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“DE GUÍA”: Más que una crónica, relatos para la evocación y la imaginación

Un recorrido literario por lugares y experiencias del municipio de El Grullo 

Manuel Moreno Castañeda. 

Las personas que se dedican a escribir sobre historia lo hacen desde diferentes contextos y visiones personales, profesionales y metodológicas. En esa diversidad vemos investigadores de tiempo completo; profesores de historia; opinadores eventuales y cronistas. Así mismo, vemos diversas metodologías de investigación que van desde los testimonios personales hasta los documentos archivados, sea en fuentes directas e indirectas. También podemos observar una gran variedad de tratamientos como el seguimiento ordenado de cronologías; los enfoques anecdóticos; los estudios biográficos; el registro de las acciones gubernamentales; exaltaciones heroicas; cuentos y novelas históricas, en fin, infinidad de formas y modos.     

¿En dónde encaja el libro “De Guía” de Leonel? ¿Monografía, autobiografía, relatos imaginarios, crónicas? De todo un poco, no clasificable en los géneros literarios tradicionales. Podríamos hablar de un eclecticismo histórico literario.  No es una historia, no es una novela, no es una colección de cuentos, no es una expresión catártica de sentimientos no es una descripción de la realidad ni es ficción, pero tiene de todo. Es una colección de relatos, sucesos vividos e imaginados. Es un entramado de sueños y realidades recordadas, soñadas y fantaseadas, que al fin los sueños e imaginación son también realidad, realidad pensada, deseada, temida, pero también vivida. Igualmente podemos decir que es un modo peculiar de escribir historias, más que una preocupación de dar a conocer datos, fechas y nombres es una evocación de sueños, pensamientos y sentimientos.

     Como lo digo en el prólogo, la lectura de este libro me hizo recordar unas palabras de Jorge Luis Borges:

De los diversos instrumentos del hombre, el más asombroso es, sin duda, el libro. Los demás son extensiones de su cuerpo. El microscopio, el telescopio, son extensiones de su vista; el teléfono es extensión de la voz; luego tenemos el arado y la espada, extensiones de su brazo. Pero el libro es otra cosa: el libro es una extensión de la memoria y de la imaginación.

Desde esa visión borgiana este libro podemos verlo como una extensión de la imaginación.  Nos hace salir de él para ira a otros lugares físicos e imaginarios. Leonel Michel, mediante la narración de sus vivencias y ficciones nos recuerda que lo sentido y lo imaginado también son parte de la realidad vivida. Más allá de los datos históricos, están esos datos convertidos en información, que en sí misma no tiene mayor valor, pues lo tiene cuando por su interpretación se vuelve conocimiento, como también deja volar la imaginación y evoca lo sentido e imaginado. Más que a los hechos va al espíritu de los hechos, que hay que leer más con el alma que con la mente. Más que objetividad, subjetividad en el sentir y soñar de las personas.  

El libro está organizado de tal manera que primero nos da cuenta de lugares lindos del municipio que invitan a ser visitados, luego nos presenta vistas y hallazgos interesantes de nueve comunidades, para enseguida platicarnos de las tradiciones, con énfasis en las festividades populares. Finalmente nos comenta de las actividades realizadas por la Sociedad de Estudiantes Grullenses, que tenían como propósito tanto promover la cultura como recaudar fondos para obras de beneficio social.

Es interesante leer como se hacen evocaciones de recuerdos infantiles que parecen

haber pasado sus mejores tiempos, pero lo que no pasa son las nostalgias de los tiempos y

el sentimiento de ser niño que sigue impregnado en la adultez. De manera amena y natural se van ligando las historias personales con las comunitarias que no se desligan de la historia de la tierra y de sus gentes con sus modos de ser, sus fiestas populares, creencias y costumbres. Historias y lugares que cobran vida con personajes reales y ficticios como los mozos, chamanes y cuidadoras. Donde uno se confunde entre la verdad y la fantasía, como mucha gente prefiere lo creíble, aunque parezca increíble, a lo verdadero. 

En el recorrido por su entorno natural nos lleva a lugares como los arroyos del Colomo, el Tigre y la Manga. El Charco de los Adobes, la Puerta del barro, Cucuciapa, la Cueva de Goña y más, lugares presentes y plenos de evocaciones de todos los grullenses, tanto nativos como adoptivos. Entre esos sitios me emocionó leer lo de Guadalajarita con sus enormes y multiformes rocas, paseo que disfrutaban mis alumnos cuando yo era profesor del Centro Escolar Manuel Ávila Camacho de El Grullo.  

Podemos ver que así cómo trata de rescatar el lenguaje popular – que el lenguaje también tiene su historia – brotan destellos académicos, filosóficos y en especial psicológicos que hacen ver la formación profesional del autor. De pronto surgen textos poéticos como cuando dice: “… una delgada mujer, morena por baños de sol y río, de estatura media, se caracteriza por ser anticipadora con media hora de antelación, gracias a que entiende los murmullos del Ayuquila”. Esta frase me hizo recordar al Siddhartha de Hermann Hesse que aprende a entender el lenguaje del rio.

Así como gozamos en la lectura el presente que se vive, también se añora el pasado

que se fue, mucho porque se ha ido destruyendo la identidad histórica del pueblo en sus vestigios prehispánicos, su arquitectura y desarrollo, la destrucción de lo que quedaba de la hacienda de Ixtlán, la sustitución del antiguo kiosco, la casa de don Juan de Dios, el antiguo atrio de la parroquia del centro y el antiguo mercado. Así podemos ir recorriendo calle por calle recordando la arquitectura original que le caracterizaba y de la que quedan pocas evidencias, sólo recuerdos como los que renacen al ligarlos con la lectura de este libro.

De igual manera se extraña y remueve la conciencia ver como se han perdido lindos lugares de esparcimiento que se mencionan en el libro, como el caso del Río Ayuquila para ir a pescar, comer y bañarse. Como también debe remover la conciencia ambiental como se ensucia el otrora limpio y transparente aire grullense, con la quema de la caña en tiempos de zafra.   

Cierro esta reseña con el mismo texto en que termina el prólogo: “En fin, bienvenidas las lecturas como “DE Guía” que hibridando la realidad y la ficción, que realmente son inseparables en nuestra vida real, nos hace recordar que si vale la pena ser vivida.”

 En los tiempos de la radio

Por: José López Rodríguez

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Creo que ya estarán enterados de los nuevos planes que se realizarán en esta radiodifusora, por este motivo me han invitado a expresar un comentario de la experiencia que me dejó el haber estado laborando por 10 años en esta estación de radio. La verdad que cuando me comunicaron este proyecto, surgieron en mí sentimientos encontrados. Por una parte, la nostalgia de recordar toda una época importante en mi vida, y por otra, la aceptación de que todo tiene que renovarse de acuerdo a la época en que vivimos.

Le doy gracias a Dios y a la vida que me dieron el momento de ser partícipe directo tanto del inicio de este ciclo, y testigo del final del mismo. Y, si, efectivamente les puedo platicar desde el comienzo porque cuando la XEJY empezó en la etapa de pruebas y ajustes, allá por los años sesentas, por curiosidad y por el deseo de trabajar ahí (no recuerdo muy bien si fue en el 65 o 66) me presenté con los ingenieros que la instalaron de tal manera que me acomedí a hacer el aseo, a revisar la correspondencia que llegaba, a organizar y acomodar los discos y en ratos estaba de mirón en la cabina.

Posteriormente, cuando ya se formalizaron las transmisiones, llegó el Sr. Antonio Pérez González como locutor profesional, y mi labor se extendió por más responsabilidad haciendo la función de operador y también como programador de música. Al no haber más locutores, el Sr. Antonio Pérez me dio la oportunidad de aventarme al ruedo como se dice, y fue así como comencé mis pininos en la cabina, todo titubeante y nervioso, ya que jamás en mi vida había estado frente a un micrófono. Luego mi trabajo llegó hasta el departamento de grabaciones, de modo que cuando menos lo pensé ya estaba empapado de toda la dinámica que era el mundo de la radio.

Ya para entonces se había incorporado al equipo Salvador Negrete Naranjo, quien le tocaba estar por las tardes y luego se integró al cuerpo de locutores Ancieto Guerrero Hernández. Les puedo decir que este grupo que formamos los 4, hizo posible que la estación de radio de El Grullo fuera la más escuchada y preferida de la región, no nada más por sus voces, sino porque teníamos una programación musical para

 todos los gustos y edades (aunque nuestra discoteca era muy limitada nos la ingeniábamos para presentar una programación amena). También nos esforzábamos en presentar cosas nuevas con el único deseo de agradar al auditorio. Esa época nos llenó de satisfacción ya que en su momento creamos un estilo de hacer radio con programas: culturales, musicales, la hora de los aficionados era muy escuchada, entrevistábamos a los artistas de radio, cine y televisión que se presentaban en las caravanas musicales, e inclusive, hacíamos programas periodísticos con entrevistas y noticias.

Formábamos un excelente equipo de trabajo. Cada locutor tenía su estilo propio, por supuesto sus admiradoras. Por consiguiente, el auditorio tenía su locutor preferido. El Sr. Antonio Pérez era muy popular por su programa de complacencias. Cheto Guerrero tenía sus admiradoras por la voz que se proyectaba en el radio, y no se diga de Chava Negrete con su gustado programa “La hora de los novios”.

La gente estaba identificada con esta estación de radio.

En ese tiempo fue parte fundamental en la comunicación con los municipios y poblados circunvecinos, ya fuera un anuncio comercial, un mensaje social, una noticia o una invitación, todo tenía credibilidad porque se escuchaba en el radio.

El auditorio por este medio se enteraba del fallecimiento de alguien, o donde iba a realizarse el baile del fin de semana, el cumpleaños de un amigo, se mandaban mensajes como… notificando que llevaran remudas a recoger gente porque el camión se atascó y no llegó al rancho “Equis”, o un recado tan simple como… Avisar a los miembros de una familia que su mamá dejó la olla del caldo en la estufa para que la apaguen, se transmitían recados y avisos como si fueran enviados por teléfono. Así como se utilizaba la radio en labores sociales, también estábamos al día con las noticias importantes que se generaban en ese tiempo, como la llegada

 del hombre a la luna, el primer trasplante de corazón, los eventos deportivos más importantes como fueron los juegos olímpicos y el campeonato mundial de fútbol (que se celebraron en México en 1968 y 1970 respectivamente). En ese aspecto, la información era hasta los extremos.

Solamente 2 veces en el año la programación musical sufría cambios extraordinarios. El 10 de Mayo, durante 3 días solo programas especiales dedicados a las madres, y en Semana Santa también 3 días solo se escuchaba música instrumental, sobre todo clásica. En esos días casi no había anuncios, ni mensajes porque poco auditorio escuchaba la radio solo con motivo del día de las madres había programación especial.

La vida diaria de esta estación de radio se vio manchada debido a una huelga que se prolongó por un año en que se interrumpieron las transmisiones. Después de este paréntesis nada volvió a ser igual, de hecho este ciclo se fue cerrando después, cuando decidieron cambiar las oficinas e instalaciones de la ciudad de El Grullo al lugar donde ahora se encuentran actualmente, que es en el poblado Las Paredes, municipio de Autlán, Jalisco.

¡Y este ciclo se cierra esta semana!

La radio de El Grullo (como la conocían XEJY La voz del valle desde El Grullo Jalisco 1550 kcs), nació siendo una radiodifusora humilde por sus limitaciones, pero en el transcurso de todos estos años creció y se enriqueció con el trabajo, el apoyo y la dedicación que en mucho, o en poco, hemos aportado quienes hemos pasado por su cabina y que en algo hemos contribuido para que ahora, al término de esta etapa, esta radiodifusora esté grande y madura para que marque la diferencia: el cambio, el comienzo de otro ciclo, que llevará el rumbo de un nuevo estilo de hacer radio. Les deseo mucha suerte y mucho éxito y ojalá sea este proyecto una verdadera opción y una mejor alternativa para ese gran

 auditorio de la región, que se lo merecen, sobre todo las nuevas generaciones.

También se cierra otro capítulo que debe quedar escrito en los añales de la historia de El Grullo, para quienes tienen la responsabilidad de llevar las efemérides y remembranzas en la vida de esta ciudad creo que deben darle importancia a este acontecimiento.

La estación de radio XEJY se instaló en El Grullo cuando en ese tiempo era un pueblo con carencias hasta en los principales servicios básicos como era la falta de drenaje, de agua potable, de alumbrado y pavimento en sus calles. A pesar de estas circunstancias, vino una familia, a quien deseo enviar un reconocimiento: la Familia Pérez González de Guadalajara Jalisco, quienes tuvieron la visión y la confianza para invertir en un negocio radiofónico que cambió la vida y el ambiente de esta población, siendo parte importante en proporcionar entretenimiento y labor social, dándole realce e importancia a nuestra ciudad.

Quizás haya habido más detalles importantes que surgieron en esa época y que se me escapan de la memoria, pero sí puedo comentarles que esa etapa de mi vida me dejó realizado y contento de haber contribuido con la creación de proyectos, grabaciones e innovaciones musicales que en su momento le dieron personalidad propia a esta estación de radio.

Bueno, creo que de esta manera hago una síntesis de mi comentario en el cual resalto la influencia que este medio de comunicación tenía en el tiempo en que formé parte de él. Felicito a quienes están al frente de estos planes de superación, y doy gracias por permitirme saludar cordialmente a quienes junto conmigo, vivimos y disfrutamos esa época.

 Aprovecho para enviar un afectuoso saludo a: Chava Negrete, a Cheto Guerrero, y al Sr. Antonio Pérez, a quienes deseo que Dios los bendiga junto con sus familias.

¡Saludos!

Atte. Amigo de ustedes José López Rodríguez

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Nota: Como un compendio del artículo anterior sobre el tema de la radio, quiero expresar un comentario actual. En el transcurso de los años la estación de radio XEJY La voz del valle desde El Grullo, Jalisco como así se conocía y se identificaba, dejó de manifiesto la importancia y la influencia que ejerció para que todos los géneros musicales de esa época fueran conocidos y escuchados.

No había otro medio en la región donde se pudiera escuchar tanta riqueza musical, como canciones rancheras, boleros, voces románticas, tríos, rock, instrumentales, tropical, baladas, mariachis, jazz, música clásica y demás. Toda esta gama musical que se escuchaba a diario quedaron en el recuerdo y en la memoria del auditorio de esa época.

Con esa variedad de opciones nació el gusto por la buena música que trascendió a través del tiempo en el gusto de las nuevas generaciones, que se interesaron en aprender y tocar algunos instrumentos musicales. De la mano de algunos maestros de esa época comenzaron su aprendizaje, pero sobre todo del Maestro Juan Carbajal e hijos. Todos ellos con su dedicación y sus enseñanzas hicieron posible la creación de un semillero de talentos que con el tiempo formaron mariachis, conjuntos regionales, conjuntos

modernos, bandas, y sobre todo, nuevos elementos para integrar la banda municipal, orgullo de la ciudad.

Con el despertar de tanto talento también floreció el arte y la cultura, del cual surgieron grupos de baile folclóricos, danza, jazz, y de teatro.

Actualmente El Grullo es una población culta y respetada, que ha contribuido a elevar el nivel cultural de la región por su aportación a la música y al arte, gracias a la gran cantidad de hombres y mujeres que son parte de un semillero de talentos. Todo este ambiente donde predomina el buen gusto por la música, es el legado que dejó la estación de radio XEJY y que en este artículo estamos recordando con cariño por todo lo que representó en nuestra época.

Les mando afectuosos saludos, y tres sugerencias:

1. Cuiden su salud.

2. Cuiden a su familia.

3. Cuiden el medio ambiente.

Recuerden que la televisión es ruido, y la radio es compañía. ¡Saludos!

————————————————————————————————- Parte de toda esta corriente musical que hubo en ese tiempo la pueden escuchar en mi canal de música, al cual los invito a visitar y a compartir con las nuevas generaciones, para que no se pierda en el arcón de los recuerdos.

Busquen mi canal en Youtube como Chepi Tagoras

TRENES REDIVIVOS, IRREBATIBLE RETORNO.

Por Pedro Vargas Avalos.

Cuando las administraciones federales se estabilizaron, dio la impresión que la prosperidad marcharía sobre ruedas -de tren- y que, la República, se encaminaba rumbo a la justicia social a bordo de pujante locomotora, la cual impulsaría el desarrollo integral de los mexicanos.

Lamentablemente, de la empresa trenística nacional todo mundo abusó y muy pocos cuidaron de su mejoramiento. Los generalotes vencedores del movimiento armado, como botón de orgullo lucían y se paseaban en carros asignados bajo su nombre. Después, los mandones del país, nombraban a sus incondicionales para dirigir la empresa ferrocarrilera, cuyo prototipo era Nacionales de México.

A pesar de lo anterior, nuestros compatriotas disfrutaban de viajar en tren, ya fuera pulman con su alcoba-dormitorio, o sencillamente de segunda o hasta tercera categoría. Todavía en tiempos no muy lejanos, muchos gozamos -aquí en tierras jaliscienses- del tren bautizado como “Tapatío”: lo abordábamos por la noche y tempranito arribábamos a la ciudad capital azteca. Si el viaje era de placer, con familiares o amistades, el recorrido era para recordar por años. Si solo el desplazamiento era de negocios, se cumplía a plenitud los encargos y de nueva cuenta, al siguiente amanecer habíamos regresado a la hermosa Perla de Occidente.

La historia del caballo de hierro en nuestra patria, está llena de peripecias. Sus más remotos antecedentes datan de 1837, bajo el centralismo en concesión a un señor de nombre Francisco Arrillaga; el hecho no pasó de una anécdota por lo ineficiente de su implementación. Luego el dictador Santa Anna otorgó autorizaciones para realizar el camino férreo entre Veracruz y el sendero de Perote, que también acabó en fiasco; otro más se generó para construir la ruta entre San Juan (en tierras jarochas) y pasando por la capital federal, hasta llegar al puerto de Acapulco. Luego se quiso agregar a la ciudad de los camotes, es decir a Puebla. Pero todo eran meros conatos, a veces se construían algunos pequeños tramos y se inauguraban, como se llevó a cabo en 1855 y luego lo hizo Comonfort en 1857. Muchas vicisitudes se registraron con la guerra de Reforma (1857-1860) y enseguida con la desgraciada intervención francesa, que fue vencida en 1867. Finalmente, ya en serio, se inauguró la vía entre México-Apizaco-Puebla, el 16 de septiembre de 1869; la línea de la urbe mexica a Veracruz, la echó a andar el presidente Sebastián Lerdo de Tejada en uno de enero de 1873.

A nuestra Guadalajara, el ferrocarril Central arribó el 16 de abril de 1887, siendo gobernador del Estado el benemérito Ramón Corona: en tal fecha, personalmente presenció la llegada de la primer máquina, y luego organizó las grandes fiestas realizadas del 15 al 18 de mayo para conmemorar el arribo del primer tren desde México, en el cual venían personalidades como Manuel Romero Rubio, Carlos Pacheco y Joaquín Baranda, etc., solo faltando el Lic. Ignacio L. Vallarta, quien había sido  durante su mandato (1871-1875) partidario de la introducción de vías férreas en la entidad.

Otro impulso notable en Jalisco, fue la construcción del ramal de la capital del Estado a la ciudad de Ameca, a cuya inauguración acudió el Gral. Porfirio Díaz el 6 de diciembre de 1896, siendo ejecutivo estatal el Gral. Y Lic. Luis del Carmen Curiel. Años después se inauguró el ramal a Etzatlán, que llegó hasta San Marcos, en los límites con Tepic, el antiguo VII cantón del Estado. Con razón, el pueblo recogió ese avance en su música, como dice el son de Ameca: “Que bonito pueblo de Ameca, bonita su calle real; pero más bonito es, su ferrocarril central”. En 1907 entró en función el ramal Ocotlán – Atotonilco, a cuyo tren, la gente bautizó como “la Guayaba”, que era un convoy mixto, con furgones de carga y de pasajeros la trova popular también recogió el acontecimiento y entonó: “Camina trenecito que a Atotonilco voy, ya parece que en la estación, da brinquitos mi corazón”. Intento importante fue el que pretendió unir la Sultana de Occidente con la costa jalisciense, idea que venía desde los tiempos de D. Mariano Bárcenas (De la Bárcena) pero que bajo el auspicio el Gral. Manuel M. Diéguez, se puso la primera piedra por el presidente Venustiano Carranza en 1917; lastimosamente, ese plan para que hubiese la línea hacia Chamela, finalmente fue fallido. El término de la vía del Pacífico, se llevó a cabo en 1927 cuando se concluyó, en las cercanías de Tequila, el tramo restante para llegar a la capital de Jalisco. La empresa Ferrocarriles Nacionales de México (FNM), surgida en mayo de 1908, fue el prototipo de los trenes de nuestra nación.

Pero lastimosamente, la Revolución se bajó del caballo de hierro y los caminos de riel irían a desfallecer paulatinamente. Un estudio acucioso de los trenes mexicanos, lo tenemos en la obra de Arturo Valencia Islas, “El descarrilamiento de un sueño: historia de los Ferrocarriles Nacionales de México, 1919-1949, México, Centro Nacional para la Preservación del Patrimonio Ferrocarrilero/El Colegio de México, 2017). De ese texto, tomamos lo siguiente: “…el autor divide las 348 páginas que conforman su libro en seis capítulos, mismos que siguen un orden cronológico. En el primero construye la trama sobre el proceso que dio origen a la empresa estudiada previo a la revolución, fenómeno conocido como la consolidación. Para el segundo capítulo se analiza la incautación de la empresa en la revolución, la pretendida reorganización financiera y el ascenso obrero. En el tercer capítulo se explora el regreso de la empresa a manos privadas o, dicho de otra manera, el fin de la incautación, así como las diferentes líneas de acción que se consideraron para restaurar la eficiencia operativa, así como el tropiezo que significó la crisis de 1929. En el cuarto, se explora el panorama de la empresa una vez pasada la crisis del veintinueve y los primeros tres años del cardenismo. En el quinto capítulo se toca uno de las políticas cardenistas que causó gran revuelo en su momento: la nacionalización de los ferrocarriles y la cesión de la empresa a los trabajadores para su administración. Por último, se analiza el desarrollo de la empresa en el contexto de viraje político con (…) Manuel Ávila Camacho y Miguel Alemán, donde el trasfondo fue la segunda guerra mundial y en consecuencia la existencia de proyectos de rehabilitación del sistema, así como la reanudación de la deuda ferro-carrilera. Este largo recorrido lleva al autor a tejer una serie de explicaciones considerando factores internos y externos, que le permite concluir porque llegó a la bancarrota una de las empresas más importantes del país”. 

Cruda verdad es que conforme el nacionalismo fue diluyéndose en las filas gubernamentales, solo hubo conatos para fortalecer el sistema: en 1937 el presidente Lázaro Cárdenas  al nacionalizar los bienes de FCN con el fin de suprimirle su vocación lucrativa y darle perfil de beneficio social; más esta rehabilitación emprendida, con adelantamientos en 1951 (al crearse la empresa descentralizada Ferrocarril del Pacífico) y el entroncamiento de este con el de Chihuahua (1961), más otras definidas líneas, como la de Lázaro Cárdenas (Las Truchas, Michoacán) en 1979, y el importante hecho de haber fusionado en los FNM a las cinco empresas ferroviarias existentes en 1977, con casi 25 mil kilómetros de vías, en lo sucesivo todo fue regresivo, hasta prácticamente desaparecer el servicio de pasajeros, subsistiendo solo el de carga, que es el que interesa a los materialistas concesionarios. La sobrevivencia del célebre tren Chepe que va de Chihuahua a Los Mochis, es una verdadera excepción; el tren exprés que recorre turísticamente de Guadalajara a Tequila (Amatitán), es toda una rareza.

Ahora bien, aunque Carlos Salinas había decidido en 1991 privatizar las vías férreas, no fue sino su heredero Ernesto Zedillo, (padre del FOBAPROA, el mayor atraco que ha recibió el pueblo mexicano) quien el 2 de marzo de 1995 abrió los ferrocarriles a la privatización, permitiendo no solo capital nacional sino extranjero. En 1997, Zedillo prosiguió su inicua tarea cumplimentando la desincorporación del Sistema Ferroviario Mexicano y, en 1998, entregó la concesión de la mayor parte de los ferrocarriles públicos mexicanos, por un plazo de medio siglo, a la empresa Ferrocarril Mexicano (Ferromex), del archimillonario Germán Larrea; una asociada gringa de éste, le dio como pago siendo ya expresidente, jugoso empleo. Enseguida, el vacío Vicente Fox, decretó la extinción del organismo público descentralizado de FNM, abrogó su Ley Orgánica y en tan antimexicana labor, fue apoyado por su secretario de gobernación, el frustrado aspirante presidencial Santiago Creel. Todavía, el gran corrupto, Enrique Peña nieto le otorgó al concesionario, otros cinco años más sobre los 50 originales.

Ante panorama tan desolador, el pasado 8 de noviembre, el primer mandatario, en su conferencia matinal, expresó que en vistas de que “tecnócratas irresponsables y corruptos, acabaron en un abrir y cerrar de ojos con los trenes de pasajeros”, con motivo del 150 aniversario de la inauguración del tren de México a Veracruz (1873) y de la conmemoración del inicio de la Revolución maderista de 1910, “…yo quiero que para el 20 de noviembre se dé a conocer un decreto por el cual vamos a tomar la decisión de utilizar, convocando a los que tienen ahora las concesiones que entregó Ernesto Zedillo, … para que todas las vías de los ferrocarriles de México de carga puedan utilizarse —porque hay facultad legal— para trenes de pasajeros. Más de 20 mil kilómetros de vías férreas”. Para ello se deben reparar, modernizar y electrificar esas redes.

Esta decisión del presidente de la nación, es toda una conmoción, pues resucitará el servicio de pasaje para los mexicanos, que solo figuraba en sus recuerdos. Agregó el presidente, que si los concesionarios, “en un tiempo razonable ellos deciden que no van a participar en otorgar el servicio de trenes de pasajeros y van a seguir con el servicio de carga, nosotros vamos entonces a tomar la decisión de que el Estado mexicano inicie un programa para la adquisición de trenes de pasajeros y se utilicen las mismas vías para que vuelva el servicio de trenes a México (…)queremos que se pueda viajar desde Cancún hasta la Ciudad de México…; desde la Ciudad de México a Guadalajara, a Nayarit, a Sinaloa, Sonora, hasta la frontera; de la Ciudad de México a Querétaro, San Luis Potosí, Monterrey, hasta Nuevo Laredo; de la Ciudad de México hasta Chihuahua, en tren. Y en advertencia, les dice a los invariables impugnadores: “tengo que adelantar, no es expropiación, ¿eh?, está en la Constitución y en la ley, es nada más hacer uso del derecho que tenemos para que se utilice toda esa infraestructura en beneficio del pueblo de México.”

Así pues, confiamos que, en breve tiempo, veamos de nuevo a los carros pulman, los convoyes ferrocarrileros, repletos de compatriotas, -y visitantes- ricos y pobres, hombres y mujeres, niños y adultos, disfrutando de ese excepcional servicio que jamás debió haberse suprimido, tanto por su comodidad, como por su economía y la seguridad que brinda. Los trenes de pasajeros, no cabe duda, deben revivir; su retorno es indispensable para la mayoría de las clases sociales, y en consecuencia, serán un motivo más  de una imperiosa mejoría que reclamamos y merecemos todos los mexicanos.