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FILOSOFANDO: ¿HAY SALIDA AL PANTANO PENSIONARIO?

POR: JUAN M. NEGRETE

Una de las más comentadas en la semana ha sido precisamente la de las pensiones. Qué bueno que así sea. Qué bueno que se torne un tema mejor conocido de nuestro público. Es una partida que ejercen nuestros adultos de la tercera edad nada más, pero también viene a ser una expectativa de derecho para toda la fuerza de trabajo en activo. Es pues un asunto central de las remuneraciones, salarios y sueldos que se perciben o se han de recibir. Es un renglón que hemos de tener bien claro todos, tanto los de situación en activo como los ya jubilados y pensionados.

De manera más que general, tanto los voceros de la presidencia y el mismo AMLO como las repetidoras de oficio, han remarcado que el fondo de la iniciativa encierra la propuesta de subir, a nivel constitucional desde luego, la regla de que todo trabajador reciba, ya en estado de retiro, el cien por ciento que percibía de su último salario. Así de claro y así de sencillo. Que no se siga cometiendo la injusticia actual en la que muchos de los pensionados reciben del cincuenta por ciento de su última percepción y de ahí para abajo.

Si es necesario, remarcó el propio ejecutivo, la cartera de Hacienda pondrá a disposición un monto específico del erario para que sea cumplido tal objetivo. Lo importante será cercenar de tajo esta injusticia social latente, vigente y fungente por los días que corren. Hay que ponerle fin pues. Y para esto habrá que recurrir a los medios que sean necesarios. Es lo central del discurso presidencial en este punto y no tiene sombra que le opaque.

Los mismos señores de la oposición, que por sistema le están cuestionando al señor AMLO cada paso que da y cada palabra que profiere, reconocen la justeza de la medida. Aunque de inmediato le hallaron la pata de palo. Por ejemplo, Luis Cárdenas escribe ayer en El Universal lo siguiente: Prometer el 100% del salario en las pensiones de los trabajadores podría ser considerado progresista, si no fuera porque es una promesa cruel en tanto no hay recursos que le den soporte de largo plazo.

Ciertamente el tema es complejo y va a poner a trabajar a nuestros legisladores, quienes habrán de aplicarse a fondo en los detalles, en los que se dice que habita el diablo. Porque decir eso de que no hay recursos que le den soporte a la iniciativa es propio de los discursos merolicos. Por supuesto que los hay. Lo que pasa es que están distraídos o desviados. Y por ahí es por donde se han de enderezar las correcciones.

Hace tres años, en las cuentas de los rendimientos bancarios de las Afores, se leían los siguientes datos: Los mexicanos tienen 4 billones de pesos en sus cuentas individuales para el retiro. Esos recursos generaron rendimiento por 14 mil millones de pesos anuales. Pero aproximadamente el 60% se queda en manos de los bancos. (La Jornada, 2 de marzo del 2020, p. 20). Tales números no han decrecido sino aumentado en los años posteriores, pero el comportamiento de sus destinos no ha variado un ápice. Por supuesto que hay soportes económicos firmes. La cosa fina del asunto estará en ver la disposición tanto de los privados como del gobierno para poner orden final en este rubro. Es lo que va a tener que discutirse en serio y a fondo.

Lo dicho en este punto se refiere únicamente a los trabajadores que fueron sometidos a la inversión forzada en las Afores, que son los formales o registrados tanto en las nóminas del IMSS como del ISSSTE. Pero no es el universo total de nuestra fuerza de trabajo. Este espectro apenas cubre el 45% del empleo. El otro 55% vive en el infierno de la informalidad. Se calcula su número en una cifra que ronda los treinta millones de trabajadores.

De tal espectro no se dice todavía una sola palabra. ¿Seguirán invisibles? ¿Seguirán en el limbo de la explotación irredenta, sin derecho alguno de retiro? ¿No son acaso trabajadores? ¿No son mexicanos? ¿No son seres humanos? Por supuesto que es una asignatura pendiente y debe revisarse hasta con lupa, para ya poner fin en serio a esta injusticia secular que abate a nuestra población. No hemos de quitar el dedo del renglón, hasta que extirpemos tales cánceres de nuestra cotidianidad. Ahí seguimos.

NICIATIVAS DE REFORMA, LATIGAZO POLÍTICO ELECTORAL.

Por Pedro Vargas Avalos

En su turno, el ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) presente -Alberto Pérez Dayán- por delegación que le hizo la presidenta de la Corte (Norma Lucía Piña Hernández) por cierto muy criticado tras su indebida y apresurada actuación para invalidar la Ley Eléctrica (el pasado último de enero) norma general de suma importancia para México, con solo dos votos (él sufragó dos veces), en vez de haberlo hecho en el pleno de la SCJN o al menos haber llamado a otro ministro para completar la sala, que funcionó con cuatro, por excusa de uno. Con su voto repetido, inclinó el asunto a favor de las grandes empresas que lo promovieron, en detrimento de la autonomía energética de la república. Decíamos que, en su oportunidad de hablar, este abogado afirmó, citando al constituyente jalisciense Paulino Machorro: “…el magistrado no es igual al diputado o al senador: el magistrado es radicalmente distinto”, en lo cual tiene razón, pero lo que deben entender es que son parte del Estado mexicano, a nombre del cual administrarán una justicia pronta, expedita y de esencial función social, aspectos que no cumplen la mayoría de los miembros de la Corte. Sobre ello, admitiendo a verdad de que nada ni nadie está por encima de la Constitución, los ministros deben ceñirse estrictamente a tal principio, lo cual no es cierto, pues se desempeñan soberbiamente sobre la Carta Magna, por ejemplo al conocer ramos que tienen vedados (como leyes electorales), autorizar funciones contra la ley (como en el caso del Instituto Nacional de Transparencia, INAI, que acordaron actúe su pleno con 4 integrantes, uno menos de los 5 prevenidos legalmente) o invalidando normas por meras cuestiones de trámite procesal, suplantando al poder Legislativo; y para no alargar la lista, al no obedecer el articulo 127 sobre su sueldo (ingresos) que debe ser menor al del presidente del país, pero se despachan con la cuchara gorda al obtener impúdicamente,  hasta 4 veces más.

Para terminar el comentario sobre este “super ministro”, citamos su enunciado de que siendo tres los poderes constitucionales, todos son igualmente de origen democrático. Esto es plenamente discutible, pues a ellos -los miembros de la SCJN-, no los elige la ciudadanía, como sucedía en las constituciones de 1824 y 1857, sino que por una fórmula tramposa de los presidentes después de Carranza, inventaron la que esencialmente da el papel de forjador de ministros, al senado y al primer magistrado de la nación. Y eso, será trámite constitucional, pero en sustancia, no es democrático, y mucho menos las sentencias que emiten los señores jueces de cualesquiera jerarquías, como sostiene este prepotente jurisconsulto, quien encaja en la expresión del admirado Francisco Zarco: “sabio con título”.

Aun cuando las reformas previas al texto supremo se deben evaluar en el contexto histórico en que se le incorporan, las iniciativas que presentó el actual Presidente, se distinguen porque podrán ser debatidas profundamente, lo cual no se hacía en las ocasiones anteriores, cuando la voluntad del mandamás nacional en turno y la incondicionalidad del partido tricolor, permitían con suma facilidad alterar la Constitución.  Como afirma la abogada, analista sociopolítica y maestra, Vanesa Romero Rocha: de las 20 iniciativas, tenemos dos grupos, las controversiales y las negociables.

En efecto, la del grupo inicial, son las que implican cambios a la estructura del Estado, como transformar profundamente al poder judicial, adscribir la Guardia Nacional (GN) a la Secretaría de la Defensa (SEDENA), la supresión de algunos organismos constitucionalmente autónomos y la reforma eléctrica; en consecuencia, serán de materia de sesudos estudios y crudas discusiones. Enseguida vendrían las iniciativas negociables, que implican ampliación de derechos o beneficios para los mexicanos, como otorgar pensión a personas mayores de 65 años (ahora es obligatorio a partir de los 68, aunque López Obrador acordó incluir a los de 65 o más años), a los discapacitados, becas a los estudiantes, y algunos programas como sembrando vida, o de apoyo a jóvenes aprendices, etc. Aquí se engloban también los derechos de nuestros pueblos originarios, y algo muy trascendente, el garantizar que el salario mínimo siempre sea arriba de la inflación, a la vez que médicos, enfermeras, maestros, soldados, policías, etc., gocen de un ingreso igual al del término medio de los afiliados al IMSS (poco mas de 16 mil pesos mensuales), lo que es justísimo e inaplazable que se alcance.

Al meditar sobre las propuestas antedichas, tal como afirmó la analista mencionada y ratifican muchos comentaristas, no cabe duda de que el mandatario saliente, hizo una jugada maestra, pues especialmente con el segundo grupo de iniciativas, si la oposición no las aprueba, casi casi se hará un “harakiri” electoral. Ya sabemos que esa práctica nipona, es un suicidio consistente en autodestruirse las entrañas.

Quizás por lo anterior, políticos avezados como el panista Damián Zepeda Vidales, declararon que todas las propuestas reformatorias, deben estudiarse cuidadosamente, y las que salvaguarden derechos o beneficien a las personas, se les deberá apoyar. Las demás se podrán discutir, buscar adecuaciones o si se quiere, rechazar, pero bien fundamentadas esas denegaciones.

Esa adecuada actitud de un destacado antagonista del gobierno, debiera ser el sistema que las oposiciones asuman, y no simplemente la de reprobar todo lo que emane de Palacio Nacional o del lopezobradorismo, tal como se han venido manifestando con su entrampado bloqueo legislativo, los guías del prianismo (que congloba al alicaído perredismo). De continuar en esta actitud de censura total, estos adversarios de la Cuatro T, no solo incumplen su obligación de trabajar por México, sino que conspiran contra sus propios futuros, pues indudablemente, la ciudadanía lo tomará en cuenta para cuando emita su voto el 2 de junio. Y todo mundo estamos conscientes de la caída tremenda que han sufrido por su orden, el panismo, los tricolores y los del sol azteca: los primeros, que ya solo gobiernan en cinco entidades federativas, los segundos (o sea, los ahora seudo revolucionarios del PRI) porque de plano están de capa caída (tienen dos entidades por coalición) y los perredistas, que sin mayores ambages, están a punto de perder su registro.

Así pues, este paquete de iniciativas lanzadas el reciente aniversario de la Constitución, son un verdadero latigazo con repercusiones de diversa índole, ya que el tema está a flor de labio en la república entera, y en cuanto a los efectos, son de matices no solo sociales, políticos y jurídicos, sino que por el momento que vivimos, de incidencia espaciosa en el renglón electoral, cuya fecha cumbre será el no tan lejano dos de junio.

El Humanismo Mexicano y la Cuarta Transformación

Humanismo transformador de México

Por Ramón Montes Barreto

¿Cómo dar contexto a esto del Humanismo Mexicano?

Muchas veces se ha escuchado decir en la voz del presidente Andrés Manuel López Obrador que la Cuarta Transformación se basa en el Humanismo Mexicano. De acuerdo con Alberto Pérez Schoelly, connotado economista, egresado de la UNAM, quien hace poco (en 2023), publicó en un artículo sobre este tema, en el que narra el anuncio que hizo el presidente de la república el día 27 de noviembre de 2022 durante una marcha, donde:

“daría a conocer su definición de lo que significa la Cuarta Transformación, en tanto su categorización como una etapa histórica crucial de México. Lo que se pretende –señaló- es contar con una definición más precisa de lo que significa el actual proceso de transformación… Declaró que la Cuarta Transformación se basa en el “Humanismo Mexicano”, lo cual implica que es una síntesis del humanismo como corriente filosófica universal con los valores morales y éticos de los procesos revolucionarios de nuestro país…“   

De este modo, nuestro presidente nacional hizo referencia a que el Humanismo Mexicano caracteriza a la Cuarta Transformación con un conjunto de principios supremos como es defensa de la soberanía e independencia nacional. 

¿Qué es el Humanismo Mexicano?

Es clara la alusión a que este humanismo, constituye una síntesis pragmática de la corriente filosófica universal con los valores morales y éticos de los procesos revolucionarios por los que ha atravesado México, como país. 

Se considera que, al agregar el término “Mexicano” al humanismo, nuestro presidente quiere hacer énfasis en que, tiene un carácter patrio, si se basa en nuestras tradiciones regionales y, tiene abarcamiento nacional. 

Los principios éticos y morales de cada una de nuestras tres transformaciones nacionales se han fundamentado en la búsqueda de mayores libertades democráticas, económicas y políticas, en lucha contra los defensores del -status quo- en cada una de dichas etapas. 

Por lo anterior, resulta de suma importancia ubicar ese concepto de “Humanismo Mexicano” para categorizar filosófica, histórica y sociológicamente al actual proceso de la Cuarta Transformación que vivimos en México, mismo que nutre ese espíritu de lucha permanente que caracteriza al pueblo mexicano contra el racismo; por alcanzar la justicia; por la no discriminación; por la distribución equitativa de la riqueza y, porque se respeten de manera irrestricta los derechos humanos.

Este humanismo existe desde antes de que se acuñaran los términos de derechos individuales y colectivos, se sabe que la población de México ya los defendía, procuraba y ejercía, como lo comprueban las incesantes insurrecciones de indígenas y afro mexicanos durante el periodo virreinal y la intensa actividad ideológica y política que precedió por décadas a la guerra de independencia, iniciada por don Miguel Hidalgo y un importante grupo de independentistas en septiembre del año 1810.

Resulta claro que la Cuarta Transformación, tal como la concibe y expresa don Andrés Manuel López Obrador, pretende lograr: “el equilibrio entre lo material y lo espiritual: procurar que a nadie le falte lo indispensable para la sobrevivencia y cultivar los mejores sentimientos y actitudes hacia nuestros semejantes”. 

Otro rasgo característico de nuestra nación es que una enorme cantidad de personas padecen la intemperie económica y social. La gran mayoría de las familias del país han pasado por la experiencia de brindar techo y comida a parientes, amigos y compañeros en momentos de infortunio.

En años recientes, ese legado le ha permitido al pueblo mexicano resistir y remontar el acendrado individualismo pregonado por el modelo neoliberal, el egoísmo que se pretendió instaurar como principio rector de la orientación económica, la simulación y la hipocresía como sustentos del discurso oficial, el autoritarismo, el patriarcado y la arbitrariedad como ejercicio del poder y la corrupción como norma de la administración pública. 

Preservar y promover el apego a los principios de la Cuarta Transformación es condición indispensable para dar continuidad al cambio que el país requiere, preservar la unidad en torno a objetivos superiores y garantizar su éxito debe ser nuestra prioridad, por ello me parece necesario que se estudie sobre este importante tema. 

Esta será la tercera actualización del Proyecto Alternativo de Nación que Andrés Manuel López Obrador escribió y publicó en 2004, hace casi veinte años. Muchas cosas han cambiado desde entonces, pero no nuestras convicciones. Es por ello que hoy, cuando se aproxima la primera sucesión presidencial de la Cuarta Transformación, se abre un sendero de luces para proseguir con la enorme tarea de la regeneración nacional.

Pérez Schoelly concluye diciendo que el Humanismo Mexicano coincide con el humanismo profundo en: buscar el bienestar y la felicidad del hombre, del ser humano. Tal objetivo no es solamente mexicano, es de la humanidad entera. En este sentido, el Humanismo Mexicano, le pertenece al mundo.

Quiero compartir con ustedes una síntesis del documento que, a mi parecer, conjunta los ideales que persigue este Humanismo Mexicano para hacer realidad la Cuarta Transformación en nuestro país, se trata de la Guía Ética para la Transformación de México, que contiene las siguientes veinte propuestas para hacer una sociedad mejor:

1.Del respeto a la diferencia. Evitemos imponer “nuestro mundo” al mundo de los demás; 2. De la vida. No hay nada más valioso que la vida, la libertad y la seguridad de las personas; 3. De la dignidad. No se debe humillar a nadie; 4. De la libertad. La paz y la libertad son inseparables. Nadie puede estar en paz sin libertad; 5. Del amor. El amor al prójimo es la esencia del humanismo; 6. Del sufrimiento y el placer. No hay mayor alegría que la felicidad de los demás; 7. Del pasado y del futuro. Quien no sabe de dónde viene difícilmente sabe a dónde va; 8. De la gratitud. El agradecimiento es la mayor virtud de una buena persona; 9. Del perdón. El perdón libera a quien lo otorga y a quien lo recibe; 10. De la redención. No se debe enfrentar el mal con el mal: 11. De la igualdad. La buena ley debe moderar la opulencia y la indigencia; no puede haber trato igual entre desiguales; 12. De la verdad, la palabra y la confianza. No mentir, no robar, no traicionar; 13. De la fraternidad. Ser fraterno es hacer propios los problemas de los demás; 14. De las leyes y la justicia. Al margen de la ley nada; por encima de la ley, nadie. Todo por la razón y el derecho, nada por la fuerza; 15. De la autoridad y el poder. El poder sólo tiene sentido y se convierte en virtud cuando se pone al servicio de los demás; 16. Del trabajo. No hay mayor satisfacción que tener trabajo y disfrutarlo; 17. De la riqueza y la economía. No es más rico el que tiene más, sino el más generoso; 18. De los acuerdos. Los compromisos se cumplen; 19. De la familia. La familia es la principal institución de seguridad social en México y, 20. De los animales, las plantas y las cosas. Al cuidar el aire, el agua, la tierra, las plantas, los animales y las cosas nos cuidamos todos.

Es necesario reconocer que después de muchos años de decadencia y corrupción que la práctica neoliberal rapaz dejó a nuestro país, se hace indispensable reafirmar nuestro deseo de cambio, promoviendo en el seno de la sociedad, los principios éticos y normas de conducta que nos conducirán por el camino de la transformación cívica y moral que lleve al pueblo mexicano por el buen camino.

Por lo anterior, en el desarrollo de los talleres y seminarios que se imparten a los equipos que defienden la Cuarta Transformación, se hace mucho énfasis en que es la revolución de las conciencias la que nos puede asegurar que haya un cambio verdadero, pero no sólo en quienes hacen gobierno, si no en toda la sociedad mexicana. Desde esa gran trinchera es más seguro un cambio social que beneficie a todo el pueblo mexicano.

1 Pérez Schoelly, Alberto (2023). El humanismo mexicano y su valor como categoría histórica. Revista Tlatelolco del día 20 de abril de 2023. Se obtuvo de: https://puedjs.unam.mx/revista_tlatelolco/el-concepto-de-humanismo-mexicano-y-su-valor-como-categoria-historica/en 010224

2 López Obrador, Andrés Manuel (2019). “Economía Moral”.  Editorial Planeta, México. Página 173.

3 El autor utiliza el término -hombre- para respetar la etimología de la palabra “humanismo”, pero con las normas y los estilos actuales, hoy en día se escribe: -ser humano- o -persona-, con el ánimo de ser incluyentes en materia de género.

4 Gobierno de México (2020). Guía ética para la transformación de México. Trabajo colectivo coordinado por Enrique Galván; Pedro Miguel; José Agustín O. Pinchetti; Jesús Ramírez Cuevas; Margarita Valdés y Verónica Velasco. Publicado por el Gobierno de la República en Ciudad de México en noviembre del año 2020.  

URGE REFORMAR PARTIDOS, SUPREMA CORTE Y BUROCRACIA DORADA. 

Por Pedro Vargas Avalos 

Los esfuerzos del mandatario, sustentados en la divisa de “Por el bien de todos, primero los pobres”, que implica se abatan los privilegios, es innegable que han logrado enormes avances en muchos aspectos, sobresaliendo por congruencia con su lema, el combate a la pobreza, flagelo que se redujo del 49,9% de la población en 2018 al 43,5% en 2022, según el informe del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) publicado en agosto del año pasado, llegando casi al seis por ciento la disminución. Para 2024, se considera que habrá incremento de esa mejoría histórica. Bastantes obras de enorme magnitud se suman a ese logro, no obstante, la pandemia que azotó a la humanidad entera, y la tozudez de los adversarios del primer magistrado federal. 

Para que la marcha nacional continúe su itinerario hacia un nivel de bienestar, es indispensable que se continúen llevando a cabo reformas. El aparato de derecho heredado de los regímenes neoliberales (especialmente desde Miguel de la Madrid hasta Enrique Peña Nieto) está forjado para beneficiar a los poderosos, entre los que destacan muchos políticos enriquecidos turbiamente, además de grupos de empresarios, nacionales o de índole extranjera, mal acostumbrados a que sus pretensiones se obedezcan. Por ello es indispensable se lleven a cabo reformas que generen un principio de derecho significado por la justicia, no por el legalismo que impera hoy por hoy, donde se aplica el principio de que “según el sapo es la pedrada”, complementado por el adagio de que “quien no transa, no avanza”. 

Parte primordial de lo anterior, es la integración de la estructura judicial de la nación entera, o sea, de Estados, Federación e incluso del municipio. Este porque en cuestión de da a cada cual lo que le corresponde proporcionalmente, prácticamente está excluido, y aquellos dos, porque su configuración jurisdiccional, de plano no la imparten, sino que otorgan un ridículo remedo de ella; por lo tanto, en todo tema justicial, como dice el refrán, “el que tiene más saliva come más pinole”, lo cual es indignante. 

Como hasta la fecha, para llegar a los cargos públicos el único camino viable son los partidos políticos, resulta necesario que estos organismos -de interés ciudadano, y por ende público- se reformen. Están manejados por cúpulas que muy poco tienen que ver con la democracia; sus sistemas internos son simulados y por ello muy manipulables; además, la manera de como obtienen sus recursos, son contrarios al interés popular, se manejan desordenadamente y con sentido patrimonialista. En pocas palabras, la sociedad no confía en ellos, porque etapa tras etapa es defraudada; de allí que se diga, “No era la burra arisca, pero la hicieron”. 

Un común denominador de lo antedicho es que ya sea en órganos judiciales -incluyendo por extensión a los fiscales y su red- como unidades del ámbito oficial (directas, descentralizadas o desconcentradas) y de los institutos partidistas -partidos políticos-, a sus costillas medran los que se desempeñan con canonjías y que constituyen lo que se identifica como “burocracia dorada”.  Son estos especímenes, (disfrazados de servidores públicos) los que salen gananciosos un día sí y otro también; para ellos poco importa que la gente sea pobre, los empleos difíciles o la ley prohibitiva; su impúdico poder adquisitivo y los lazos que los salvaguardan -vía amparos y complacencias de altos funcionarios- les hace gozar de un estatus blindado, que, en todo caso, les permite: “vivir como quien ve llover y no se moja”. 

Al respecto, no acabamos de comprender la obcecación de ministros de la Corte, funcionarios de organismos autónomos o dizque ciudadanizados, y en fin todo aquel que reciba ingresos del erario gubernamental, quienes, contra viento y marea, se niegan a cumplir con la Constitución, la cual precisa en su artículo 127 -desde hace lustros- que ningún servidor público podrá devengar más salario que el presidente de la república. Esta tropelía, es gota que colma el vaso de las críticas que condenan a la susodicha casta dorada, la cual lisa y llanamente, denigra al pueblo y al Estado Mexicano. 

La meta es pues, acabar con la pobreza y desterrar las prebendas; lograr que, para todo poblador de la república, realmente haya justicia expedita y gratuita; que los ciudadanos cumplamos con cualesquiera obligaciones fácilmente, y que la democracia rija a plenitud en nuestras actividades, a fin de que el imperio de derecho que nos resguarde sea más bien un estado donde no haya desigualdades y la ley signifique no una hueca norma sino una disposición que entrañe justicia. 

Por lo anterior, es que insistamos en que resulta imprescindible reformar normas, instituciones y conductas. En consecuencia, estemos atentos a las iniciativas que, en el marco del aniversario de la Constitución de 1917, el primer mandatario de la nación anunció. Sin pérdida de tiempo y sin cortapisas, estudiémoslas y en lo conducente, hagamos propuestas para mejorarlas, las apoyemos en lo que resulte evidente su implantación, y en fin, que estemos atentos para que exijamos a los legisladores, ya de las legislaturas salientes o de las que están por llegar, para que antepongan sus fobias, privilegien la conveniencia social y se sumen, con el patente objetivo de fortalecer a México y con ello, beneficiar a los mexicanos.