado incapaz de decidir si apoya o no cualquier causa. Todos somos conscientes de que muchas obras benéficas para El Grullo fueron hechas gracias a la generosidad de los comerciantes locales. Dudo mucho que los multimillonarios dueños de Walmart aporten un solo peso para solucionar problemas de infraestructura local.
Alguien responde a la primera propuesta en la discusión, argumentando que, lo que se hace es una invitación al público para que analice su compra en precio, calidad y servicio y de esta manera el local también obtenga dividendos y pueda crecer junto a estas empresas que con permiso o sin él van a ingresar a nuestra ciudad
Y se invita a que no se deje llevar únicamente por las grandes campañas de marketing de estas empresas que lo único que promueven es la desinformación real, una de ellas la financiera, ya que está comprobado que un alto porcentaje de las compras en las empresas foráneas son impulsivas, sin verificar primero lo que el comercio o servicio local ofrece.
No debemos buscar mejores precios, sino precios justos. Comercio justo, que beneficie a la comunidad no solo con la gastada idea de “generar nuevos empleos”. Un comercio justo que también beneficie a productores locales, que no genere contaminación, que pague salarios justos y prestaciones justas a sus empleados. Defender lo local no es ser retrógrada. Promover y facilitar la llegada de estas empresas en perjuicio de la propia comunidad, si lo es.
Es muy cierto que es necesaria la inversión en El Grullo, pero debemos analizar en qué sectores es donde se necesita más, como el turístico o el de la agricultura orgánica. También se puede atraer inversiones en el sector de la industria creativa; el turismo de salud puede ampliarse; el sector de entretenimiento es prácticamente virgen; El comercio en El Grullo sigue siendo el gran motor de su economía, y lo ha sido gracias a todos los comercios locales y a las cooperativas que han invertido por generaciones para ofrecer y satisfacer las necesidades de la población y sus alrededores. Las franquicias solo son oportunistas, empresas parásitas que solo se instalan cómodamente en donde otros hicieron el trabajo duro.

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