El Cultivo de la Caña: dos Caras de un Problema Latente
Carlos Palomera G.
Observese el mosaico verde que refleja nuestro hermoso valle de El Grullo
Observese el mosaico verde que refleja nuestro hermoso valle de El Grullo

Algo que siempre captura mi atención cuando vengo de Guadalajara o de Ejutla, el mosaico verde que refleja nuestro hermoso valle de El Grullo. El color esmeralda proviene de los sembradíos de caña de azúcar. Este cultivo, cuyo origen se encuentra en Nueva Guinea, al norte de Australia, no solo proporciona un perenne verdor que contrasta fuertemente con el bosque tropical en el periodo de secas, sino que es el principal motor del sustento económico de gran parte de los pobladores de este y otros municipios vecinos. Sin embargo, detrás de esta bondad se esconden problemas de salud y de índole ecológico que son cada vez más frecuentes y notorios. Como todo monocultivo, a lo largo del tiempo se requieren mayores cantidades de fertilizantes y de pesticidas para poder mantener una producción redituable. Y sin embargo, entre los productores es sabido que a pesar de más fertilizante, la capa orgánica del suelo es cada vez más pequeña, y los fertilizantes no logran cubrir las necesidades nutricionales que un suelo saludable proporciona. De ahí que algunos productores estén recurriendo a la aplicación de abonos orgánicos provenientes de las compostas y la lombricultura. Ojalá que esta costumbre fuera incorporada por la mayoría de los productores. Claro, la aplicación de estos fertilizantes alternativos nunca es bien vista ni promovida por aquellos que manejan y controlan los agroquímicos, pero eso es harina de otro comentario.

Bombas atómicas ocasionadas por la quema de la caña que aparte de las molestas tiznaduras que caen sobre nuestras casas, ocasionan graves problemas de salud. Los humos negros evocados por el ingenio han llegado hasta las inmediaciones del parque nacional del Nevado de Colima. ¿Y la Profepa…?

Asimismo, es en la temporada de la zafra, que inicia en otoño cuando las lluvias ya no son frecuentes y pudieran ayudar a mantener el cielo limpio, y en vez de nieve tenemos tizne, cuando las enfermedades respiratorias se multiplican y acentúan. Creo que no existe familia en El Grullo que no conozca las gripes, estornudos, alergias y conjuntivitis, entre otros males que parecen no tener fin, y que suelen coincidir no solo con el inicio del invierno sino que se acentúan con la quema de los cañaverales. Estudios desarrollados desde hace mas de 20 años en nuestro y otros países donde se cultiva la caña han demostrado que la quema de este cultivo libera óxidos de nitrógeno, dióxido de azufre, metano, monóxido de carbono y otros gases y partículas pequeñas. .Estos compuestos son conocidos tanto por causar lluvia ácida y contribuir al calentamiento global, como por afectar nuestros sistemas respiratorio, cardiovascular y neurológico, siendo los niños y los mayores de 60 los grupos de edad más vulnerables. Además también se sabe que tanta quema mata microorganismos que ayudan a mantener fértil el suelo. Una de las opciones que se están implementando en varios países es el corte y cosecha en verde. Sigue habiendo mucha controversia, en particular con lo que respecta al ingreso económico, pero en poco tiempo se ha demostrado que las ventajas sociales, económicas y ecológicas son mayores que el actual esquema. Me pregunto hasta cuando los productores decidirán realizar el cambio. ¿Vale la pena seguir ganando hoy un poco más a costa de nuestra salud y nuestro ambiente, cuando esa ganancia se diluirá en múltiples tratamientos médicos? En nuestro actual sistema económico siempre se piensa en la ganancia a corto plazo. Creo que debemos empezar a hacer cambios. ¿Ganar más o vivir mejor?

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